*El Instituto Nacional de Bellas Artes rindió homenaje al artista plástico, nacido el 17 de julio de 1940, en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca
CIUDAD DE MÉXICO.- Natalia Toledo Paz (Juchitán, Oaxaca 1968), poeta y escritora en español y zapoteco, ganadora del premio Netzahualcóyotl de Literatura en 2004, alzó la voz para exclamar “¡Feliz 75, papá!”, en alusión al aniversario de su padre, que se cumple este jueves.
Ello ocurrió anoche en el Palacio de Bellas Artes, donde el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) rindió homenaje a ese creativo, nacido el 17 de julio de 1940, en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, donde ha cultivado gran parte de sus actividades artísticas y sociales.
Una cosa quedó más que clara durante el acto: Francisco Benjamín López Toledo es un artista plástico que lo mismo tiene trabajo como activista, que como el luchador social al que todos buscan, además de ambientalista, promotor cultural y filántropo perseverante.
Que no es melindroso a la hora de comer, sabe hacer amigos y lo mismo funda una biblioteca que se pelea con un político; corre a una transnacional de territorio oaxaqueño y regala sus dibujos a quien se los pide, siempre y cuando sean para ilustrar algo digno.
La sesión se tituló “Francisco Toledo y los libros”, por eso se invitó para que vertieran sus opiniones y compartieran sus experiencias con Francisco Toledo a la abogada y poeta oaxaqueña Araceli Mancilla y a los maestros Francisco de la Cruz y Bernardo Recamier.
Para homenajear al maestro Toledo, cuya vida gira alrededor de la plástica y la literatura en una sola visión del arte, se invitó también a la cantante María Reyna, quien junto con el pianista Joaquín Garzón Rivera, entonó unas canciones nacidas en esa entidad del país.
La Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes tuvo entrada libre la noche de este miércoles. Sin embargo, el tumulto de personas que entró en tropel al recinto lo hizo con la falsa esperanza y errónea idea de que ahí verían en vivo al maestro Toledo, pero él no fue.
Bernardo Recamier, editor, contó historias sobre cómo él y Toledo han trabajado juntos. Se congratuló por haber tenido una estrecha relación laboral con ese artista internacional y citó algunos libros que han creado juntos, en distintas etapas de su muy sólida amistad.
Antes, Francisco de la Cruz, escritor, poeta y narrador, leyó algunos fragmentos de la rica biografía del homenajeado y robó retazos a sus recuerdos para deleitar a los concurrentes con un ramillete de evocaciones. Toledo dignifica a los zapotecas y a los mexicanos, dijo.
Araceli Mancilla, abogada y poeta, añadió por su parte sentirse “muy orgullosa por ser una contemporánea de Francisco Toledo y por compartir la misma ciudad, Oaxaca capital, con uno de los artistas plásticos y promotores sociales más destacados de la actualidad”.
En el acto, moderado por Mardonio Carballo, se mencionó que detrás del reconocimiento que ya tiene como pintor y grabador, en Francisco Toledo sobresale un gran artista, quien experimenta con todas las posibilidades a su alrededor y la literatura no ha escapado a él.
El amor que profesa por la lectura y los libros, coincidieron los ponentes, lo ha llevado a fundar dos bibliotecas en México, la del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y la del Centro Fotográfico “Manuel Álvarez Bravo”, alrededor de las cuales gira su vida.
Sin lugar a dudas, la obra de Toledo dialoga con la literatura. En ella, narraciones orales del Istmo, particularmente de Juchitán, han tenido un espacio, igual que Esopo, Kafka, Borges y José Emilio Pacheco, solo por citar algunos ejemplos de sus inspiraciones.
La cercana colaboración con la poeta Natalia Toledo, su hija, ha generado como resultado los libros para niños, escritos en zapoteco y español, “La muerte pies ligeros” y “El niño que no tuvo cama”, inspirado este último en el padre y en el abuelo del mismo Toledo.
Para el artista, plástica y literatura forman parte de una visión del arte como expresión de las mejores cualidades perceptivas de lo humano, por la que una y otra se retroalimentan permanentemente”, comentó Araceli Mancilla, quien es devota admiradora del maestro.
Recientemente, “la idea de provocar la reflexión sobre asuntos de importancia nacional como la lucha contra la siembra de maíz transgénico, a través del arte, al convocar al diseño de carteles, ha generado entre los creadores un entusiasmo que rebasa fronteras”.
Ponderó el esfuerzo de Toledo al fundar la editorial Calamus, antes Ediciones Toledo, y las revistas Guchachi Reza, El Alcaraván y El Comején, donde imagen y texto van de la mano, pues “representan y simbolizan las preocupaciones del artista frente al mundo”.
Las publicaciones en lenguas indígenas de Oaxaca que promueve Toledo, fueron destacadas por Mancilla. “Ya fue publicada la primera edición de ‘Las Fábulas de Esopo’ en cuatro variantes del zapoteco, y próximamente aparecerán en cuatro variantes del mixteco”, dijo.
Finalmente, informó que el maestro Toledo ha notado el interés de las comunidades de Oaxaca por recuperar historias locales, propias de su cultura, para que pasen a las nuevas generaciones, sobre todo a los niños. “Actualmente prepara un proyecto en este sentido”.