* Narra la forma cómo un narcotraficante, Pedro Chimalli, se embelesa por la manera en la que ejercían sus rituales los aztecas y arma su propio tzompantli
Pachuca de Soto, Hgo.- El escritor y ensayista Eugenio Aguirre destaca que su más reciente obra, “Templo de sangre” (Planeta 2016), trata de un texto muy peculiar donde se mezclan dos historias unidas a través del tiempo-espacio entre Pedro Chimalli, un narcotraficante profesional que se dedica a degollar a por órdenes de los capos del cártel y, por otra parte, narra la historia de los sacerdotes aztecas que realizaban los sacrificios humanos en el Templo Mayor: Tizoc y Yolatl.
Con esta historia prolijamente contada se presentará el autor mexicano de origen vasco en la 29 Edición de la Feria Universitaria del Libro 2016, organizada por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), su Patronato y la Secretaría de Cultura federal.
“En este libro relato cómo Pedro Chimalli se involucra con el rito de la Santa Muerte, la adoración de Jesús Malverde, el santo de los narcos y sus expresiones de muerte que son variadas, pintorescas y hasta extravagantes”, describe Aguirre.
El también abogado, colaborador de varias publicaciones culturales y presidente de la Asociación de Escritores de México durante los años de 1984 a 1986, según su biografía, ha producido un total de 41 libros de los cuales 38 ya han sido traducidos a varios idiomas.
Entre sus obras destacan las novelas “El rumor que llegó del mar”, “Los niños de colores”, “Lotería del deseo”, “Gonzalo Guerrero (Gran Medalla de Plata de la Academia Internacional de Lutèce en 1981)”, “Pasos de sangre (Premio de Literatura José Fuentes Mares en 1986)”, “Victoria” y “La cruz maya”; también es autor de los volúmenes de cuentos “Cosas de ángeles” y “Los perros de Angagua”.
El escritor indicó que la idea de crear “Templo de Sangre”, bajo el sello editorial Planeta, surgió luego de ver con horror y dolor cómo los sicarios replicaban las formas de asesinar que usaban nuestros antepasados.
“La diferencia es sustancial, pues los sacrificios que ejercían los sacerdotes obedecían a una cosmovisión para dar vida al planeta; es decir, se tenía una visión propositiva, en cambio los narcotraficantes se van a lo sanguinario, son mensajes de advertencia que mandan a los cárteles enemigos, por lo que pensé que nuestro pueblo sigue siendo sanguinario”, puntualizó el escritor.
Por ello, el protagonista de la novela, conoce al Huey Tzompantli, que es la principal estructura prehispánica formada por cráneos, que corresponde a uno de los siete Tzompantli, altar donde se empalaban ante la vista pública las cabezas aún sanguinolentas de los cautivos sacrificados con el fin de honrar a los dioses, conforme al relato de Fray Bernardino de Sahagún.
“Pedro Chimalli se queda impresionado por la mezcla entre la estética litúrgica de los aztecas y los sacrificios humanos, por lo que decide reunir cráneos para hacer su propio Tzompantli”, destaca el escritor.
La diferencia es que a diferencia de los aztecas que buscaban con los sacrificios mostrar respeto y adoración a sus dioses
“Templo de Sangre” de Eugenio Aguirre, se presentará en el festival de la lectura “donde a las letras no se las lleva el viento”, en el Polideportivo Carlos Martínez Balmori, ubicado en la Ciudad del Conocimiento de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, del 26 de agosto al 4 de septiembre, con entrada libre.