Alicia Alarcón
Con más de dos décadas de experiencia en el periodismo, Jacaranda Correa se erige como una figura clave en el panorama de los medios públicos. Su compromiso con un periodismo ético la impulsa a ofrecer a las audiencias un espacio para la reflexión, donde se abordan los grandes desafíos que enfrenta la sociedad actual.
Foto tomada de Gaceta 22.
En una reciente entrevista, Jacaranda Correo compartió su visión sobre la crucial función de los medios públicos: rescatar una agenda social que, en su opinión, ha sido oscurecida por la vorágine de la agenda política. Afirma que hoy más que nunca es necesario trabajar de manera colaborativa e interdisciplinaria porque además de enriquecer los contenidos, va a dar otras fórmulas y salidas al periodismo.
Un periodismo que no censura y que cuestiona al poder es esencial para la democracia, estableciendo la importancia de un enfoque que priorice las necesidades e intereses de la ciudadanía. Así, su llamado no solo es a los medios de comunicación, sino a toda la sociedad para que se involucre en la búsqueda de un diálogo constructivo y crítico.
A Jacaranda la conocí en la década del noventa, entonces éramos reporteras en ciernes, redactábamos boletines sobre la CDMX, de cuyas entrañas ella fue archivando en su mente los contrastes de esa gran metrópoli, a la vez que tomó una postura a favor de las causas sociales principalmente del feminismo y los derechos humanos. Tiempo después cruzó el Atlántico para conocer de los académicos y teóricos franceses temas relacionados con el comportamiento humano, pero sin perder la esencia y el compromiso ético que ya había adquirido. (Estudió Sociología Política en la Universidad de la Sorbona).
Antes de iniciar el mileno, Jacaranda comenzó un periplo en los medios audiovisuales públicos, con programas como “Ventana de media noche”, “Espacio alterno”, “El rotativo”, así como documentales independientes con temas innovadores para la época. Esta travesía lleva ya más tiempo que Ulises en la Odisea; sin embargo, ella no quiere dejar el viaje; el más reciente es “Debate”, que se transmite en Canal 22, televisora a la que considera su casa editorial. Paralelamente, es profesora de la Escuela de Periodismo Carlos Septién, y recientemente ha sido nombrada coordinadora de la Cátedra Miguel Ángel Granados Chapa, en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa, que tiene como objetivo honrar, y divulgar el legado del periodista y columnista de La Jornada.
–Háblame de los medios públicos, donde tú te has desenvuelto como periodista, ¿cómo los observas actualmente?
–Siempre he hablado sin ningún tipo de censura. Es importante discutirlo. En general el periodismo está muy cargado de opinión, somos demasiados hablando. Hay demasiadas voces opinando y creo que es muy importante perfilar las baterías hacia el periodismo de investigación. Esto quiero apuntalar, es muy importante reforzar la urgencia, la necesidad de un periodismo de investigación, innovador y creativo, en cualquiera de sus salidas: escrito, visual, sonoro. Me parece que es fundamental sobre todo en los medios públicos porque hoy, paradójicamente quien ha tomado la agenda mediática social es la televisión privada N+, Televisa[1]. Y eso debe de llevarnos a la reflexión. Quienes nos dedicamos a impulsar nuevos formatos, nuevas agendas de los medios públicos intentamos a toda costa diferenciarnos de los formatos de la televisión comercial. Por ejemplo, “El rotativo” fue un programa periodístico que innovó en su formato. Creamos la primera televisión pública interactiva. Estábamos experimentando en el 2007. Hoy es muy importante retomar esa esencia de los medios públicos. Pienso que recuperar la posibilidad de innovar y de generar contenidos diferentes a la televisión comercial es fundamental.
–El periodista de un medio público cómo se diferencia del periodista de los medios hegemónicos; y si hay periodistas independientes, opositores o cómo se les conoce ahora: periodista militante[2].
–Hay que ver si ser un periodista militante necesariamente es aquel que no cuestiona al gobierno en turno, porque yo puedo ser activista de las causas de las mujeres, como lo soy, puedo ser activista de la defensa de los territorios porque la crisis socio ambiental tiene que ver con este modelo de capitalismo depredador que subsiste y que en el caso mexicano lo vemos aplicado en quienes defienden el territorio y son asesinados, desaparecidos. Si tú me dices ¿si yo soy militante de esas causas?, sí, porque yo como periodista me coloco desde ese lugar porque creo en la defensa del territorio, creo en el valor de los movimientos sociales, creo en el valor y la importancia que han tenido siempre, los movimientos feministas. En ese sentido sí me considero una activista de esas causas.
–Percibo a los medios públicos que se han vuelto oficialistas.
