*Sus jóvenes artistas requieren involucrarse más en valoración, autentificación, valuación, administración y preservación, señaló el investigador y especialista en arte novohispano, peritaje y curaduría, Alberto Soto Cortés
Ernestina Gaitán Cruz.- Oaxaca es uno de los principales productores de arte, en un mercado que genera alrededor de cinco mil millones de pesos anuales en México y que el año pasado movió legalmente 66 mil millones de dólares en el mundo, señaló el investigador Alberto Soto Cortés quien impartirá en Oaxaca el curso “Peritaje de arte y bienes culturales” .
El especialista en arte novohispano, investigación, peritaje y curaduría, dijo en entrevista que después de las actividades ilícitas y del petróleo, el siguiente gran mercado de bienes no inmuebles, es el arte, que tiene sus grandes centros de distribución en la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, donde inclusive hay presencia de transnacionales.
“Actualmente se están consolidando portafolios de inversión en arte y están apareciendo despachos que compran obras de grandes firmas y buscan grupos de inversionistas interesados en comprar parte de esa obra, con la esperanza de que suba de precio”, comentó luego de la conferencia donde fue anunciado el seminario que se llevará a cabo en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, del 8 al 12 de junio.
Asimismo explicó que Estados Unidos sigue siendo el principal centro de consumo de arte, luego sigue la Unión Europea, después Inglaterra y China que está comenzando a convertirse en importante mercado. A veces, dijo, asociamos a este país con falsificaciones, pero hay una nueva clase muy rica, pujante, que compra arte.
Y en ese mercado mundial, Oaxaca ocupa un lugar privilegiado con sus grandes artistas que ya no necesitan ningún apoyo ni impulso. Sin embargo, dijo, preocupan los jóvenes que en comunidades y barrios crean arte o que asisten a la Universidad para formarse como artistas y que entrarán a un mundo donde idealmente deben vivir de su producción, deben llevar una vida digna, así como tener la misma o mayores posibilidades que sus profesores o los artesanos.
Y para lograrlo, agregó, es importante que ellos y quienes promocionan el mercado del arte, tengan herramientas básicas para dar la certeza de que van a ser reconocidos, que su trabajo no será plagiado, que podrán construir su portafolios artístico y para ello requieren profundizar en temas como la valoración, autentificación, valuación, administración y preservación.
Respecto a la valoración, dijo que debe ser construida desde el propio artista y tiene que ver con todo lo que la obra recoge y explica de su cultura, ya que no tiene que ver con el aspecto económico. Muchas veces, agregó, el artista está a la expectativa de lo que diga el académico o crítico.
Recordó que han importado artistas del tamaño de un (Francisco) Toledo, pero “creo que los visitantes quieren tener la cultura de Oaxaca y hay una enorme valoración de personas jóvenes no conocidas y la tarea es establecer la certeza de que una o un joven que está en la Mixteca, por ejemplo, que combina su tarea con otro oficio, sea conocido como el autor de la obra.
Cuestionado sobre el arte y su papel para contrarrestar la violencia en las sociedades, explicó que el arte muchas veces se confunde con los sujetos y que una pintura no necesariamente es arte, que él concibe como el proceso de creación y la generación de diálogos.
“El arte se conforma cuando existe algo como esta casa de estudios (la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca), donde hay artistas, hay públicos, que tienen la oportunidad de ampliar su mente, pensar distinto, de dialogar, de pelearse con el artista. Eso es el arte”, definió el académico e investigador de tiempo completo del Departamento de Artes de la Universidad Iberoamericana.
“Contrarresta la violencia cuando estamos involucrados en estos diálogos constructivos de lo que son nuestras sociedades. Estamos ayudando a construir futuro. Y necesitamos que los jóvenes tengan la oportunidad de construir el arte, no solamente como creadores, sino también como público inteligente”.
Si no damos esos espacios si no los seguimos apoyando, la vida de las personas se convierte en acciones primarias y las personas toman cualquier camino para llenar esas necesidades primarias, dijo.
Está claro que el invertir en arte, en difusión cultural, en darles becas a los artistas, disminuye de manera notable los índices de violencia. Hay que mejorar las condiciones de las personas desde la cultura, agregó.
¿A las personas comunes les conviene comprar arte?
No hay que verlo como buena inversión nunca. Caeríamos en una trampa. Socialmente es una buena inversión. El hecho de que un museo o una universidad compren obra, es una buena inversión. Como particulares, vale la pena comprar si nos es asequible, pero jamás esperando a que los nietos van a venderlas como joyas. Es muy caprichoso. El valor estético, el valor cultural nunca se va a perder, pero en términos de dinero hay que andar con cuidado, las películas han vendido la idea de que es algo completamente seguro, pero igual y no.