La orfandad de Juchitán sin Francisco Toledo

José Luis Martínez

Juchitán de Zaragoza, Oax. 7 de septiembre de 2019.- Es pasado el mediodía y el calor es mitigado por las rachas de viento que ondean la bandera tricolor a media asta. La bandera relampaguea bajo el sol y el intenso cielo azul, a un lado de las ruinas del palacio municipal, colocada en el hueco que dejó la demolición del mercado donde la especialidad de la comida popular era la iguana en caldo, en tamales, iguana de mil formas. Animal mítico inmortalizado por la cultura zapoteca y por Francisco Toledo.

Septiembre es trágico para Juchitán. ¿Cómo llegó este municipio del Istmo de Tehuantepec a acumular tanta desgracia?

Los puestos están instalados en el parque central desde los sismo de hace dos años. En la calle principal hay una feria del libro improvisada bajo un mateado de plástico azul que latiguea con el viento.

Las mujeres venden lo que pueden: “¿quiere flores? lleve un par” El edificio blanco de dos plantas del palacio municipal luce los estragos de un anciano maltrecho. Apuntalado con polines y madera para que no se venga abajo, esperando el tiempo de renovarse que puede no llegar.

A un lado se desarrolla un informe de la reconstrucción de Juchitán. Al palacio lo corona un reloj antiguo y un escudo nacional que resiste los embates del viento. En una esquina alguien colocó una fotografía de Chico Toledo bajo un enorme moño negro que ondea como la tragedia.

Toledo fue un impulsor de la cultura en Juchitán, creó la primera Casa de la Cultura en la región del Istmo y creyó en un sueño democrático. Apoyó las luchas políticas y sociales de las décadas de los 70. Juchitán fue el primer municipio del país donde gobernó un presidente emanado de la oposición, arrebatado con sangre al otrora todopoderoso PRI.

Hoy Juchitán es uno de los municipios más flagelados por el narcotráfico, por los sismos y por la división política derivada de la ambición que fracturó el sueño democrático de la Coalición Obrero Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI).

El exdirigente y fundador de la COCEI, Oscar Cruz López, ex presidente municipal juchiteco, ex líder estatal del PRD, ex senador de la República (ocupó la curul tras la muerte de Daniel López Nelio), reconoció el trabajo y la solidaridad de Toledo.

Una lucha que termina en el descrédito

En 1980 la COCEI y el Partido Comunista Mexicano se coaligaron para las elecciones municipales con Leopoldo de Gyves de la Cruz como candidato, pero un fraude electoral le da el triunfo al PRI. Los juchitecos toman el Palacio Municipal y se anulan las elecciones para nuevos comicios el 1 de marzo de 1981.

El PCM convertido en Partido Socialista Unificado de México y la COCEI postulan a Leopoldo de Gyves, quien se enfrentó a Israel de la Cruz Pineda, candidato del PRI. Los resultados de la votación dieron como ganador a la alianza de izquierdas que obtuvo 3,538 votos contra los 3,300 del candidato priísta.

El 10 de marzo, Leopoldo de Gyves hijo asumió la Presidencia Municipal de Juchitán, quien enfrenta un bloqueo económico del gobierno del estado. Toledo apoyó a de Gyvesa fomentar la creación cultural zapoteca. El gobierno municipal sufrió ataques a políticos y atentados contra el Palacio Municipal oficinas del ayuntamiento y la sede de la COCEI por fuerzas policiacas estatales.

Se propalaron rumores de que el Ayuntamiento Popular de Juchitán estaba vinculado a guerrilleros guatemaltecos y nicaragüenses y varios regidores fueron asesinados. El Ejército intervino el palacio municipal hasta 1983.

Toledo apoyó activamente la recaudación de fondos para el ayuntamiento, para crear una preparatoria incorporada a la Universidad Autónoma de Guerrero, una escuela normal superior, la creación de la Radio Ayuntamiento Popular que emitió durante su corta duración una programación en idiomas español y zapoteco, talleres de arte y cultura, brigadas médicas, la construcción de centros de salud en cinco poblaciones, campañas de alfabetización en colonias marginadas, la creación de una biblioteca y una librería.​

Contaban además con el respaldo de intelectuales y políticos e izquierda como Elena Poniatowska, Rosario Ibarra de Piedra, Fernando Benítez, Carlos Monsiváis, muchos de ellos amigos y simpatizantes de Francisco Toledo.

