* Festejan en la Feria Internacional del Libro de Oaxaca 2015 a uno de los mejores poetas del rock mexicano
Ernestina Gaitán Cruz / Fotos: Jorge Luis Plata
Oaxaca.- La Feria Internacional del Libro de Oaxaca 2015, rindió homenaje a unos de los mejores compositores, cantantes y poetas del rock mexicano, Jaime López, quien con 45 años de trayectoria ha plasmado en sus letras las historias cotidianas de la gran urbe, la ciudad de México, con sus fabulosos juegos de palabras, la energía y la melancolía, del blues, el rock, la música norteña, la cumbia, el huapango, el bolero, y con fuertes influencias de Tintan y su cuate Marcelo, y de El Piporro.
López es uno de los compositores más prolíficos y pionero del rock mexicano, con el Movimiento Rupestre, que inició al lado del símbolo del rock mexicano, Rockdrigo González.

Jaime López cuenta en sus composiciones y una obra con una amplitud temática y formal, que va de lo humorístico a lo crítico más solemne, del juego verbal a la metáfora profunda, y de lo barriero a lo universal. López domina los recursos lingüísticos, onomatopéyicos y rítmicos más disímiles.

De acuerdo con el blog las 100 mejores canciones del rock mexicano, “en canciones como “Alma de tabique” resume su potencial, como en un aleph personal, literario y artístico insuperable, y es una verdadera lección, un ejemplo del intenso y cuidadosísimo trabajo de elección de la palabra más adecuada. Los verbos, las aliteraciones (“la bocacalle ha callado”, “Luzbel le lame los labios”), las metáforas y prosopopeyas (“la noche avienta monedas”, “ladra un viento sepulcral”, “la lepra al nylon le perfora el ser”) y aun los calambures (“tirada ahí, la ve el amanecer”, “tirada ahí, la vela el arrabal”), todos los recursos estilísticos que emplea son de máxima calidad, impecables. Cada uno, un logro imaginativo, inteligente, sensible. Y lo más asombroso: todo al mismo tiempo, en cada verso, en la misma rola. Un auténtico prodigio del estilo. Una muestra de que una canción no sólo puede, sino que debe ser una obra de arte”.
Jaime López está entre los mejores letristas, no sólo del rock, sino de la música mexicana.

Su danzón cantado a capela, “Lo que te voy a contar”, era la rúbrica del mítico programa de rock mexicano, “El rol de todos los días”, que se transmitía en Radio Educación en la Ciudad de México, como única alternativa ante el avasallamiento del rock en español procedente de España y Argentina, que imponía Televisa con el movimiento llamado Rock en tu idioma.

Jaime López recibió un merecido homenaje por su trayectoria de casi medio siglo, en la XXXV Feria Internacional del Libro de Oaxaca. Sus amigos escritores Benito Taibo, Fernando Rivera Calderón y Julián Herbert le reconocieron su amor a la música y a las palabras y lo calificaron como el más arriesgado guitarrista y el mejor poeta de este país.
En el Teatro Macedonio Alcalá de Oaxaca, Benito Taibo recordó que cuando todos los roqueros querían parecerse a Mick Jagger, él buscaba maneras de contar cosas e incluso recuperó a Efraín Huerta para narrar su realidad, y más adelante en la charla, pidió la palabra y parafraseó al escritor Juan Rulfo “Yo vine a Oaxaca porque me dijeron que aquí estaba mi padre, un tal Jaime López”.
El poeta, novelista y ensayista Julián Herbert dijo que el tamaulipeco tiene un sentido lenguaje musical más allá del verso, es un gran artista en términos de letras, además de uno de los guitarristas más interesantes y arriesgados y uno de los poetas más impresionantes que ha producido este país.

Fernando Rivera Calderón recordó que Jaime López compone caminando con el ritmo de sus pasos, es un creador que todavía cree en salir a la calle a ver qué pasa. Y más adelante leyó un texto compuesto con títulos y versos de canciones del homenajeado. “Dios está en el infierno, y como todos tenemos corazón de cacto, te digo, nena, haz patria… ama a Jaime López”.
A su vez, el homenajeado agradeció las palabras de sus amigos y dijo que le emocionaban, que era un llorón de closet y “cuando canto río, río bravo”. También manifestó su admiración por ellos y dijo “no sabíamos realmente a qué habíamos venido, a Comala, perdón a Oaxaca y es que Comala se lleva a todas partes, agregó.
JAIME LÓPEZ

El compositor y cantante Jaime López nació en los años 50, en un México en el que el rock surgía de varias influencias como de Jamaica, México, Italia, de los negros sureños de Estados Unidos y el género norteño, mezcla musical que logró captar y firma, dice, más por responsabilidad que por exhibicionismo.

