Mensaje a los padres de familia de Monterrey

Probo. Luis Enrique Sinohui

Bueno, pero… ¿Qué nos pasa? Qué es lo que nos hace suponer, que alguien más tiene la responsabilidad de cuidar de nuestros hijos, si nosotros, que se supone que somos los que más los amamos, no queremos tomar esa responsabilidad?
Es ridículo ver esas mesas redondas, en las cuales funcionarios públicos, dueños de bares y discotecas, miembros de comités ciudadanos y medios de comunicación se culpan unos a otros por algo que no es más que falta de responsabilidad de nosotros los padres.
Que si en los bares le venden alcohol a menores; que si los agentes de tránsito reciben sobornos, que si no cierran estos lugares a la hora señalada, que los jóvenes salen de estos lugares “totalmente borrachos”.

¿Pero en dónde están los padres de ese menor que tomó más de la cuenta?
¿Quién lo recibe en su casa a esas horas y en ese estado?
¿Quién le dio el dinero para entrar en el bar, para el alcohol y para el soborno?
¿Dónde están los padres que le dieron el carro a un menor que no es capaz de hacerse responsable y maneja aunque esté tomado?
¡Por favor! ¿En qué piensan los padres de esos jóvenes que salen de su casa a las 11 de la noche, habiendo empezado a tomar desde la tarde, durante el partido de Tigres o de Rayados?
¿Y qué están pensando los padres de la jovencita de 16 ó 17 años, que va a conseguir raid de regreso con la mamá de fulanita, sin querer enterarse de que esa mamá ni siquiera está en la ciudad?
¿Por qué queremos pasarles la responsabilidad de decidir en manos de quién ponen su vida si todavía no son capaces de decidir de qué color pintarse el pelo, hoy con rayitos, mañana mejor negro?
¿Por qué les damos permiso a nuestras hijas de irse a dormir después de la disco a casa de una amiga y les cargamos la responsabilidad de llevarlas a los novios de 19 ó 20 años, quién sabe a qué hora y no sabemos ni cómo, pues puede ser que tome de más? ¿Por qué queremos creer que son maduros y responsables si nosotros mismos no lo estamos siendo? Nos volvemos ciegos a los peligros por comodidad, nos hacemos los “buena onda”, “es que yo sí le tengo confianza a mi hija”.
Lo que tenemos es miedo y flojera, no queremos actuar como padres.
Nuestros hijos no necesitan que seamos sus amigos… Ellos ya tienen un montón de amigos, de su edad.
Nuestros hijos necesitan padres valientes y responsables, que fundamenten principios básicos, que pongan reglas y luego estén ahí para ver que se cumplan.
¿Cómo va a depender la seguridad de mi hijo del barman de un antro?
¿O del agente de tránsito, o del dueño de la disco, si no cumple la ley y cierra a las 6:00 a.m. en lugar de a las 3:00 a.m.?
Yo creo que sí debería haber un horario, “pero el que los padres pongan en su casa”, independientemente de la hora que cierren los antros.
¿De qué tenemos miedo, papás?
¿Por qué no podemos poner reglas?
¿Por qué no podemos exigir que se cumplan?
¿Por qué abandonamos a nuestros hijos en busca de nuestras propias comodidades?
Si los jóvenes no necesitaran guía, si no necesitaran límites, ni autoridad a quién respetar… no existiríamos los padres.
Se nos encomendó una misión muy especial, la más grande: colaborar con Dios en la Creación y es a nosotros a quien se nos pedirá cuentas por nuestros hijos; no al dueño del bar, ni al amigo de nuestro hijo que iba conduciendo borracho cuando chocaron, ni al novio que se está luciendo de lo rápido que maneja y lo bien que “controla” el auto aún estando borracho, ni al policía, ni al maestro…¡a nadie más!
Nunca, nadie podrá hacer que nuestros hijos regresen a casa a tiempo y a salvo, si nosotros no podemos hacerlo.
No existe ley, ni horario, ni funcionario capaz de hacer por nuestros hijos, lo que nosotros no queremos hacer.
ACTUAR COMO PADRES es muy difícil, y claro, oír de ellos “es que todos te tienen miedo, papá”, pues no importa!
No estamos en campaña de elecciones para ser el papá más popular del año, pues ya cada quién tiene el padre que le tocó y sería estúpido poner en peligro la seguridad de nuestros hijos por quedar bien y caerles bien a sus amigos y aún más estúpido utilizar a nuestros hijos como instrumentos de venganza hacia nuestras fallidas relaciones en esta época de tantos padres divorciados.
Es horrible oír de muertes de muchachos así, que han tenido la desgracia de toparse con esos otros jóvenes, hijos de padres “buena onda”. Incluso oír de muertes de niños por accidentes o asesinatos que no han estado al cuidado de su papá y/o mamá. Es increíble ver a los niños(as) jugando SOLOS en la calle sin ningún cuidado y es increíble ver a nuestros jóvenes metidos en los antros durante todo el fin de semana tomando y en muchas ocasiones drogándose ya sea por voluntad propia y/o propiciados por tanta gente sin moral y sin escrúpulos.
No estaría mal ganarnos el respeto de nuestros hijos, tomando las riendas de su vida, haciéndonos responsables de su hora de llegada, de lo que toman, de sus calificaciones, haciéndoles saber lo que esperamos de ellos y creando los medios para ayudarles en su lucha para conseguirlo.
Pongamos los pies en la tierra, seamos conscientes…

 

Los jóvenes y niños, lo único que necesitan, es que ACTUEMOS COMO PADRES !!!

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