Dialogan traductores en el IAGO

Oaxaca 9 de noviembre 2017.- La frontera de la lengua: la traducción y sus periplos, fue la charla que ofrecieron Tanya Huntington y Juan Cárdenas en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), una de las sedes alternas de la 37 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO). Con Pergentino José como moderador, esta charla versó sobre el oficio de traductor, el cual ambos invitados han ejercido.

Cárdenas fue quien inició esta conversación contando cómo se inició en la traducción, siendo muy joven en España y con un libro de cine, específicamente de Alfred Hitchcock. Comentó que vivió una etapa de transformación en la industria editorial española, pues se estaba dando una apertura a otras variantes del español, ya que sólo se usaba la nacional donde palabras como “vosotros” y sus conjugaciones eran las únicas adecuadas.

“Lo que fui creando fue un lenguaje Frankentstein, de ninguna parte. Reflexioné sobre qué lenguaje se usa en la traducción y a qué comunidad se están dirigiendo esos libros. Básicamente surgió idea de traducción como constructo y espacio abierto donde el contrabando de léxico y modismos locales podían entrar perfectamente. Construí lenguaje propio que no es mexicano, ni colombiano ni español” apuntó Cárdenas.

Por su parte, Tanya recordó que la primera traducción que hizo fue de una obra de Lorca, y fue por entretenimiento y para alejarse del trabajo de oficina. “Se trata de que no vivamos en un plato de Petri nacional, sino que nos contagiemos de otros autores y otras culturas”, dijo sobre el ificio de traductora que desde entonces ejerce regularmente.

La también artista plástica señaló que a los autores les interesa ser traducidos a otros idiomas pues eso les da mayor peso y prestigio. Como anécdota recordó que la primera traducción de Pedro Páramo, de Juan Rulfo, fue hecha por un conocido del autor y de forma no profesional, por lo cual fue una muy mala versión, y se privó así al público anglohablante de una de las más grandes obras de la literatura latinoamericana por varias décadas hasta que hubo una nueva traducción. “La traducción también tiene una permanencia”, recordó.

Ambos invitados coincidieron en que una mala traducción puede hacer gran daño a las obras literarias. Asimismo, rememoraron algunas malas experiencias con autores que exigen cosas que no pueden traducirse, por no existir esas expresiones, palabras o modismos en la lengua a la que se está trasladando.

“Es importante saber que hay escritores latinos que son muy buenos, vibrantes, que vale la pena leerlos en inglés. A mí me gusta estar trabajando desde esta trinchera cultural”, declaró Huntington sobre lo satisfactorio que es ayudar a que se conozcan autores talentosos en su país y otros de habla inglesa.
Como observación, Cárdenas apuntó que “también la traducción envejece. La traducción es una variante de la crítica literaria, porque es un dispositivo de acceso a otro idioma, pero que en 20 o 30 años deja de servir. Yo creo que cada determinado tiempo hay que retraducir”, dijo sobre la necesidad de ir renovando las traducciones por lo cambiante del lenguaje.

Francisco Hinojosa y Darío Jaramillo hablan sin límite generacional

Dos de los más grandes autores de literatura infantil y juvenil de las últimas décadas, el mexicano Francisco Hinojosa y el colombiano Darío Jaramillo, compartieron un poco de su vasta experiencia en la mesa Sin límite generacional: escribir para niños y adultos, en el marco de la 37 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO).

Con la comunicadora Laura García Arroyo como moderadora, para iniciar la plática se pidió a los autores dieron una definición de literatura infantil y juvenil. Fue Jaramillo quien tomó la palabra, “la literatura es una sola, pero para fines prácticos podemos decir que la literatura infantil es la que los mercadólogos dirigen a os niños. Pero creo que la prueba de fuego de la literatura infantil es que también interesa a los adultos.

Hinojosa, el escritor de literatura infantil más leído de México y autor, entre otros, de La peor señora del mundo, coincidió con Jaramillo. Hay libros para niños y literatura para niños. Los libros para niños son para colorear o esos un poco bobos que les hablan en diminutivo. La literatura infantil es aquella que pueden leer tanto niños como adultos”.

“A los niños hay que hablarles con la verdad, como diría Santo Tomás de Aquino, la verdad es belleza y la belleza es verdad’. Vestir de color rosa la literatura infantil es una estupidez”, agregó Jaramillo sobre el tono adecuado de este género. Sobre lo mismo, Hinojosa apuntó que los temas que antes eran considerados para los más chicos, como castillos, princesas, duendes y hadas, ahora son ocupados por temas de la realidad, abordados con un lenguaje apto.

Para ilustrar la forma en que las editoriales se han abierto a nuevos temas en cuanto a literatura infantil, Hinojosa recordó que hace algunas décadas le encargaron un libro, pero le dieron una lista de temas prohibidos entre los que figuraban golosinas, dinosaurios, rock and roll, Día de Muertos y hasta casas con albercas.

Sobre la forma en que se iniciaron en este tipo de literatura, Jaramillo dijo que su primer obra fue Nicolás aprende los números, que realizó para el hijo de una amiga suya que estaba aprendiendo a contar. Por su parte, Hinojosa dijo que en su caso fue un libro con leyendas coloniales y prehispánicas el cual fue ilustrado por Francisco Toledo y traducido al zapoteco. “Vi que provocaba una sonrisa, un diálogo con los niños. Yo supe que debía continuar ese diálogo”, agregó Hinojosa.

“Los niños son más inteligentes, más honestos y mejores lectores que los adultos”, dijo casi para concluir Jaramillo, para luego dar paso a la ronda de preguntas y respuestas que cerró esta conversación entre público y autores.

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