A 47 años de haber entrado a la escena artística, agradece el haber nacido en una región muy dinámica musicalmente hablando y el haber crecido en Matamoros, así como en Ciudad Juárez y en Nogales en la frontera de México, así como haber nacido en una buena cuna musical que sigue vigente.
Para Juan Jaime López Camacho (21 de enero de 1954, Matamoros, Tamaulipas) el lenguaje es ritmo, y por consecuencia música. “Desde que uno es gestado y empieza a latir ahí empieza la música, no quiero ponerme en complejo uterino pero sí lo tengo”.
La música es esa instancia de contemporaneidad en que varias personas se pueden encontrar e incluso pueden hacer vivir las distintas edades que han sido, “y es donde se da perfectamente el pasado y la consecuencia, es decir el porvenir. Para mí eso es el lenguaje, es música que me llevó a conocer un poco más formalmente la literatura pero antes que nada es la que me ha motivado incluso a leer”.

Al respecto comentó que leyó a autores que le pedían en la escuela y algunos como a Filisberto Hernández, Ayn Rand, Juan Rulfo y Alejo Carpentier, y aceptó que “Rayuela” de Julio Cortázar no le gustó.
Antes del concierto que ofreció en el Teatro Macedonio Alcalá en el marco de la XXXV Feria Internacional del Libro de Oaxaca, también habló del rock en México que ha sido más traumático frontera adentro que frontera afuera, porque la gran presencia mexicana ha estado ahí desde el principio, de Ritchie Valens a Carlos Santana, pasando por Linda Ronstadt, Freddy Fender de San Benito Texas y una larga lista, dijo, y hacia México “parece una gestación elefantiásica, pero porque la competencia es grande ante el gran acervo musical que hay en este país”, señaló.
Citó que por ejemplo, el bolero era presencia central en el tiempo en que el rock nacía. México lo exportaba, los Beatles hacían bolero en inglés y tierra adentro, comentó, llevó mucho tiempo aceptar que era parte de nuestra cultura que se ha mezclado con todo y a veces hay esas atrofias que nos escandalizan pero sale adelante. “Entonces yo veo bien el panorama musical, porque hay más logros que desaciertos. Es el logro feroz desde luego”.
A su vez el ensayista Julián Herbert dijo que Jaime López que no es militante de nada. Su vida y obra no son una postura ideológica, es una especie de anarquismo existencialista. Creo que esa es la vigencia. Jaime López es el Jaime López mexicano, no encuentro un referente y me parece muy interesante pensando lo que es la cultura mexicana porque está vinculado con la cumbia, el rock, Tintan y Marcelo (agregó Jaime), con el Piporro, uno de los grandes.
También es un gran tema desde la forma de tocar la sexta cuerda de la guitarra, desde arriba es una cosa blusera (de blues). La quinta huapanguera, por ejemplo. Jaime es de los mejores músicos de este país, comentó.
Asimismo habló de la disciplina del artista. Al respecto Jaime López respondió que si no se encuentra placer en la disciplina no vale la pena.

“La clave está en el placer que sientas realmente un goce en eso, de lunes a jueves me autoconstruyo y los fines de semana me autodestruyo. La locura y la cordura, la letra y la música, la disciplina y el desorden. También la corriente alterna, el sentido del humor me interesa que fluya entre la hilaridad y la solemnidad”.

Comentó también que está empezando a tocar con una nueva banda y lo siguen motivando los primeros acordes de rock pesado, “porque en esta banda hay chavos cuyas canciones de cuna eran AC DC y Kiss, y dije sacaré juventud de mi pasado. De repente con ellos, me salieron unos acordes rollingosianos y eicidicianos, lo que escucharon sus seguidores en el concierto de la noche del miércoles 31 de octubre en el Teatro Macedonio Alcalá.
EL CONCIERTO
El concierto empezó a las 19:30 horas y concluyó hora y media después, tiempo en el que interpretó las canciones que su banda de seguidores coreó y le pidió.

Empezó con “En toda la extensión de la palabra”: “En toda la extensión/De la palabra amor/Caben unas cuantas dudas/Otras tantas muy agudas/Cien respuestas de cien gentes/Cien preguntas en la mente/Dos monólogos o más/Y los gritos de las masas./En toda la extensión/De la palabra amor”.
Luego siguieron algunas de las que ha compuesto e interpretado en sus muchos conciertos ante públicos diversos en todo el país como “Dios está en el infierno”, “Asunto nauseabundo”, “Castillos en el viento”, “Me siento bien pero me siento mal”, “A la orilla de la carretera”.