Banda de música de la SSPO ameniza Guelaguetza

Oaxaca.- Son las 4:30 horas, la alarma anuncia que ha llegado la hora. La instrucción fue reunirse a las 6:15. Los zapatos están boleados y aunque el uniforme oficial está listo, este lunes no es como todos los días, esta vez cambia su camisa por una guayabera, su sombrero con insignia por uno de palma y finalmente su arma por un instrumento musical. Él es un orgulloso miembro de la banda de música de la Policía Estatal, perteneciente a la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO).

Desde hace poco más de un mes, comenzó a ensayar con los otros 54 compañeros que conforman la banda de música, las melodías que tocan en la máxima fiesta de los oaxaqueños.

Es la primera vez que pisa el escenario del recién remodelado auditorio Guelaguetza y la emoción se hace presente. Se siente orgulloso de pertenecer a su corporación y de tener la oportunidad de presentarse en un escenario tan lleno de magia.

Comienza el pase de lista, cada uno tuvo la encomienda de llevarse su instrumento a casa. Clarinetes, saxofones, flautas, trombones, barítonos, trompetas, cornos y tubas, así como bombo, platillos, timbales, tarolas, güiros, maracas y claves son los sonidos que engalanan la fiesta.

Fue desde el año 2006 cuando por invitación de la Banda de Música del Estado, la corporación participó por primera vez en la festividad reconocida a nivel mundial y en la que desde entonces participan año con año.

Antes de las 7:00 horas, uno a uno de los músicos que también fungen como policías estatales, llegan a las faldas del Cerro del Fortín.

Una vez instalados en el magnífico escenario que desde hace 83 años narra las tradiciones y cultura de Oaxaca, los integrantes de la banda de música afinan sus instrumentos y arreglan los últimos detalles.

El auditorio que aún luce vacío se va iluminando poco a poco con la salida del Sol, el folklore y la magia se van haciendo presentes con la llegada de cada delegación.

“Es emocionante estar de este lado del escenario, como cuando uno va a ver a un artista y ahora la gente nos ve a nosotros”, se le oye decir a uno de los músicos.

Mientras llega la hora del espectáculo, cada uno recibe una cajita con su desayuno. Algunos trajeron algo que comer de sus casas. Sacan las tlayudas, la carne salada, chiles verdes, aguacate y tortitas de huevo con carne.

Poco antes de las 8:00 horas, los asistentes del palco C comenzaron a hacer la tradicional ola que continuó hasta que inició el espectáculo. La alegría y entusiasmo se sintió y contagió a los integrantes de la banda que rieron, mientras algunos participaron a manera de broma en la ola.

Aún con el auditorio sin llenar inició la primera intervención de los músicos, mientras acompañaron al coro de la ciudad con hermosas melodías como la “Canción Mixteca”, de la cual se festejan ya 100 años.

Los nervios que se manifestaban al llegar se fueron difuminando conforme llegó la gente, ya más relajados, los músicos de seguridad pública participaron con las bromas de sus compañeros quienes ya se habían puesto sus sombreros y lentes para el sol que ya comenzaba a sentirse.

A las 10:00 de la mañana inició el gran festejo de los Lunes del Cerro, y las Chinas Oaxaqueñas hicieron su colorida aparición mientras la banda de música que estaba lista desde las seis de la mañana, las acompañaba. El Sol cedió un momento ante las nubes que lo cubrieron para ayudar a que sus rayos no fueran tan inclementes en el auditorio que ya no cuenta con lona en su techo.

Las prácticas diarias de dos horas y media rindieron frutos. La emoción de ver lleno el imponente auditorio desde el escenario es indescriptible y mientras las bandas de música de cada comunidad acompañaba a sus danzantes, los policías estatales permanecían al pendiente de las indicaciones de su director.

Ellos fueron por momentos espectadores privilegiados, intercambiaron opiniones, se emocionaron usaron su celular para tomar algunas fotos, aplaudieron, disfrutaron y fueron -al mismo tiempo- parte de la entrañable tradición.

Pasada las 11 de la mañana, los danzantes de la Pluma llenaron el escenario y el orgullo de ser oaxaqueño se sintió en los sonidos que los instrumentos hicieron viajar a través del viento. La fiesta continuó.

Justo al medio día los músicos recibieron refrescos para mitigar un poco los rayos del sol que generosamente permaneció oculto tras las nubes.

En un momento, se pudo ver al director ensayando sus movimientos en espera de la siguiente participación. Mientras en el escenario se gozaba con los bailes costeños, algunos integrantes de la banda se movían desde sus asientos al compás de los sones.

Se acercó el momento de tocar para la aclamada Flor de Piña. El auditorio vibró y la banda logró la perfección de sus sonidos para que las bellas mujeres flotaran en el escenario.

Las ovaciones del público asistente les erizaron la piel a los músicos que orgullosos y llenos de satisfacción observaron cómo regalaban las tradicionales piñas al finalizar el baile.

Pasadas las 13:00 horas, la banda de música de la Policía Estatal entonó la última melodía para dar por finalizada la primera emisión de la Máxima Fiesta de los Oaxaqueños. Las chinas oaxaqueñas salieron una vez más para llenar el escenario con una verdadera fiesta de colores.

Pasadas las 14:00 horas, habitantes y turistas abandonaron el recinto gustosos del espectáculo ofrecido y con ganas de refrescarse bajo alguna sombra, no así los integrantes de la banda de música, quienes esperaron la edición vespertina de la Guelaguetza, en la cual también participaron.

“Es un gran honor ser parte de esta corporación, ya que a través de ella pueda participar en este escenario con la música que es mi pasión. Uno se siente importante, había estado en el auditorio pero en los palcos, hasta arriba, nunca aquí, es emocionante y me llevo una grata experiencia” compartió uno de los 55 integrantes.

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