* Parte del problema es que las personas más cercanas a aquellos con tendencias suicidas no saben cómo apoyarlos
Redacción.
Ilustraciones: Adam Tan
CIUDAD DE MÉXICO.
Uno de los principales factores de riesgo que contribuyen al suicidio es la falta de apoyo social. Parte del problema es que las personas más cercanas a aquellos con tendencias suicidas no saben cómo apoyarlos. Por supuesto, existen suicidios en situaciones en las que las personas están rodeadas de apoyo, pero los riesgos son menores.
Puede ser escalofriante pensar en el día en que un amigo decida dejarte entrar al campo minado que es su cabeza. La responsabilidad repentina de apoyar a tu amigo podría significar un cambio drástico en su relación, y es posible que incluso tengas que buscar la sabiduría del motor de búsqueda y dios de la información Google para responder a la pregunta “¿Qué chingados voy a hacer ahora?”. Sin embargo, sus respuestas genéricas tienen limitaciones, así como las de este artículo. Todos somos individuos y experimentaremos los problemas de salud mental de otras personas de manera diferente. Sin embargo, como punto de partida, reunimos a algunos veteranos de la salud mental para hablar sobre qué tipo de apoyo necesitaron de sus seres queridos cuando estaban pasando por tiempos difíciles.
Si pongo a alguien al corriente de lo que tuve que atravesar, quedaría confundido”, cuenta George, de 21 años. “Atravesar” es un eufemismo para describir los impulsos abrumadores de manejar en sentido contrario al tráfico y pasarse los semáforos en rojo.
Después de esta gran revelación, muchas personas terminan por sentirse abrumadas. “Mi familia y amigos cercanos no sabían qué hacer, así que no hicieron nada. Fue difícil para mí no estar resentida por eso”, cuenta Liv, una mujer de 25 años que comenzó a tener problemas con la depresión a los 14, pero no fue diagnosticada hasta que tenía 18 años.
Es difícil saber cómo reaccionar ante la persona afectada, y lo que tienes que hacer para apoyarla. George dice que si alguien tiene el valor para acercarse a ti y pedir ayuda, lo primero que tienes que pensar es qué debes hacer para darle seguimiento. “Podría ser un mensaje de texto a la hora del desayuno del día siguiente o pedirle que se reúna contigo para tomar un café el fin de semana, cualquier cosa”, explica George. “La actividad que realices no es tan importante como darle seguimiento”.
No todo lo que hagas va a ayudar, pero una parte sí servirá. “Las personas reaccionan de manera distinta en momentos diferentes, pero también aceptan ayuda de muchas formas. Algunos amigos intentaban cosas y yo les respondía groseramente y simplemente dejaban de intentarlo. Sin embargo, otros seguían intentando hasta que encontraran algo que me ayudara”, dice Liv. “A veces la gente, ni siquiera los amigos cercanos, te sorprenden y te dan exactamente lo que necesitas”.
Para Elle, una chica de 25 años que se deprimió al inicio de sus veintes debido a un desequilibrio químico en el cerebro, el apoyo significaba “reconocer el problema”. Así que cuando le cancelo a mis amigos porque no puedo salir de mi casa debido a una ansiedad paralizante, sólo me dicen ‘sí, está bien, avísame cuando quieras que nos juntemos'”.
Para Liv, eso significaba saber que no es una carga para los que la rodean y que podía confiar en ellos, sin ser juzgada, cuando realmente los necesitaba. “Lo que me ayudó fue saber que había gente a la que podía llamar a las 3 AM y que iba a venir y estar ahí para mí”.
George sólo necesitaba que la gente entendiera el impacto tangible que la enfermedad mental tenía en su vida diaria. “No quieres que alguien ‘te tenga lástima’ porque no has dormido durante días a causa de tu ansiedad. Quieres a alguien que sea consciente de lo que está pasando y de cuál es el impacto [de la falta de sueño] en ti”.
Sin embargo, no siempre es fácil saber lo que necesita tu amigo. “Se trata de conocer a la persona y de darse cuenta de las señales corporales no verbales. También puedes preguntarles qué necesitan, pero la respuesta depende de la persona o de lo frágil que se sienta”, asegura Liv.
Si no te están dando ninguna indicación de sus necesidades, es importante que no tomes una actitud de “clínica de rehabilitación” sólo porque no sabes qué hacer. Liv descubrió que las personas que menosprecian y dan consejos genéricos de Google como “salir a correr” o que desdeñan lo que te está pasando, porque te sientes horrible y no has hecho lo “obvio” como hacer ejercicio es “increíblemente molesto”.
“Con algunas personas, parece como si tuvieran una lista mental que están repasando en sus cabezas y están descartando los consejos precisos que tienen que darte y las cosas que tienes que hacer para estar ‘sano’ nuevamente”, aclara George.
“Es una línea muy fina entre estar ahí para apoyarte, pero sin tratarte como a un bebé”, afirma Liv. “Me pondría a la defensiva si trataran de ser condescendientes conmigo al decirme cosas como, ‘Es hora de levantarse y salir a caminar’. Soy una adulta. No me quites mi autonomía. No me hagas sentirme como una víctima”.
Hacer lo correcto no necesariamente va a ayudarte de todos modos. “Hago todas las cosas apropiadas: hago ejercicio, como bien, salgo al aire libre, pero no me ayuda. Es frustrante”, dice Elle.
Las personas que tienen problemas de salud mental tampoco esperan que sepas cómo se sienten. En realidad odian cuando finges que los entiendes. “No puedes suponer cómo se siente alguien, incluso si tú mismo has tenido depresión antes. Yo odiaba a la gente que me decía ‘Sé cómo te sientes, esto es lo que vamos a hacer’. Es mejor decir ‘Esto está de la chingada, ¿qué puedo hacer?'”, dice Liv.
Distingue entre los hechos y tu opinión”, aclara George. “Suponer que sabes qué está pasando no ayuda. En lugar de decir, ‘Tienes esto y debes hacer esto’ mejor piensa en algo como ‘No puedo entender lo que está pasando, pero lo que veo que sucede es esto, y pienso esto otro'”.
En última instancia, apoyar a las personas se trata de entender que lo que están atravesando tiene un efecto tangible sobre sus vidas y su estado mental, y ayudarlos a superarlo al estar ahí para ellos. Esto no significa que hay que encasillarlos en el papel de víctimas y no te da el derecho a controlar sus vidas y sus elecciones; ellos son los únicos capaces de superarlo.