El relato que presentamos en esta nueva edición, escrito por Lourdes Salgado, nos conduce a un universo sinestésico donde vamos a saborear del fruto más consumido por los mexicanos: el limón.
Cómo bien nos comenta Lourdes, no se puede concebir una mesa sin la presencia y elegancia de esta joya natural que cuando la consumimos, nos provoca un cosquilleo facial. El relato es así, lúdico y ágil. Agradecemos este espacio de Crónica de Oaxaca para continuar exponiendo lo que nos gusta hacer, escribir. Gracias. Atentamente, Alicia Alarcón.
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¡Ah, cómo me gusta el limón!
Lourdes Salgado
Recuerdo que de pequeña y durante varios años, en las reuniones familiares y con amigos nos divertíamos con un juego que consistía en formar un círculo, y cada uno de los integrantes tenía que decir la frase “un limón, medio limón”, sin que se nos trabara la luenga, ¡qué risa! Perdón quise decir la lengua, y contar en orden ascendente, el que se equivocaba iba saliendo del grupo hasta que quedaba un ganador. ¡Intenta jugar, es muy divertido!
¡Un limón, medio limón!
¡Dos limones, medio limón!
¡Tres limones, medio limón! Y así consecutivamente hasta que haya un ganador.
También recuerdo que cuando tenía cinco años hacía la travesura de chupar la mitad de un limón con azúcar, e invitaba a mis primos a probar la otra mitad, haciéndoles creer qu estaba dulce y delicioso. Lo divertido era verles las caras chistosas cuando probaban el sabor ácido, y entonces empezaba la correteada entre todos para atraparme y hacer que me terminara mi limón.
Desde entonces caí en la cuenta de lo mucho que me gusta este fruto en todas sus expresiones: en un juego de palabras, una pintura, un paisaje, aplicado a la belleza, hasta llegar a disfrutar su sabor.
Hablando del limón como fruto, disfruto el brillo de su cáscara, su sabor, lo cítrico de su olor, y su aroma en los perfumes. Además, es rico en vitamina C, B y E, lo que lo convierte en un potente fortalecedor de nuestro sistema inmunológico. En lo personal, me encanta el limón amarillo también conocido como Eureka, es tan delicioso que lo puedes comer completito. Esos óvalos amarillos con piquitos en los extremos y el contraste de sus hojas verdes provocan una sensación de frescura y alegría que inspiran a tantos artistas a plasmarlos en figuras de ornato, en los simples trapos de cocina, mantelería, cojines, así como en algunas pinturas que dibujan los típicos paisajes mediterráneos.
El limón verde con semilla o sin semilla es acidito, tiene un sabor único en el mundo. Se me antoja con sal y chile piquín en unas papitas fritas o, en un vaso o bolsita de plástico transparente de los que venden en la calle con pepinos, jícamas y piña, ¡qué delicia!, se me hace agua la boca, pero lo que más disfruto y saboreo es tomar el jugo mezclado con los sabores de las frutas y el chilito que queda en el fondo del vaso, ¡aunque se me destemplen los dientes! Me da risa imaginar las caras que hago al paladear ese sabor tan peculiar. Sí el buen humor tuviera olor creo sería a mermelada de limones con jengibre y especias.
Otra cosa que gozo es una mesa bien puesta ¡y si es de comida típica mexicana, más!, vestida con un mantel blanco deshilado, mantelitos individuales verdes y servilletas rojas, una jarra de vidrio soplado con muchos hielos y agua de jamaica, y otra de limón verde adornada con rodajas de limón amarillo, además de hojas de menta. También vasos escarchados con limón, chilito piquín y sal para unas frescas micheladas, unas cazuelitas con guacamole, otras con salsas martajadas: roja de jitomate con cebolla, sal, cilantro, y chiles serranos verdes, y salsa verde de tomates con cebolla, sal y chile de árbol. Un platón de barro negro enorme al centro de la mesa con chicharrón, frijolitos refritos sobre unas tlayudas, unas quesadillitas fritas rellenas de queso Oaxaca, de flor de calabaza y de champiñones, con unos cuantos nopalitos asados gratinados, y de plato fuerte un pozole, acompañado de lechuga, rabanitos rebanados, orégano deshidratado, cebollita bien picada, un poco de chile piquín y ¡las mitades de limón para exprimirlas en nuestro platillo!, sin el limón seguro que no sabe igual. No concibo una mesa sin limones, ya sea para echarle a unos taquitos al pastor, un buen guacamole que además ayuda a que no se haga negro, unos chapulines asados con limón y sal gruesa, un pescado al ajillo mmm, ¿o qué tal con un mezcal o con un rico tequila?, y cuando celebramos las fiestas patrias o vamos a la feria, ¿a poco no te gustan los limones caramelizados rellenos de coco?, o si estamos en la playa bajo una palapa, un delicioso ceviche de pescado, y en jardín una carnita asada con unas cebollitas al carbón, chorizo envuelto en papel de estraza y unas tortillas recién hechas, tan solo de nombrar los platillos, ya se me abrió el apetito, pero te quiero seguir contando…
Los limones también los encontramos en leyendas, remedios caseros de nuestros antepasados y en algunos casos los médicos que ven en el limón un atributo que se puede aplicar en la salud con su poderosa acción antibacteriana y antiviral; por ejemplo, el jugo de un limón con miel ayuda a mejorar las gargantas doloridas y como dicen algunas canciones no le eche limón a la herida, pero la contraparte dice que el limón en la herida cura.
Como producto de belleza puedes preparar un exfoliante natural, con el jugo de un limón, azúcar granulada y miel hasta obtener una textura pastosa, la cual frotas en tus pies y manos, la dejas unos diez minutos y te enjuagas, posteriormente verás cómo se eliminaron las impurezas y sentirás la tersura de tu piel. Otro uso de este fruto es que con una mitad de limón y agua tibia puedes lavar tus manos y eliminar el olor a cebolla o pecado.
También están los supersticiosos que cargan un limón en su bolsillo para ahuyentar las malas vibras, o los que creen que, poniendo un collar de limones a los perros, les cura del moquillo. ¿será? Cuantas bondades de este fruto tan bonito y delicioso, por lo que te conté y más, ¡ah cómo me gusta el limón!
Querida Alicia, gracias por esas charlas tan motivantes en el Taller de Tardes de Papel, que nos ayudan a plasmar nuestras ideas en historias que compartir.
Excelente historia, solo de imaginarmelo ya se me hacia agua la boca, faltó mensionar los nopalitos asados con limón y sal. Es una delicia. De hecho también los vi en un frutero de vidrio en la sala como adorno y se veia muy padre y daba frescura.