Por Carmen Báez
CDMX.- Una vocación importante del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es que la investigación básica que se genera en sus laboratorios trascienda e impacte en la sociedad, esto mediante la generación de productos o servicios.
Así lo dio a conocer el director de este instituto, Octavio Ramírez Reivich durante una entrevista exclusiva con la Agencia Informativa Conacyt en 2015, cuando se anunció el otorgamiento de siete patentes al instituto en 2014.
Como labor trascendental, cada año este instituto realiza procesos para el registro de nuevas patentes. Como resultado de esta actividad se le concedieron cinco nuevas patentes, lo que reafirma las declaraciones de su director e investigador nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Método para cuantificar proteínas virales
De acuerdo con un boletín emitido por la Secretaría Técnica de Gestión y Transferencia de Tecnología del Instituto de Biotecnología, una primera patente fue concedida a los investigadores Laura Palomares y Tonatiuh Ramírez y al estudiante Ricardo Castro.
Dicha patente fue concedida en México (MX330383B) por la invención de un método analítico capaz de diferenciar y cuantificar nanoestructuras compuestas de monobloques de proteínas virales, diferenciadas en su estructura final.
Las proteínas estructurales de los virus son producidas artificialmente con fines biotecnológicos y, dependiendo de las condiciones ambientales, forman uno u otro tipo de estructura o partícula pseudoviral (que es inocua) con características fisicoquímicas e inmunológicas similares a las de los virus en las células.
La importancia de este desarrollo radica en contar con un método que permita cuantificar proteínas virales de manera precisa y diferenciada en nuevas vacunas inocuas, pero que activan el sistema inmunológico de las personas o animales para que combatan al patógeno, para asegurar su calidad y seguridad en su uso.
Otras tres patentes fueron concedidas a los investigadores del Departamento de Microbiología Molecular, Mario Soberón Chávez y Alejandra Bravo de la Parra, quienes desde la década de los noventa trabajan con toxinas Cry de Bacillus thuringiensis. Dos de estas patentes se concedieron en México y una más en Estados Unidos.
Nuevo bioinsecticida para combatir larvas de Aedes aegypti
La primera de ellas comprende un nuevo bioinsecticida en forma de pequeñas perlas, letales para las larvas del mosquito transmisor del virus del dengue, Aedes aegypti.
Para combatir las enfermedades transmitidas por estos mosquitos se han utilizado insecticidas altamente contaminantes y tóxicos. No obstante, la formulación desarrollada por los investigadores mexicanos ayuda a combatir esta enfermedad sin dañar el medio ambiente.
El desarrollo, menciona el boletín informativo, incluye dos cepas de esporas que producen toxinas Cry de Bacillus thuringiensis letales para las larvas de estos mosquitos cuando las ingieren, pero son inocuas para otros organismos. Al aplicar las perlas de la formulación en los depósitos de agua como tinacos abiertos y/o piletas, comunes sobre todo en comunidades rurales, mantiene su efectividad de manera sostenida.
“Como las perlas flotan en el agua, las larvas se siguen alimentando de ellas (porque contienen un atrayente), así mantienen su eficacia por mucho tiempo en el depósito de agua, aun después de varios recambios del líquido”, señala el comunicado.
Esta patente ya fue licenciada a la spin-off Corporación Mexicana de Transferencia de Biotecnología S.A. de C.V., con el fin de implementar esta tecnología y ayudar al control de enfermedades transmitidas por vectores.
Otra patente para este desarrollo es la aplicación del mecanismo de acción de las toxinas Cry de Bacillus thuringiensis que consiste en conocer cómo las poblaciones de insectos que han sido expuestos a estas toxinas generan resistencia.
Los inventores propusieron una modificación a nivel genético en estas toxinas Cry, que evita que la toxina requiera de cierto procesamiento en el intestino del insecto, que es el paso donde se genera la resistencia, dando lugar a las toxinas Cry-Mod.
Desarrollo para el control de plagas
Aunque existen toxinas útiles para el control de plagas del gusano cogollero del maíz (Spodoptera frugiperda) y el gusano del tabaco (Manduca sexta) —insectos que pueden causar pérdidas cercanas a los mil millones de dólares anuales en maíz, a nivel mundial—, el grupo de los doctores Soberón Chávez y Bravo de la Parra generó nuevas variantes de toxinas más potentes contra estos insectos.
Por este trabajo se les concedió la tercera patente, la cual buscan expandir en países que producen plantas genéticamente modificadas como una herramienta disponible para el control de plagas de cultivos agrícolas. Estas patentes tienen una vigencia de aproximadamente 20 años, según informó a la Agencia Informativa Conacyt el también miembro del SNI, el doctor en biomédica básica Mario Soberón Chávez.
Desarrollo de pequeñas proteínas aisladas del veneno de alacrán
El doctor Possani Postay ha estudiado aspectos de los componentes del veneno del alacrán mexicano desde hace varios años, recibió en 2014 tres patentes internacionales: Euroasia, Australia y China, por el descubrimiento de dos péptidos (unión de aminoácidos) aislados del veneno de estos animales; y en 2015 se otorgó en Corea.
Estos péptidos presentan actividad de moduladores de un canal de potasio que ha sido identificado como pieza clave en el posible tratamiento de enfermedades autoinmunes, como la psoriasis, la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple. En colaboración con una empresa mexicana se busca la explotación comercial de estos péptidos a través del desarrollo y venta de medicamentos para el tratamiento de enfermedades autoinmunes.
El Instituto de Biotecnología es una de las entidades académicas de la UNAM más reproductivas en cuanto al rubro de patentes derivadas de la investigación científica, así lo dio a conocer su director en la entrevista realizada en 2015.