–Se discutió durante años justamente eso, de que los medios públicos no fueran oficialistas. A mí me ha tocado vivir tres administraciones en el Canal 22: el PAN, el regreso del PRI; hoy, MORENA. Te puedo decir que, en tiempos del PAN, hubo una libertad probablemente porque no sabía qué hacer con los medios públicos, o muy probablemente el PAN estaba absolutamente vinculado con los medios comerciales, privados, entonces ¿para qué querían a los medios públicos?. Con el regreso del PRI, otra vez volvimos a este tiempo en que los medios públicos tenían que ser medios totalmente oficialistas y la censura se impuso. Por ejemplo, el caso Ayotzinapa y el tema de Carmen Aristegui estaban prohibidos. De hecho, hubo despidos de varios colegas porque salieron a pronunciarse contra Raúl Cremoux, entonces director de canal 22. Con el regreso de MORENA, ha cambiado sin duda el espectro mediático; se ha reacomodado todo, y creo que lo que hoy toca es justamente hacer una reflexión ¿Cuál es la función de los medios públicos en estos tiempos? ¿A qué audiencias les estamos hablando? ¿Cuáles son nuestros objetivos sociales, culturales?
“Sin duda, frente a esa agenda de periodistas de medios privados, corporativos de golpetear e incluso difundir mentiras, los medios públicos tuvieron que entrarle al quite para poder hacer un equilibrio en un ecosistema mediático que estaba cooptado por un tipo de discurso y narrativa. En esa recomposición fue muy importante la labor de los medios públicos para equilibrar todo ese mar de opiniones negativas y en ese sentido jugaron un papel fundamental en estos seis años. El papel que yo asumí por los años que tengo trabajando ahí, y siendo congruente con lo que he defendido, es que traté de abrir un espacio en donde pudiéramos reflexionar los temas que estaban en la agenda pública, pero siempre dando salidas más que, a favor o en contra, de reflexión, abriendo la posibilidad de un pensamiento crítico. Por ejemplo, en “Debate” fuimos de los primeros en hablar de Lawfare[3]”.
–Hablabas de una nueva visión en los formatos ¿en este momento de transición estos medios públicos pueden avanzar, fomentar más audiencias? Desde tu visión como periodista de medios audiovisuales ¿cuál es tu propuesta?
–El gran reto es cómo le decimos a las audiencias, a los lectores, a la sociedad en su conjunto que los medios se deben a ellos, que tendrían que exigir sus derechos como audiencias, pienso que tiene que venir un momento importante para reflexionar cómo acercar a los medios públicos a las audiencias. No solamente a través de los correos electrónicos o a través de los defensores de las audiencias porque creo que estamos en un momento en el que la información que corre por las redes sociales es apabullante. No podemos competir con esa dinámica. La tendencia es que se han fragmentado las audiencias con la digitalización. Hay audiencias para YouTube. Hay audiencias para televisión. Hay audiencias para Tiktok, Instagram…
“Lo que tendríamos que hacer los medios públicos es tratar de acercar a las audiencias, a través de los propios consejos ciudadanos. Eso, por una parte, cómo lograr establecer mecanismos de diálogo y de participación y decirle a las audiencias y a la sociedad que les toca defender sus medios públicos, no solamente criticarlos. A mí me ha sucedido estar en varios espacios donde la gente me dice es que son unos propagandistas, solamente difunden una sola versión de los hechos. Me ha tocado preguntarle a este público si ha visto mi programa o qué otro ha visto y que no me esté diciendo algo que es un machote de discurso, una narrativa establecida. El problema es que muchas veces esas personas que nos cuestionan, no han visto toda la programación ni todos los programas y sólo elaboran una suerte de crítica a partir de lo que leyeron o escucharon en otros lugares. En mi caso yo he abierto el programa que conduzco, insisto, a temas que contribuyan a formar ideas críticas de diversos temas que nos competen como sociedad.
“Pienso que es urgente también apostar por otras narrativas, que nos cuenten lo que está sucediendo positivamente en el país y atender la agenda social, no solo la agenda política, narrativas de la esperanza. También, ir a otras plataformas. Debo decirte que el Sistema Público de Radio y Televisión (SPR) tiene una plataforma digital con una gran cantidad de contenidos muy bien hechos, cortometrajes, series, programas y no se logran ver como debiera porque quizá no se ha logrado la manera de difundirlos correctamente.
“Por otro lado, pienso que ampliar las narrativas, mejorar la calidad audiovisual pasa por abrir las puertas a la producción independiente de probada trayectoria. Quizá por el recorte presupuestal o porque así se definieron las reglas del juego en este sexenio que acaba de pasar, se abrieron las puertas a producciones independientes a través de convocatorias públicas del Sistema Público de Radiodifusión. Pero muchos se quedaron fuera del juego”
–¿Cómo sería innovar formatos en televisión?
