Salvador Hernández
En penumbras, un hombre de ochenta y nueve años fuma un puro, sentado en un mullido sillón estilo Luis XV. Aspira con mesura el humo del habano, por intervalos, alarga la mano para tomar un vaso de whisky en las rocas. La luz de la tormenta eléctrica traspasa los vidrios de los ventanales, la amplia estancia se ilumina por unos segundos.
En la pared está enmarcado un poster de la primera edición de mil novecientos cincuenta y cinco de la novela “Lolita”. Unas delgadas piernas, con las tobilleras caídas, calzan unos tenis blancos. Mientras, un gato escudriña en un armario donde hay fotografías de Vladimir Nabokov y el cineasta Stanley Kubrick.
Pero dejemos los detalles y adentrémonos a la personalidad de Humbert Humbert:
“Mi nombre es Humbert Humbert, mi niñez fue tan dispersa como mi carácter, era un chico ceñudo y solitario. Sino fuera por Annabel, mi primer amor, mi infancia sería una hoja en blanco”.
“Vladimir Nabokov me bautizó con el nombre de Humbert Humbert. Como sabrán, “Lolita” vio la luz hace sesenta y nueve años, cuando rayaba yo los cuarenta. Al principio, su obra no tuvo el éxito esperado. Por el contrario, se le juzgaba como un libro inmoral, hasta la fecha, escucho uno que otro joven literato decir lo mismo. Pero creo, como el bolero que es más vergonzoso no saber amar’, y que Stanley Kubrick, pudo emplearlo como música de fondo en la película que dirigió”. Se escucha una risotada en la vieja sala de estar.
“Hace unos años, el escritor Juan Villoro mencionó que ‘Desde el punto de vista jurídico ‘Lolita’, era un crimen; pero desde el punto de vista literario, la más conmovedora historia de amor’.
“Influenciado por la era inclusiva que vivimos, mencionó que yo era ‘un libertino pederasta’. No cabe duda que los tiempos cambian de acuerdo a las tendencias mayoritarias, y actualmente, cualquier transgénero lo destruiría sin siquiera leerlo. Otros más, no supieron, ni saben darle a esta obra la jerarquía erótica que se merece”. “Para bien o para mal, millones son los que han leído el texto de marras y miles las lenguas en que ha sido traducido- Que cada quien forme su propio criterio”
“A mi favor, sólo puedo decir, ¿quién no ha deseado tener entre tus brazos, una piel suave, sin caer en la violencia o el engaño del vulgar pederasta”
“…la alegría de Dolores, me provocaba una vitalidad inevitable: ¿Qué valor tienen mis doctos conocimientos, o los subjetivos idealismos que se desmoronan cada cierto tiempo? Por el contrario, mis sentimientos, no se sometían a inquisiciones moralinas. Éramos dos seres, a su manera, libres del escarnio prejuicioso”
“Las obras mayores se cobijan a la sombra de la ociosidad, y del desprendimiento rutinario, que desprecia la opinión de la mayoría y falsifica, no la verdad, sino la costumbre-moneda que circula como tal, sin serlo’, sentenciaba Diógenes”.
“Aunque soy un personaje de ficción, tengo mi particular forma de pensar. Mientras Nabokov, temeroso, al dar entrevistas, escogía las preguntas y a los entrevistadores, previa ingesta de una botella de whisky”.
“Para identificar a la nìnficas, tienes que quitarte la careta, los ascetas y célibes pasan aparentemente desapercibidos. Pero su risa abierta y su lúbrica mirada no. Te recomiendo que leas el libro y saques tus propias conclusiones”
“¡Au revoir! …Y no olvides que en cualquier esquina, puedes encontrarte con un Humbert Humbert. Hasta me atrevería a pensar que hay momento de nuestras vidas, que ese Humbert, despierta de vez en cuando”.