El libro académico, vía para dar a conocer el trabajo universitario de alto nivel

* Las universidades producen trabajo académico especializado, por eso éstas deben absorber el costo de compartir el conocimiento: Teresita Quiroz, catedrática de la UAM Azcapotzalco y pionera del Librofest Metropolitano, cuya semilla germinó 20 años atrás; “Las ferias de libros tienen el encanto de seducir para explorar lo que hay en ellas”
Azcapotzalco, Ciudad de México,- El libro universitario es, sin lugar a dudas, el mecanismo por excelencia para difundir el trabajo académico especializado y de alto nivel que las universidades deben dar a conocer y vender. Por ello, explica la Dra. Teresita Quiroz Ávila, pionera del Librofest Metropolitano, que son estas instituciones las que deben absorber el costo de compartir el conocimiento.

Cuando la Dra. Quiroz Ávila se hizo cargo de la jefatura de Actividades Culturales en la Coordinación de Extensión Universitaria de la UAM Azcapotzalco, tuvo la oportunidad de internarse en el ambiente de las ferias universitarias y forjar así su experiencia en la divulgación del libro académico y la promoción de la cultura.

Posteriormente, enfrentó la responsabilidad de la difusión editorial de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, donde se encontró ante una bodega con montañas de libros apilados en desorden y sin inventariar. Todos ellos condenados al encierro y anonimato que aquejan al libro académico, siempre víctima de la falta de distribución y difusión para su promoción y venta.

La catedrática explica que fue en 1997 cuando surgió la necesidad de realizar una venta de bodega de libros, para la cual necesitaron un espacio de exhibición con abundante flujo de estudiantes y así tuvieron la fortuna de iniciar esta labor en la cafetería de la Unidad.

Recuerda que hicieron el montaje con mobiliario prestado por la UAM Iztapalapa. “Invitamos a todas las unidades que también compartían ese problema, proponiéndoles que participaran en la fascinante idea de que los estudiantes se toparan con los libros a la hora que se concentraban en el comedor”.

“El Fondo de Cultura Económica tenía entonces su venta itinerante y se incorporó también a este proyecto con sus propios anaqueles. Dada mi experiencia en la organización de actividades culturales, vestimos el espacio con música, con poesía y ese ambiente que sensibiliza y humaniza para otorgarnos la atmósfera adecuada para apreciar los libros. Conseguí la colaboración de unos cantantes de fados y montamos una pequeña exposición con apenas cuatro carteles de Conaculta sobre el fomento de la lectura. Así, logramos una experiencia sensacional y conseguimos vender libros”, rememoró la Dra. Teresita Quiroz.

Narró que llevaban a los maestros para hacer las presentaciones de sus libros en la cafetería a la hora de la comida. Se vendieron los libros con 50% de descuento durante 15 días en esa ocasión. Después de ese éxito se prosiguió la exhibición y venta una semana cada trimestre. Así, cada vez nos llegaban más invitaciones de pequeñas editoriales que se nos unían y más solicitudes para presentaciones de libros. No cobrábamos la instalación de stands, porque queríamos acercar los libros a la comunidad; vinieron Porrúa, el FCE y los coeditores con los que publicábamos, pero siempre dando preponderancia, por supuesto, a los libros de la UAM.

“Durante tres años hicimos esta labor y nos apoyamos con los grupos artísticos de la UAM, ya que la danza, el teatro, el cine y la música van de la mano con la literatura que nos permitía disfrutar nuestra universidad”.

Optamos por cambiar esta dinámica que resultaba muy pesada porque era adicional a todo el proceso editorial en el que participábamos, de modo que espaciamos las ventas, pero al mismo tiempo mejoramos la distribución con las librerías comerciales.

De la venta en la cafetería pasamos a la venta de pasillo para mantenernos a la vera, señaló la editora de la revista Fuentes Humanísticas, lo cual se siguió haciendo trimestralmente, hasta lograr reducir 80% el volumen de publicaciones almacenadas. A la par se hicieron donaciones a la SEP, a bibliotecas y escuelas. Luego se montaron carpas a modo de ferias itinerantes, que se hacían en cada una de las unidades de la UAM, pero en escala pequeña.

“La promoción cuesta y la tienen que absorber las instituciones porque es la manera de difundir el trabajo que se hace en ellas y también es la manera de compartir el conocimiento” aseveró la catedrática al ser entrevistada.

Resaltó el trabajo del maestro Saúl Jerónimo Romero, coordinador de Difusión y Publicaciones de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, quien evaluó la necesidad de dar el salto y presentó el proyecto al rector, además de convocar a todas las áreas para que Librofest naciera a partir de 2014.

Pero fue hace 20 años cuando se plantaron las semillas que habrían de germinar en la feria de carácter profesional con recursos y una estructura institucional que cada año convoca con más fuerza una participación nutrida de instancias en beneficio de la población de la zona norte de la capital, lo cual celebra con mucha satisfacción la profesora e investigadora Quiroz.

Señaló que en este lapso se logró una buena presencia en las ferias nacionales e internacionales, porque poco a poco hemos contribuido a la difusión del libro universitario con mejor imagen. Se volvió una tradición brindar un espacio para la divulgación de los libros y políticamente las condiciones estuvieron dadas para el surgimiento de Librofest Metropolitano que, dicho sea de paso, demuestra que el libro sigue siendo un objeto deseable, que circula y logra ventas importantes.

Por su parte, el Dr. Saúl Jerónimo Romero también reconoció la labor de la licenciada María del Refugio Ángeles Lozano, del departamento de Evaluación del Diseño en el Tiempo, adscrito a la División de Ciencias y Artes para el Diseño, quien propuso que se vincularan las divisiones para promover toda su producción en conjunto y así en 2014 nació Librofest.

Al año siguiente aumentó de 38 a 50 las editoriales participantes y nombró un país invitado. En la tercera edición sumó también un estado de la República como invitado de honor añadiendo la participación de su alma máter estatal.

La Feria del Libro y Festival Cultural de la UAM Azcapotzalco sigue sumando fortalezas como lo fue en esta cuarta edición su presencia en el Sistema de Transporte Colectivo Metro de la estación La Raza, la iniciativa de la embajada de Bolivia para participar en la feria. Todo gracias a la pasión, voluntad y muchas horas de trabajo adicional de la comunidad UAM.

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