Adrián Ortiz Romero Cuevas / Al Margen
* En 2006 hubo una historia amarga; ahora sí hay presión de IP
En un conflicto como el magisterial de Oaxaca, el común denominador es la mezquindad y de eso no debemos sorprendernos. Por un lado, la Sección 22 del SNTE insiste en que sus protestas son legítimas y que no dañan a nadie y, hasta hace pocos días, el gobierno federal estaba seguro que el problema no pasaba de la mesa de negociación con el magisterio. Ni siquiera cuando el 19 de junio Gobernación decidió abrir las carreteras, lo hizo por una convicción o lealtad con los sectores productivos, sino sólo para no parecer pelele ante la provocación de la CNTE. Hoy que el gobierno federal tiene encima la presión de las cúpulas empresariales, y ya anunció un programa de rescate económico para Oaxaca, todos deben vigilar que no se repita la historia de hace una década.
En efecto, en los últimos días el gobierno federal ha dado a conocer que cuando menos a través de tres de sus dependencias iniciará un proceso de reactivación económica para la entidad. Han asegurado, por ejemplo, que invertirán mil millones de pesos en fondos de garantía para que la banca pueda emprender un programa de otorgamiento de créditos preferenciales para que los comerciantes y empresarios de la entidad puedan reactivar sus negocios.
La Secretaría de Turismo federal, por su parte, informó que en conjunto con la Secretaría de Economía se preparan programas de apoyo para los empresarios turísticos afectados por las manifestaciones y bloqueos de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. “Sí estamos en pláticas con la Secretaría de Economía para ver qué programa podemos trabajar de manera conjunta para apoyar a las empresas que han sido afectadas y estamos al final del día esperando la resolución del conflicto para poder entrar”, aseguraba el titular de esa dependencia, Enrique de la Madrid, al tiempo de asegurar que se mantiene un diálogo con las asociaciones de hoteleros y restauranteros de Oaxaca y Chiapas para conocer los impactos a más de dos meses del conflicto magisterial.
Esta, aunque no lo parezca, es una historia ya conocida en Oaxaca de no muy destacables resultados. Cuando en 2006 un conflicto magisterial de mayores proporciones, devastó la economía y el empleo en Oaxaca, también el gobierno federal anunció un programa de rescate económico por más de mil millones de pesos para —según— reactivar e indemnizar a los comercios y empresas que habían resultado dañados por la crisis magisterial, y luego, el gobierno estatal hizo un par de anuncios más o menos similares, primero para activar la economía, y luego para resarcir a quienes habían resultado con daños. ¿Cuál fue el resultado?
LA MEZQUINDAD
El saldo de ese primer intento de rescate fue la mezquindad total. Por un lado, el gobierno federal —que cambió de presidente, de Vicente Fox a Felipe Calderón, casi en medio de la crisis de 2006— se desentendió casi por completo de la promesa de rescate económico para la entidad; esa situación fue aprovechada por algunos dirigentes empresariales locales para conseguir beneficios discrecionales y preferenciales de la crisis, olvidando que eran todos, y no unos cuántos, los afectados por el problema social. Para muestra, un botón.
En 2007, luego de la crisis magisterial, varias agrupaciones lanzaron llamados desesperados al rescate económico; el gobierno federal respondió. Pero hubo claroscuros. A dirigentes empresariales locales de aquel tiempo, como Fredy Alcántara Carrillo, José Escobar Gómez o Adalberto Castillo González, se les señaló en su momento de no haber sido parejos con la consideración a todos los empresarios con los apoyos ofrecidos por el gobierno federal.
Si se recuerda, luego del conflicto magisterial de 2006, hubo también en las cámaras empresariales locales una fuerte crisis interna, en buena medida por haber perdido la compostura durante el conflicto. Porque aunque la gran mayoría de los empresarios y comerciantes de la capital manifestaron su abierto desacuerdo con las acciones de la Sección 22 y de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca, no les gustó que altos funcionarios del Gobierno local cooptaran a los líderes empresariales, y a través de ellos trataran de hacer posicionamientos de conveniencias políticas, que ni eran consensados con todos los agremiados ni tampoco les reportaba conveniencias o beneficios para la situación por la que estaban atravesando.
Lo más grave de todo eso, es que junto a la cooptación también hubo un problema fuerte por la incapacidad de bajar los apoyos a quienes verdaderamente lo necesitaban. De 2006 hacia delante, hubo una fuerte purga de empresas locales simplemente a partir de que muchos no alcanzaron a atravesar el umbral de la crisis política, traducida en su propia crisis interna.
Muchos otros no alcanzaron a ser beneficiarios de apoyos, porque también salió a relucir que tenían problemas añejos con el fisco y eso les impidió el acceso a los fondos federales; y, así por el estilo, aquella promesa del rescate económico para muchos se convirtió en un simple espejismo porque nunca tuvieron la posibilidad de materializar algo.
FUTURISMO
Ya se deshacen algunos sectores políticos por especular sobre quiénes podrían ser los integrantes del próximo gobierno. Sólo barajan nombres al azar, y se hacen bolas, porque eso se va a decidir —como suele ocurrir casi siempre, por las negociaciones y los consensos entre los grupos con los que el próximo Mandatario va a gobernar— la noche del 30 de noviembre, y en los días siguientes
¿El rescate económico federal ahora sí aterrizará en Oaxaca?
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