–Me pregunto ¿solamente existen mesas redondas de debate? ¿Dónde están los reportajes documentales? ¿Dónde están los reportajes, documentales, las crónicas audiovisuales, los documentales para televisión?
Perdón que sea auto referencial pienso en algunos programas que yo hice en el pasado “El Rotativo”, logramos construir un formato diferente, fue algo que llamamos el primer periódico para la televisión, el formato era como un periódico impreso, planteábamos un tema y a partir de ello, abríamos el juego para mirarlo desde distintos ángulos: política, finanza, cultura, deportes: múltiples miradas. Por eso insisto que es importante abrirnos a productores que puedan dar algunas pistas para generar formatos novedosos que no sean solamente mesas de debate. No te puedo dar un ejemplo en este momento, pero hay que cuestionarse cómo construimos nuevos programas, primero para darle apertura al periodismo de investigación, al periodismo cultural… creo que a los medios públicos les toca un papel muy importante frente a la desaparición de los suplementos culturales. Se trata de poner en diálogo los géneros periodísticos con lo que está pasando ahora. Hay chavas y chavos que están haciendo en TikTok, crónica. Hay que hacer un match. Sí creo que tenemos una gran deuda con el periodismo cultural.
–Lo que señalas sobre el periodismo cultural es importante. Falta la crítica cultural. Ahora que estarás en la Cátedra Granados Chapa ¿cómo ves a los jóvenes?, ¿les interesa la cultura, les interesa leer?
–Acabo de tener una experiencia muy hermosa en la Carlos Septién. De hecho, con la primera generación que se titula. Mi materia fue Televisión Cultural. Cuando llegué, los grupos estaban expectantes, con miedo y muchas dudas, porque me dijeron que ya no veían televisión. Así que hice un ejercicio con ellos diferente: una mezcla entre crónica personal y periodismo narrativo con trabajo audiovisual. Los resultados fueron sorprendentes. Hoy debemos de quitar ese prejuicio adulto céntrico de que las juventudes no quieren escribir. Hay que entusiasmarles. Tenemos mucho por hacer, por ejemplo, en unos meses la UAM Xochimilco y Cuajimalpa van a lanzar la convocatoria para la primera especialidad en Medios públicos, innovación y creatividad. Yo formé parte de la Comisión académica externa que acompañó su proceso. Ahí vienen buenas cosas y me pregunto si lo que ahí se estudie, se proponga, se desarrolle y se experimente podrá fortalecer a los medios públicos. Me hago esa pregunta porque va a ser un ejercicio interesante.
La labor periodística de Jacaranda se ha consolidado como un referente dentro de los medios públicos, destacando no solo por su compromiso con la información veraz sino por su enfoque en temas de interés social. Sin embargo, como bien dice “queda pendiente qué tipo de periodismo hacemos desde los medios públicos. Desde dónde nos colocamos”.
En un entorno mediático de constante cambio la pregunta permanece ¿pueden los medios públicos, sin caer en la mera agenda política, convertirse en verdaderos aliados de la ciudadanía en la búsqueda de una información que eduque? La clave podría residir en la capacidad de estos medios para conectar de manera auténtica con las realidades locales, priorizando las voces de la comunidad y abordando sus inquietudes desde una manera inclusiva.
Sin embargo, el panorama de los medios públicos no es alentador. El próximo año, el Sistema Público de Radiodifusión del Estado (SPR) enfrentará un recorte drástico de 50.6%. Mientras que el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), Canal 22 y Radio Educación tendrán reducciones presupuestales de 5.7%, 7.3% y 10.6%, respectivamente. Esta reducción podría comprometer el contenido de los medios públicos, toda vez que los actores privados registran mayor preferencia y alcance.
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[1] El equipo de N+ Focus, recibió el Premio Nacional de Periodismo en la Categoría Multiplataforma por “Los olvidados de Hidalgo”, de Carlos Carabaña por Unidad de Periodismo de Investigación.
[2] El periodismo militante se caracteriza por su compromiso con causas sociales, políticas e ideológicas. A diferencia del periodismo tradicional, que aspira a la imparcialidad, el periodismo militante no oculta su postura; sino que la abraza y la promueve. Como lo define la académica Barbier Zelizer, el periodismo militante “es aquel que no solo reporta sobre hechos, sino que también participa activamente en la formación de la opinión pública en torno a ciertos temas”. www.ruptura360.mx/debate-etico-periodismo-militante.
[3] Lawfare es un neologismo inglés de la contracción gramatical law (ley) y warfare (guerra). La expresión se suele acuñar para señalar que el poder judicial es utilizado como un actor partidario para desprestigiar la carrera política de un opositor o trabar una política pública, entre muchos otros casos.