Santana: energía y paz en el Ángel

CIUDAD DE MÉXICO, 29 de marzo.- Tras su paso por Cumbre Tajín 2015, en Papantla, y su presentación en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México, Carlos Santana cerró su pequeña gira por tierra mexicana con un concierto gratuito y al aire libre de dos horas en el Monumento a la Independencia en el Paseo de la Reforma.

La noche del sábado miles de personas se dieron cita en la principal avenida de la capital mexicana para disfrutar de la música de Santana, que evocó a la Virgen de Guadalupe, a la paz en México y a los clásicos del músico, sin importar que la lluvia o el frío fuera una constante amenaza. Para muchos que se encontraban en el privilegiado espacio frente al escenario y que tomaron su lugar en el evento, no importó soportar un aguacero de poco más de dos horas que bañó la zona, ni tampoco enfrentar el fuerte viento que por momentos se sintió. Santana bien lo valía.

Visiblemente contento, Santana se apoderó del escenario montado en el cruce de Paseo de la Reforma y Florencia, frente a la Columna de la Independencia, 15 minutos antes de las 20:00 horas donde con Power of Peace y un video de conciertos anteriores del originario de Jalisco, encaró a los miles de personas que abarrotaron la avenida más importante de la capital mexicana.

Los 12 grados centígrados que marcaba la temperatura se sintieron como si fueran 30 cuando la explosión de People Are YouReady y Yaleo estremecieron el lugar e hizo bailar a aquellos que esperaron por más de cinco horas, para ser testigos de la magia de la guitarra de Santana. “Santana, Santana, Santana”, coreaba la gente que logró emocionar al jalisciense.

Muy buenas noches, México, México, México, México, México México, así es como quiere Dios, que estemos: juntos, unidos en armonía, con compasión. Queremos dedicar esta música…”, dijo el músico cuando un grito lo interrumpió y respondió: “No mames güey, no se me ha olvidado”, lanzó entre risas, para dedicar María María “con todo nuestro corazón a nuestra patrona, la Virgen de Guadalupe: queremos que esta noche sea memorable”, puntualizó antes de iniciar la canción.

Con FooFooelmúsico y su banda pusieron a bailar a la multitud. Con la petición al público de agacharse y después saltar, los cimientos de la glorieta también bailaban hacia arriba y hacia abajo al ritmo que los acordes que las dos guitarras de Santana marcaban.

La fiesta había comenzado pero siempre hay un momento de más calma y éste llegó cuando los acordes de Europa hipnotizaron a la audiencia, que dedicó un momento a escuchar y disfrutar de la música.

Yo soy una reflexión de tu luz, vamos a tocar una canción que nos invitó una banda internacional de Guadalajara que se llama Maná, pero primero quiero introducir a la reina de mi corazón”, dijo Santana al responder a la petición de la gente de “beso, beso” y mostrarle su amor a Cindy Blackman, su esposa y baterista.

Bueno, como les decía, si saben la letra aliviánenos, esto es Corazón espinado”, dijo el guitarrista para dejar el micrófono a su público que no paró de cantar y bailar, aún más cuando la banda de Santana hizo un mix con La Boa, original de la Sonora Santanera.

Un solo de bajo acompañado por la batería arrancó los aplausos de la gente que, en algunos casos, realizó el ya conocido headbanging. El bajo calló sus cuerdas y dejó que Blackman —también baterista de LennyKravitz— luciera su habilidad con los platillos y la tarola, provocando de nueva cuenta la ovación masiva de los presentes.

En medio de la presentación, la Hora del Planeta se hizo presente. De manera casi imperceptible por la luminosidad del escenario, algunos edificios que se encuentran alrededor del Ángel de la Independencia se oscurecieron casi en su totalidad, al igual que el monumento, mientras la gente siguió con atención el show del guitarrista.

Es un honor invitar a mi hermano de luz que en 1967 creamos esta banda, GreggRolie”, dijo Santana al concluir Jin-go-lo-ba. Fue entonces cuando el veterano tecladista subió al escenario para dar vida, junto a su compañero de vida musical, al clásico Black MagicWoman, seguido de GypsyQueen.

Oye cómo va —original de Tito Puente— recorrió en todas direcciones la zona y aunque algunas gotas de agua se hicieron presentes, y el aire comenzó a soplar. Aquellos que sabían la letra no dudaron en cantar; los que no, optaron por bailar, no importaba si eran jóvenes que por vez primera veían a Santana o adultos que desde tiempo atrás admiran y siguen el trabajo del guitarrista.

Las primeras notas de La flaca —original de Jarabe de Palo— fueron fácilmente reconocidos por los presentes que cantaron de una manera discreta. “Esta es una canción nueva que no hemos grabado, pero sé que ustedes se la saben y la van a reconocer de volada”, dijo Santana cuando los acordes de Tequila sorprendieron a la audiencia.

