La violencia, práctica sistémica causada por falta de empatía y observación de normas sociales

*Tiene cabida como parte de un todo normalizado con el que se convive en el día a día: investigador de la UAM

 

Aunque hay personas resilientes y honestas, cada vez son más quienes pierden el sentido de la importancia de los valores

Cecilia Perezgasga Ciscomani

“La violencia es hoy una realidad encarnada en la práctica de todos los ciudadanos en una vida social pervertida, marcada por un conjunto de desigualdades reproducidas en una sociedad que nos hace perder el sentido de lo humano”, subrayó José Luis Cisneros, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Este fenómeno se comparte y se articula en un conjunto de prácticas cotidianas. El presente instituye una suerte de valores rotos y generadores de una falta de empatía. En el ejercicio cotidiano hay una evasión de normas sociales, las cuales dan lectura, significan y matizan la práctica en muchos aspectos que tocan la desigualdad, la marginación y la explotación de unos con los otros, refirió.

De esta manera “se va resignificando, se orienta, se introyecta y guía esa práctica hasta convertirla en un hábito, como lo define Pierre Bourdieu. En el camino se reconstruye el espacio social, donde este tipo de comportamiento tiene cabida como parte de un todo normalizado con el cual se convive en el día a día”, afirmó en entrevista el profesor del Departamento de Relaciones Sociales de la Unidad Xochimilco.

Hoy la violencia, presente como práctica sistémica, se personifica en actores como el narcotraficante, el sicario, el delincuente, el militar, el policía o el marino.

El maestro en criminología por el Instituto Nacional de Ciencias Penales aseveró que, desde una perspectiva sociológica, esta agresividad se desencadena por la ruptura de un pacto social que la regule.

La pérdida de valores y el respeto a la autoridad detonan estos procesos violentos, y cuando un personaje en la política trasgrede las instituciones, refuerza estos comportamientos capaces de rebasar toda ley orgánica.

“Por eso hoy los hijos no respetan a los padres, el profesor carece de la autoridad que antes tenía y en consecuencia hemos perdido todo sentido de autoridad”, advirtió el doctor en Sociología.

La falta de empatía “se convierte en un combustible que sistemáticamente aviva el calor de la violencia; si bien hay gente resiliente, honesta, pues no todos somos violentos o corruptos, lamentablemente cada vez son más quienes pierden el sentido de la importancia de los valores”.

La brutalidad presente en los medios de comunicación, en las películas y en los videojuegos se transforma en un catalizador que libera al sujeto porque a través de ellos las personas la viven de manera indirecta, añadió.

Cuando la autoridad era representada por el policía, el padre, el abuelo, el profesor o el sacerdote, ésta se respetaba, pero hoy eso se ha perdido debido a la disgregación de las jerarquías y ello sumado a la falta de empatía da lugar al ejercicio de la violencia en cualquier ámbito de la vida social.

“Hoy los valores se han invertido y se impone una lógica diferente donde el respeto a las instituciones se ha perdido; además, la agresión intrafamiliar y la de género se ejercen cada vez más, ya que se ha perdido la capacidad de construir afectos y de respetar al otro”, concluyó.

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