Salvador Flores Durán
Oaxaca.- Doctrinas filosóficas griegas, un futuro donde la ciencia todo lo hace posible, influencias de los escritores Michel Houellebecq, Aldoux Huxley, Franz Kafka, reminiscencias bíblicas, una mujer que sueña con destazar a su novia y vestirse con su piel, fascinada con la disección de cuerpos humanos, una distopía, una sociedad ficticia indeseable en sí misma, es el coctel que ofrece “Eve. Proyecto Esfinge”, primera novela publicada del escritor Israel García Reyes, narrador oaxaqueño que incursiona en la ciencia ficción sin un solo rasgo de oaxaqueñismo.
La novela ya ha tenido intentos de censura porque alguna institución se negó a facilitar las instalaciones para su presentación al público, y algunos pueden calificar la novela como antifeminista, porque se desarrolla en un mundo donde las mujeres son autónomas, y los hombres han sido totalmente relegados.
Sin embargo, Eve nos ubica en un tiempo ficticio que sirve para cuestionar ¿qué es lo humano?, porque, dice García Reyes, al lado de Houellebecq, de eso se trata la literatura, de cuestionar y de poner el dedo en la llaga, de transgredir.
Houellebecq, autor de Las partículas elementales, entre otras obras, y el conflicto político del 2006 en Oaxaca, además del azar y el desempleo, marcaron a García Reyes, quien aspira, como el primero, a que su escritura cuestione, exhiba y plantee lo diferente, en la ruta de lo políticamente incorrecto.
Houellebecq, quien ha sido acusado de misógino, decadente, reaccionario, xenófobo, racista, y que fue enjuiciado en 2002 acusado por agrupaciones islámicas y de derechos humanos por “injuria racial” e “incitación al odio religioso”, es una de las principales influencias de García Reyes, quien el sábado 8 de octubre presentará “Eve. Proyecto esfinge”, su primera novela publicada, de 8 inéditas, en la Biblioteca Henestrosa de la Casa de la Ciudad.
García Reyes fue lanzado por el conflicto del 2006 a la literatura. El escritor ejercía la abogacía desde un despacho fundado con un grupo de amigos, cuando la crisis económica derivada del conflicto político contra el entonces gobernador Ulises Ruiz Ortiz, los dejó sin clientes ni ingresos.
Entonces, con su bagaje de talleres literarios en la Biblioteca Pública Central desde que tenía 17 años, el escritor decidió dedicarse de lleno a las letras y buscó empleo en algunos diarios como editor con la idea de combinar el trabajo con la literatura.
El niño que se encerraba para leer y era regañado por su padre para que saliera a jugar y dejara su cuarto, había tropezado por el escritor francés que lo marcó al igual que Kafka, y así también tropezó con varias negativas a sus solicitudes de empleo.
Eve, comenta, nació de cuatro años de una disciplina de tres o cuatro horas de escritura de madrugada, saliendo del trabajo en la edición de Tiempo de Oaxaca.
La oficio de escritor, dice, es algo muy incierto e ingrato. “No hay escuelas que te haga escritor. Puedes pasar años escribiendo un libro y nadie te garantiza que se va a publicar, y si se publica puede ser que nunca trascienda. Publicar en una editorial conocida que apoye el lanzamiento de una obra o un libro es una proeza”, señala.
Sin embargo, García Reyes tiene ya ocho libros inéditos de poesía, narrativa, cuento, un libro para niños y reseñas literarias y algunos de sus textos han aparecido en 10 antologías nacionales y estatales.
Escribir y dedicarse a la literatura, dice el autor, son actividades para las que hay que tener dinero “nadie te paga tres años para que escribas una novela a menos que seas Vargas Llosa o Villoro. Es difícil tener un trabajo formal y dedicarte a escribir”, aunque en el caso del periodismo, fue una actividad que le permitió mantenerse y continuar escribiendo.
Además, dice, lograr colocar un libro en el gusto de los lectores depende mucho también de la mercadotecnia de las editoriales, porque las grandes empresas no apuestan por las figuras jóvenes, porque “quieren algo ya hecho para retomarlo”.
Eve, novela con la cual también nace “La Vagancia editorial”, un proyecto de Omar Fabián Rivera y Ramón LIcea, interesados en publicar a jóvenes escritores oaxaqueños, no tiene nada que ver con Oaxaca, señala García Reyes, quien afirma que no se trata de una novela de visión feminista, pero si se puede leer como una crítica al poder, a la expansión del capitalismo y al avance de las empresas trasnacionales, “es una crítica al ser humano. Cuestiona que es lo humano y es una distopía”.
El escritor señala que en esta novela “he tratado de alejarme de la narrativa que se escribe en Oaxaca y trato de trabajar temas muy diferentes en cada libro. He trabajado temas con influencia de elementos filosóficos y elementos bíblicos, como la figura de Lázaro”, aunque dice que la biblia la leyó de niño como si fuera un comic.
García Reyes considera que sí hay un movimiento literario oaxaqueño, incipiente, con gran cantidad de escritores jóvenes, algunos ya conocidos, y que se distinguen por una gran influencia de lo “oaxaqueño” y sus regionalismos en su trabajo, “Oaxaca es una influencia de la que no se puede escapar, por su amalgama de elementos artísticos, a sus temas locales, leyendas, los temas sociales. Oaxaca se lee, se huele y se siente”.
Dice que los escritores también tienen que batallar mucho con los grupos y editoriales que dominan el ámbito cultural en Oaxaca, y que muchas de las becas a creadores se dan por favoritismo, o hay incluso editoriales “oaxaqueñas” que no publican a escritores oaxaqueños porque consideran que no tienen calidad, y algunos reciben apoyos por que tienen amigos funcionarios en el gobierno en turno.
Por todo ello, dice, aunque la escritura te llama, el azar está siempre presente en el trabajo literario.
Relata que alguna vez deambulaba por una feria del libro en la Alameda de Oaxaca con 50 pesos en la bolsa, y de pronto se topó con la poesía completa de Francisco Hernández, a quien no conocía, a 50 pesos. Recuerda que pasó días encerrado leyéndolo, como una muestra de que la literatura es azar y destino.