Eran los tiempos de jóvenes que soñaban con cambiar la historia del país al lado de Toledo: Leopoldo de Gyves, Víctor de la Cruz, Héctor Sánchez, Oscar Cruz, intelectuales zapotecos como Macario Matus. Estaban los López Nelio, los López Rosado, los Rasgado, los Matus, los Petrikowsky, los Castillejos.

Francisco Toledo comenzó aquí su titánica labor a favor de la cultura zapoteca. Durante el movimiento coceista, Toledo produjo grabados exigiendo la “Libertad para Víctor Yodo” y Con Víctor de la Cruz creó la revista Guchachi’ Reza (Iguana rajada).

El 31 de julio, en el cierre de campañas de los candidatos a diputados del PRI y el PSUM se enfrentan seguidores de ambos con un saldo dos personas muertas y varios heridos y se libera una orden de aprehensión contra Leopoldo de Gyves, acusado de toda la violencia generada en el Istmo de Tehuantepec.​

El Congreso declaró la desaparición de poderes y se instala un concejo municipal encabezado por César Augusto Carrasco, ex líder de la Cámara de Comercio local, pero de Gyves continuó despachando como presidente del Ayuntamiento Popular.

Después de las elecciones extraordinarias fraudulentas de noviembre que daban el triunfo al PRI, el 13 de diciembre, el gobernador Pedro Vázquez Colmenares, desaloja el palacio municipal con elementos del ejército y policías judiciales.

En las elecciones de 1986 se continúa el conflicto y el gobernador sustituto, Jesús Martínez Álvarez, ordena instalar un Concejo municipal presidido por Jaime Larrazábal Bretón, seguido de Felipe Martínez López hasta 1989.

En 1988, la COCEI se sumó al proyecto del Frente Democrático Nacional (FDN) que designó a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano como candidato para la Presidencia de la República, por lo que posteriormente la COCEI se ligaría al Partido de la Revolución Democrática (PRD), creado en 1989 como sucesor del FDN.

En ese mismo año fue electo presidente municipal Héctor Sánchez López con las siglas del PRD-COCEI, quien acepta firmar con Carlos Salinas de Gortari el Acuerdo Nacional para la Ampliación de la Vida Democrática.

El gobierno de Juchitán se convirtió en un ejemplo de los avances “democráticos” del gobierno salinista. Con el ascenso al poder se inició la caída de la COCEI, por las luchas intestinas y la ambición de sus líderes.

Un pueblo quebrado

Toledo dejó de ir a Juchitán desde hace 30 años. Recogió las obras que se exhibían en la Casa de la Cultura y se fue a la capital de Oaxaca, donde emprendió la creación de los centros de cultura más importantes que tienen los oaxaqueños. Juchitán empezó a vivir una crisis prolongada. El narcotráfico penetró hasta las capas sociales populares.

Los sismos de hace dos años golpearon a Juchitán como a muchos otros pueblos del Istmo de Tehuantepec que hoy luchan por salir adelante. Los sismos fueron devastadores con las casas antiguas construidas sin trabes y columnas, arrasaron con escuelas que tardaron más de tres décadas en levantarse.

Hay un sentimiento de orfandad en la plaza pública. El comercio, los mototaxis y el narcomenudeo son las pocas opciones para las clases populares. A la par de la reconstrucción es urgente la infraestructura que permita el desarrollo de la industria.

Este pueblo de comerciantes y guerreros cura lentamente sus heridas. Un juchiteco está de visita en su pueblo y les muestra a sus dos hijos la foto de Toledo, les toma fotos con la imagen bajo el enorme moño negro.

La mirada de Toledo ve directamente a la cámara que lo retrató, a sus paisanas vendiendo flores, ve la plaza pública donde vivió y creó sus sueños. Ve al infinito.

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