Las dos Fridas, una de las obras emblemáticas de la exposición Una tuna y una torre de luz sobre un pupitre

  • Forma parte del programa Ficciones de la modernidad que celebra los 60 años del Museo de Arte Moderno, del INBAL
En el marco del programa Ficciones de la modernidad del Museo de Arte Moderno (MAM), perteneciente al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), programa expositivo que conmemora los 60 años de este recinto, se presenta la exposición Una tuna y una torre de luz sobre un pupitre, integrada por una serie de obras que fueron realizadas por destacados artistas y que ponen en diálogo cuatro líneas de indagación plástica que han conceptualizado la modernidad artística en México.
En el primer eje de la muestra se aborda la modernidad construida desde una identidad plástica propia y como resultado de un movimiento de tensión y renovación que decantó en la consagración de propuestas centradas en la abstracción. Los 100 años del movimiento surrealista ofrece, por otra parte, la oportunidad de ahondar en el impacto que tuvo este movimiento para el arte de nuestro país, así como sus encuentros con prácticas que ofrecieron otras miradas sobre lo real. Finalmente, la cuarta línea de indagación se detiene en una perspectiva centrada en la transformación urbana.
“Es la quinta exposición del ciclo Ficciones de la modernidad del MAM que en su título hace un juego de palabras que alude a otra frase que suele relacionarse con el surrealismo del conde de Lautrémont que plantea el encuentro fortuito entre un paraguas y una máquina de escribir sobre una mesa de disección, y lo que queremos hacer aquí es reunir cuatro versiones distintas de lo que se ha pensado que es la modernidad artística en México y que se ha difundido e investigado desde este museo”, comentó Carlos Segoviano, curador asociado del MAM.
En la muestra Una tuna y una torre de luz sobre un pupitre se podrán apreciar obras emblemáticas de artistas que ofrecieron múltiples planteamientos a lo largo del desarrollo del siglo XX, entre los que se encuentran: Frida Kahlo, María Izquierdo, Francisco Toledo, Remedios Varo, Alice Rahon, Leonora Carrington, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Rufino Tamayo, Olga Costa y Manuel Rodríguez Lozano.
Entre las piezas que se exhiben destaca la obra Las dos Fridas, un óleo sobre tela realizado por Frida Kahlo en 1939, momento en que se separa de Diego Rivera y que presenta para la primera exposición internacional de Surrealismo en México en 1940.  Es uno de los únicos dos cuadros de gran formato de toda su trayectoria en donde la artista se representa dos veces aludiendo a la Frida que amaba Diego y a la que ya no ama.
“Es un cuadro que se pudiera considerar una especie de sublimación de su ruptura amorosa, pero presenta algo más profundo, porque es un momento importante en la carrera de Frida Kahlo, ya que en los años treinta se encuentra en mejor salud, a pesar de que ésta siempre fue precaria, y es el momento en que pinta más cuadros, además de que tendrá su primera exposición individual en Nueva York en una galería surrealista, y André Breton viajará a nuestro país, conocerá su obra y la presentará en una exposición en Paris”.
Otra pieza que sobresale dentro de la línea nacionalista es Madre campesina, creada en 1930 por David Alfaro Siqueiros, y que, aunque se trata de una obra de caballete, plantea una serie de detalles asociados con el arte de los muralistas y la Escuela Mexicana de Pintura. “Es una obra de gran formato, pero además el personaje se siente monumental. Siqueiros solía hablar de la monumentalidad en relación con las proporciones y aquí el personaje parece como si se saliera del cuadro y nos recuerda a la mujer mexicana”, planteó el curador.
Y entre las obras donde también los personajes principales son mujeres, pintadas por los artistas mexicanos para aludir a la Madre patria o la Madre Tierra, piezas de mujeres indígenas donde marcan sus derechos, o los textiles que resaltan la diversidad de trajes regionales del país, se encuentra el mural Homenaje a la raza india, realizado en 1952 por Rufino Tamayo, por solicitud de Fernando Gamboa, uno de los más destacados museógrafos del arte mexicano y donde se conserva la formulación de personajes de la identidad mexicana.
“Este núcleo de extensión y renovación plantea cómo el arte mexicano empezará a encontrar otras rutas más allá del arte de corte figurativo-social y comenzará a acercarse a la abstracción, pero también será el tiempo en que habrá muchas exposiciones de arte mexicano en el extranjero, como es el único mural de Rufino Tamayo, de la Escuela Mexicana, que resguarda el MAM y que es muy particular porque es desarmable y la figuración es distinta”, afirmó Carlos Segoviano.
El MAM se localiza en Avenida Paseo de la Reforma s/n, Bosque de Chapultepec, alcaldía Miguel Hidalgo. Abierto de martes a domingo de 10:15 a 17:45 h. La entrada general es de 90 pesos, y libre para estudiantes, docentes, Inapam con credencial vigente y personas con discapacidad. El domingo la entrada es libre.

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