Por Tania Robles
Ciudad de México.- En el centro del país existe un recinto científico cuya labor se enfoca en el desarrollo y aplicación de la ciencia y la tecnología nuclear. Es el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ), que es un organismo descentralizado del gobierno federal y tiene como cabeza de sector la Secretaría de Energía (Sener).
El objetivo del ININ es realizar investigación y desarrollo, así como promover los usos pacíficos de la energía nuclear y difundir los avances alcanzados para vincularlos al desarrollo económico, científico y tecnológico del país, pues alrededor del mundo se sabe que la ciencia nuclear ha permitido el progreso de la humanidad en distintas áreas del conocimiento.
Para cumplir con estas metas, el ININ desarrolla actividades de investigación y promueve la transferencia, adaptación y asimilación de la tecnología derivada y asociada. Fomenta la innovación de tecnologías y el aprovechamiento de sistemas nucleares y materiales radiactivos para usos no energéticos, explicó la directora general del ININ, Lydia Paredes Gutiérrez.
Labor nuclear
Dentro de este instituto colabora un total de 749 profesionistas, técnicos e investigadores especializados en el área. “La investigación nuclear busca generar nuevos conocimientos asociados con la radiación ionizante y derivarlos en la aplicación de los mismos en beneficio de la sociedad y en la resolución de problemáticas nacionales. Algunos de los grandes rubros en los que se enfocan esas aplicaciones nucleares son la salud, ambiente, agroalimentación, protección radiológica, energía, conservación del patrimonio cultural, industria, entre otros”, añade la directora general.
Algunos de los proyectos prioritarios actuales dentro del ININ son el desarrollo de una plataforma de cálculo para análisis de reactores nucleares; la aplicación de plasmas en la cicatrización de heridas y tratamiento de diferentes tipos de células y bacterias; el diseño y preparación de radiofármacos teragnósticos basados en sistemas heterobivalentes y multivalentes de reconocimiento molecular específico; la aplicación de técnicas nucleares para promover el mejoramiento de plantas y agricultura sustentable y estudios; y desarrollos relacionados con la Central Nucleoeléctrica de Laguna Verde como la renovación de la licencia de soldaduras disímiles, componentes internos y vasija, su gestión para una correcta operación a largo plazo teniendo en cuenta su envejecimiento y el desarrollo de una metodología para la evaluación de la seguridad ante implicaciones en el diseño.
El ININ, para cumplir con sus funciones e investigaciones, cuenta con instalaciones de gran calidad que cubren las necesidades que los proyectos requieren. Por mencionar algunas: el Laboratorio Nacional de Investigaciones en Forense Nuclear, el Laboratorio de Metrología de Radiaciones Ionizantes, el Laboratorio Tandetrón, un acelerador electrostático de iones positivos, una planta de producción de radiofármacos, un banco de tejidos radioesterilizados, una planta de irradiación gamma, el Laboratorio de Física de Plasmas, de Detectores de Radiación, el Laboratorio Tandem van de Graaff —un acelerador de partículas— y finalmente el reactor de investigación nuclear TRIGA Mark III.
En este instituto han existido proyectos de gran impacto y relevancia a lo largo de su historia, como lo fue la instalación de una planta de irradiación gamma tipo industrial y el desarrollo de radiofármacos para la medicina nuclear útiles en el diagnóstico, tratamiento y paliativos. También se obtuvieron resultados al desarrollar sistemas de monitoreo de gases de efecto invernadero o gases nocivos para la salud que son generados por plantas eléctricas, o en el trabajo de investigación y desarrollo de sondas para la detección de ácido sulfhídrico o de dispositivos basados en plasmas, usados en el sector médico, entre otros grandes resultados, añadió Lydia Paredes Gutiérrez.
Además, la investigación y los resultados que este instituto obtiene se presentan en congresos científicos internacionales y nacionales, y también se publican en revistas como Applied Radiation and Isotopes, Physics Letters A, International Journal of Radiation Applications and Instrumentation, Mutation Research/DNA Repair, Environment International, entre otras.
El miedo a lo nuclear
Se sabe que las posibilidades y oportunidades que brinda la investigación nuclear en México no son conocidas ni bien aceptadas. “A principios de 2014, la Sener realizó una encuesta a través de la empresa Consulta Mitofsky, la cual nos permitió conocer la postura de los ciudadanos jóvenes sobre la ciencia y la tecnología nuclear aplicada en la generación de energía eléctrica: ochenta por ciento del universo encuestado le teme porque piensa que es peligrosa. Otro factor es que desconocen otras aplicaciones de la ciencia nuclear”, aclara la coordinadora de Promoción y Divulgación Científica del ININ, Elizabeth López Barragán.
