*Proyecto fotográfico de Alejandra López-Zaballa.
Oaxaca.- En México existen diversas realidades que, en muchas ocasiones, resultan invisibles para los que habitamos el país. Y es hasta que alguien se fija en estos escenarios y, haciendo usos de diversos medios, los hace visibles.
Claudia Aguilar/Arte, Cultura y Diseño de Swagger.
Tal es el caso de la fotógrafa española Alejandra López-Zaballa, quien en 2015 inició un proyecto documental, en el cual a través de una mirada sutil capturó la realidad de 24 niñas que viven en un orfanato en Oaxaca. A diferencia de otros proyectos, esta artista decidió ir más allá de la denuncia de una problemática social para centrarse en los afectos y espontaneidad, y así poder hablar sobre el abandono y la supervivencia en la orfandad desde sus rutinas e ilusiones, “desde la reivindicación de executivas de futuro”.
Entrevistamos a Alejandra López-Zaballa, para que nos contara un poco más sobre este proyecto que actualmente se presenta en la Consejería de Educación de España, bajo el título Refugios y Futuros.
¿Cómo inició este proyecto documental?
Siempre me he interesado en los proyectos sociales. Hace un año y medio, decidí viajar a Oaxaca para iniciar uno nuevo sobre la infancia y los ancianos. Ahí, junto con mi mentora Mary Ellen Mark (famosa fotógrafa documental norteamericana), comencé Principio y Fin.
En febrero de 2015 llegué a Oaxaca. Luego de buscar orfanatos y asilos, me encontré con la casa hogar Patronato Pro-casa del Niño y la Niña de Oaxaca. Aquí, hablé con el padre que estaba a cargo; le platiqué sobre el proyecto artístico y también del objetivo: ayudar a la casa hogar.
Con mucha desconfianza, él me dijo “Vamos a trabajar un día y ya vemos”. Felizmente, después de 15 días de convivir con ellas, terminé con más de 6 mil fotografías y un montón de historias.
¿Cómo era tu jornada?
Durante 15 días yo las visité. Vivía cerca en un hostal, así que iba al orfanato desde las siete de la mañana y me quedaba con ellas hasta el anochecer.
Con el tiempo, las niñas me vieron como una más. Al final, se produjo una química muy especial, lo que permitió que, mientras ellas seguían haciendo sus actividades, yo pudiera sacar las imágenes, imágenes naturales, espontáneas, sin poses.
¿A partir de qué te interesaste por estos temas sociales?
Yo con 27 años me fui a Kenia y trabajé en un orfanato de niños con SIDA. Tengo 42 ahora. Hace seis años vivía en Tailandia, ahí también hice un trabajo en un orfanato en Camboya.
La verdad es que siempre he tenido la inquietud de los temas sociales y sobre todo con niños, esto me ha llevado a apoyar a Unicef durante muchos años.
¿Nos puedes contar un poco más sobre el tema de refugio y futuro?
El título no es casual, tiene un sentido. Hablamos del refugio en sentido de cariño y también de un proyecto social que busca dar apoyo y refugio a las personas que lo necesitan. Usamos la palabra futuro porque, afortunadamente, tenemos algo a nuestro favor y eso es el tiempo. En concreto, estas niñas tienen una realidad que se puede cambiar y mejorar.
¿Por qué decidiste tomar las fotografías en blanco y negro?
El tema del color no es una coincidencia pues a través de éste se pueden exponer todos esos claros oscuros que existen en el tema.
En la exposición hay fotos muy profundas, incluso duras. Pero también hay muchas fotos de lo que es la infancia: juego, ilusión, esperanza, alegría. Se ve cómo comparten las risas, el baile, pero también se puede ver que comparten un par de zapatos porque en un orfanato se comparte todo.
Por último, ¿nos puedes compartir alguna anécdota de tus fotografías?
Hay muchísimas. Pero le puedo contar de esta fotografía de gran formato que se llama “Juguetes de verdad”. El título hace referencia al poder de la imaginación que es el mayor juguete de un niño y que se ejemplifica con estas niñas que con un simple globo se la pasaron toda una tarde jugando.
De estas horas tengo más de 500 imágenes. En unas, hay niñas corriendo, tiradas en el piso, y en otras se ve cómo el globo salta. Cuando se produjo este momento mágico se me enchinó la piel, porque se ve cómo ellas están realmente conectadas.
Más allá de la contemplación, Alejandra López-Zaballa tuvo un involucramiento logístico. Pasó de ser espectadora de una realidad, a ser parte de ésta al donar lo que se obtiene de la venta de postales. A dicha actividad, se han sumado otras que apoyan a las niñas.
Si quieres conocer más sobre el trabajo de Alejandra López-Zaballa, visita: www.alejandra-photography.com
La exposición la puedes visitar de lunes a domingo de 9:00 a 15:00; sábados: visitas guiadas. La entrada es libre.
