* El recuento de los daños no puede ser otro que el fachadismo imperante en el Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca, en claro contubernio con la Dirección del Centro Histórico del Municipio de Oaxaca de Juárez
AGENCIA JM
Oaxaca.- El 4 de mayo de 2016, en las instalaciones del auditorio del Centro Cultural Santo Domingo se dio el esperado relevo de responsable de la Delegación del INAH en el Estado de Oaxaca. En una sesión fría, encabezada por Diego Prieto, Secretario Técnico de ese Instituto, se presentó a Joel Omar Vázquez Herrera como sucesor de un gris Sergio Bautista, que taciturno oía reclamos de la base trabajadora, que sin embargo, nuevamente hacía que escuchaba.
Egresado de la Facultad de Antropología de la Universidad Autónoma de Querétaro, el nuevo encargado de la Delegación cultural se desempeñó hasta el martes como Director de Cultura Demográfica en el Consejo Nacional de Población, dependiente de la Secretaría de Gobernación del Gobierno de la República. Presentando su trabajo recepcional en el año 2012 titulada “La práctica médica doméstica”, no encontrando alguna otra evidencia de su experiencia en el sector, llega a intentar sacar del naufragio general que padece el INAH a Diego Prieto en Oaxaca.
Podría ser motivo de una tradicional calenda, lo merece. Pero con el desempeño de Sergio Benigno Bautista Orzuna como Delegado del Centro INAH Oaxaca, ya no sabemos si reír, llorar o simplemente decir que Joel Omar Vázquez Herrera se ha sacado, como se dice en el argot, la rifa del tigre sin haber comprado boleto. Simplemente su antecesor le ha dejado el patrimonio de ser el peor encargado de la oficina de la representación de, en otrora, noble y reconocida institución cultural federal.
Y es que el recuento de los daños no puede ser otro que el fachadismo imperante en el Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca, en claro contubernio con la Dirección del Centro Histórico del Municipio de Oaxaca de Juárez, los incendios sin respuesta en la Zona Arqueológica de Monte Albán y Atzompa; los innegables avances de la mancha urbana en Xoxocotlán sobre este Patrimonio de la Humanidad.
También se incluye el nulo peso de la Institución en las sesiones de Consejos, Reuniones, Simposios o Actos Conmemorativos aludibles a la cultura en por lo menos 3 años de su gestión. Negando licencias sin justificación para obras como la Cineteca Estatal o impidiendo la apertura del Museo Frissell. Aplicando a los amigos Justicia y Gracia, parafraseando al Benemérito, a aquellos delitos flagrantes como la destrucción de patrimonio cultural en pleno centro de Mitla. Ni una denuncia en casi cuatro años de gestión.
En la opinión de Simon Weil, filosofa francesa de principios de siglo XX, la destrucción del pasado es el mayor de los crímenes. No es asunto sencillo, solo fuimos testigos de tropiezo tras tropiezo de aquel que prometió revolucionar y quedó apabullado ante su novatez ante ambiente oaxaqueño.
Los trabajadores pertenecientes al INAH Oaxaca manifiestan que solo esperan un responsable al tamaño del patrimonio cultural del estado, ya fue suficiente experimento los últimos cuatro años de gestión cultural del presente gobierno federal en un instituto que hace agua por todos lados.
Llegó como se fue, sin pena ni gloria. Comprobando una vez más que la destrucción es la panacea de los iracundos.