· Desde su creación en 1939, el instituto ha mantenido y fortalecido la encomienda de velar por el patrimonio cultural de México
· El Museo Nacional de Historia abrió en 1944, y el Museo Nacional de Antropología en 1964
El 3 de febrero de 2023, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) cumplirá 85 años de velar por la protección, investigación, conservación y difusión del patrimonio prehistórico, arqueológico, antropológico, histórico y paleontológico de México.
Estas tareas, mandatadas por ley desde su creación en el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río, tienen alto impacto social, y junto con los diferentes órdenes de gobierno y la sociedad participa en la preservación y conocimiento de este legado, sustento de la memoria nacional.
Este organismo, adscrito a la Secretaría de Cultura federal, se ha encargado de registrar más de 110 mil monumentos históricos de los siglos XVI al XIX, y alrededor de 53 mil sitios con vestigios arqueológicos, entre los cuales ha abierto al público 193 zonas arqueológicas y una paleontológica. Asimismo, tiene a su cargo una red de 162 museos de carácter nacional, regional, de sitio, comunitario y metropolitano.
En este sentido, entre otros aniversarios relevantes, en 2024 el INAH conmemorará el 80 aniversario del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec; y el 60 del Museo Nacional de Antropología, guardianes de la memoria de nuestro nuestro devenir histórico, social y pluricultural.
Los antecedentes del Museo Nacional de Historia se remontan a 1825, cuando el primer presidente de México, Guadalupe Victoria, ordenó la formación del Museo Nacional. Cuatro décadas después, el emperador Maximiliano de Habsburgo decretó la creación del Museo Público de Historia Natural, Arqueología e Historia, con sede en la antigua Casa de Moneda. En 1867, este recinto quedó dividido en cuatro secciones: Historia Natural, Antigüedades, Historia y Arte. Para 1890, la sección de Historia ya contaba con cinco salas, divididas en: Franciscanos, Virreyes, Cortés, Conquista e Independencia.
En 1910, las colecciones de Historia Natural se separaron para formar el Museo de Historia Natural, en la calle Chopo. Posteriormente, en febrero de 1939, se publicó el decreto por el cual el presidente Lázaro Cárdenas ordenó que el Castillo de Chapultepec se convirtiera en sede del Museo Nacional de Historia.
Las labores de adaptación del edificio, para albergar una de las colecciones más ricas y variadas del enorme patrimonio cultural de nuestro país, se prolongaron cinco años, y el 27 de septiembre de 1944, el museo abrió sus puertas para dar a conocer la historia y arte de México.
A su vez, el 17 de septiembre de 2023, el Museo Nacional de Antropología (MNA) cumplirá 60 años de su inauguración, también en terrenos del Bosque de Chapultepec. Su apertura ocurrió 19 meses después de que el entonces secretario de Educación, Jaime Torres Bodet, informara a los mexicanos la decisión del presidente Adolfo López Mateos de construir un nuevo museo, en sustitución de la antigua sede aún ubicada en la calle Moneda.
El Consejo Ejecutivo para la Planeación e Instalación del MNA tuvo a su cargo la iniciativa, el planteamiento, la coordinación, el financiamiento y, en resumen, la dirección general de la investigación preparatoria e indispensable para la correcta planeación del nuevo edificio y sus exhibiciones.
El contenido discursivo implicó la realización de 70 viajes a lo largo y ancho del país, tanto para investigación etnográfica como para adquisición de piezas y objetos arqueológicos y etnográficos, a través de compras, donaciones y préstamos permanentes, lo que aumentó 60% el material existente.
La asesoría científica fue fundamental para dar sentido al material, de manera que 40 especialistas contribuyeron en el programa y en los guiones de cada sala; en tanto, 200 trabajadores elaboraron dioramas y maquetas.
Las instalaciones museográficas comprendieron alrededor de cinco kilómetros de recorrido, cubiertos con 44 mil m² de construcción, 35,700 m² de áreas descubiertas, 13,100 m² de estacionamiento y 33,600 m² de jardinería. En varios de estos espacios pueden admirarse obras murales y escultóricas de los más destacados artistas plásticos de la época, partícipes de esta emblemática obra, la cual fue diseñada por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.