La emoción se desbordaba y con ella la atención de los encargados de la seguridad se sintieron nerviosos. El intento por trasponer las vallas que dividían el bloque del frente con el resto de la avenida hicieron que se reforzara la estructura. Cuatro personas tuvieron que ser atendidas por los servicios médicos a causa de lesiones producto de la presión, mientras Smooth resonaba en el Paseo de la Reforma.

Con la energía controlada, ToussaintL’Ouverture mantuvo el ánimo encendido entre los asistentes. “Lo que más queremos, más que nada, es que haya paz, justicia, igualdad y compasión para toda la gente. Paz en tu mente, paz en tu corazón y paz en el mundo”, lanzó Santana antes de interpretar PeaceOnEarth, tema con el que dio por terminada su presentación.
Carlos Santana no se guardó nada para su concierto del Ángel de la Independencia.

El viernes, el músico agotó todas sus energías y su ritmo en un concierto electrizante en el que cautivó a más de 15 mil personas reunidas en el Palacio de los Deportes.

Luego de una pausa de 40 minutos tras el concierto de Journey, en los que se montaron, conectaron y ecualizaron los instrumentos, Santana saltó al escenario a las 22:57 horas, cobijado por las imágenes de galaxias y constelaciones que se alinearon para esparcir ese prodigioso don que tiene con la guitarra.

Con el instrumento en las manos, el originario de Autlán, Jalisco, se convirtió en un dios de la música, que llenó de ritmo el Domo de cobre en una noche que resultó inolvidable desde sus primeros riffs de guitarra.

Santana, con su inseparable sombrero y esa silueta encorvada por el amor a sus cuerdas, comenzó la fiesta latina con ToussaintL’Ouverture, en la que fue acompañado por cuatro baterías, unos timbales, otra guitarra, un bajo, dos teclados, una trompeta y dos coristas que intercalaron instrumentos, como maracas, panderos y güiros.

Buenas noches. ¡Qué espíritu! ¡Qué fuerte! Es un honor estar en su presencia. En 1867 iniciamos esta banda cuando se inventó la electricidad”, dijo entre risas para después tomar con suavidad su guitarra roja y entonar uno de sus himnos: Black MagicWoman.

Con la gente de pie y a sus pies, el músico ataviado con su tradicional playera holgada con motivos africanos y tenis, interpretó Oye cómo va, el clásico de Tito Puente, que puso a todos a bailar. “Queremos dedicar esta noche a mi mamá Josefina; si no fuera por ella estaría muerto o en Tijuana todavía. También a mis hermanas y a mi esposa”, pronunció ante el micrófono antes de comenzar los acordes de María María.

Entonces, sus dos coristas masculinos tomaron el micrófono para interpretar el tema que incluye algunas estrofas rapeadas y que fueron coronadas con un coro que decía: ‘¡Viva Carlos Santana!’. “Aspiramos a que esta noche sea memorable para ustedes”, comentó entusiasmado, para continuar con FooFoo, una pieza cargada de ritmo.

El momento romántico de la velada llegó cuando Santana presentó al público a Cindy, su esposa, “la reina de mi corazón”, y a quien le pidió un beso con la ayuda de toda la audiencia. En realidad fueron dos, que sirvieron como preámbulo de Corazón espinado, que grabara con Maná para
su disco Supernatural.

“Si se la saben, ayúdenos con el coro”, dijo antes de rasgar su guitarra para comenzar el tema que concluyó varios minutos después con un prolongadísimo solo del bajo y sobre todo de la batería — alrededor de seis minutos—, ejecutada por la propia Cindy.

Gracias a mi madre por rezar por mí, educarme y corregirme. Esto es para tí, Josefina”, fueron las palabras que pronunció antes de hacer llorar su guitarra con Europa.

“Tenemos una sorpresa para ustedes, esto es histórico”, dijo antes de presentar a Neil Schaon y Jonathan Cain de Journey, dos viejos amigos con los que ha compartido la vida y los escenarios.

Para ese momento, con Batuka rebotando por todo el Palacio, Santana brincaba sobre el escenario, agitaba su melena rizada al ritmo de la música y le pasaba la energía musical a su colega.

Juntos también tocaron No onetodepend of you y un par de temas más, hasta que cedieron su lugar a La Flaca, de Pau Donés de Jarabe de Palo, que fue ilustrada en las pantallas por imágenes de una película en blanco y negro con Emilio Indio Fernández. “Man, it’s a hotone…”, anunciaba el inicio de Smooth, en el que quizá fue el mejor momento de la noche, que concluyó un par de piezas después con SoulSacrifice y Saideira, un homenaje a la propia presentación de Santana en el mítico Festival de Woodstock.

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