Esto es derivado, explica la especialista, de la falta de divulgación e información confiable sobre investigación nuclear en los medios de comunicación y entretenimiento, situación que orilla a la población a tomar posturas desinformadas y temerosas a términos o datos, que piensan les son ajenos a la vida cotidiana y, en gran número, solo los relacionan con fines bélicos y destructivos.
Para mitigar esta falsa percepción, el ININ recibe alrededor de cinco mil visitantes al año provenientes de instituciones educativas públicas y privadas, así como de empresas de distintos sectores que son bienvenidos para realizar visitas guiadas gratuitas en las que conocen los beneficios y aplicaciones nucleares. En ellas se realizan recorridos por el reactor nuclear del instituto, la planta de irradiación gamma, los aceleradores de partículas, entre otras áreas.
“Para el ININ, como institución dedicada a la investigación y desarrollo de tecnología nuclear, es importante que más jóvenes se interesen por este tema para que sean partícipes del desarrollo tecnológico del país y de la apropiación de la ciencia nuclear”, agregó López Barragán.
Esta coordinación también desarrolla, edita y publica una revista impresa y digital para jóvenes en la que se dan a conocer las aplicaciones nucleares y los proyectos que se realizan en el ININ, además de las tendencias en el ámbito nuclear en México y el mundo. Es la revista Apps Nucleares y está disponible de forma completa y gratuita en línea.
Ciencia por todos
Para lograr sus objetivos, este centro participa en la formación de capital humano calificado, por lo que brinda apoyo a estudiantes de diversas instituciones educativas de carácter nacional e internacional, mediante el otorgamiento de becas y el apoyo para poder realizar en el ININ sus estudios de titulación, servicio social y prácticas profesionales.
Jóvenes estudiantes de las carreras de física, química, biología, química farmacéutica, diversas ingenierías y áreas administrativas y sociales, son los becarios que realizan ahí sus estancias.
Durante 2015, el ININ recibió 146 becarios, de los cuales 81 eran de nivel licenciatura, 35 de maestría y 30 de doctorado. En este primer trimestre de 2016 ya se han contabilizado 26 becarios distribuidos en los tres niveles educativos. Derivado de esta colaboración y apoyo, en 2015 se entregaron 71 tesis técnicas, de licenciatura, maestría y doctorado. Para lograr esto, los estudiantes participaron directamente en proyectos de investigación científica nuclear o en desarrollos tecnológicos con el asesoramiento de personal altamente calificado.
Además de la tutoría por parte de los investigadores, el uso de las instalaciones y servicios del instituto, es posible recibir un apoyo económico mensual de acuerdo con el presupuesto del ININ, comentó la titular del Departamento de Capacitación y Adiestramiento, Laura Bosch Garfias.
México, históricamente nuclear
Desde hace varias décadas en México existió el interés por desarrollar el potencial de la ciencia nuclear en el país. Esto se cimentó en 1955 cuando fue presentada la iniciativa de ley que crearía la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEN), pues se consideraba que la investigación y conocimiento nuclear de la época ya podrían brindar resultados positivos al usarla con fines pacíficos como la generación de electricidad y su aplicación en la ciencia para resolver diversos problemas.
Posteriormente el 1 de enero de 1956 se estableció la CNEN, que entre sus filas tenía a los más selectos personajes de la ciencia de la época como Manuel Sandoval Vallarta, Nabor Carrillo Flores, Alberto Barajas Celis, Carlos Graef Fernández, entre muchos otros.
Para este proyecto, la CNEN inició con programas de física nuclear, educación y capacitación, reactores, radioisótopos, aplicaciones industriales de la radiación, agronomía, genética y protección radiológica, así como seminarios. Luego en 1979 la Comisión, que ya contaba con el Centro Nuclear en Salazar, se transformó en dos instituciones: la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS) y el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ).
Fue a partir de ese momento que la investigación nuclear en México se formalizó para ser lo que hoy en día representa: el desarrollo de la ciencia y tecnología nuclear, que busca solucionar problemáticas en México respecto a salud, ambiente, alimentación, energía, industria, entre otros.
“En la medida en que se fortalecen las instituciones de investigación, a través de la divulgación de su quehacer científico y tecnológico, así como de la formación de recursos humanos en la materia, se logra un mejor posicionamiento y reconocimiento de la sociedad. Estas acciones propician la percepción informada de la ciencia nuclear y, en un futuro, el ejercicio de un pensamiento crítico al respecto, para lograr progresivamente una cultura nuclear en el país”, concluyó Elizabeth López Barragán.