A Hernán Cortés le interesaba crear un país a imagen y semejanza de España

*El libro de Juan Miralles “Hernán Cortés. Inventor de México”, ofrece un retrato completo del personaje, tanto de su vida personal, como de su participación en la Conquista

Ernestina Gaitán Cruz

Oaxaca.- A 500 años de la Conquista de México, Hernán Cortés sigue presente en investigaciones y en libros diversos. Uno de los más recientes es “Hernán Cortés. Inventor de México” (Planeta) del historiador mexicano Juan Miralles (1923-2011).

El autor de “La Malinche” (2004) y “Hernán Cortés. Inventor de México”, ofrece un retrato completo del personaje, tanto de su vida personal, como de su participación en la Conquista de México, incluidos sus colaboradores y los protagonistas indígenas, a partir de relatos de los cronistas originales.

Luego de tres décadas de estudiar al personaje, Juan Miralles escribió la que es considerada la primera biografía exhaustiva de Hernán Cortés y quizá el resultado de esas pesquisas cambie la imagen que se tiene de él y de los protagonistas aztecas y españoles.

Luego del relato de los 36 años en Las Indias, desde sus 20 años de edad hasta los 56 en que regresa definitivamente a España, se debe hablar del Hernán que hundió las naves para iniciar una aventura que no tiene marcha atrás, pero también del hombre cuya atención se centra en los matrimonios de sus hijas.

El tiempo transcurrido indudablemente lo cambió y cabe preguntarse si seguía sintiéndose español o “si se sintió ganado por el Nuevo Mundo”, aunque el historiador mexicano Juan Miralles se pronuncia porque murió tan español como nació.

Lo cierto, dice, es que no se interesó por las lenguas indígenas ni por la religión ni por la sensibilidad estética del mundo conquistado. “Lo que a él le interesaba era la creación de un país a imagen y semejanza de España”.

Hernán Cortés murió en la noche del viernes dos de diciembre de 1547, a los 63 años de edad, según el cómputo más fiable. Tuvo seis enterramientos sucesivos, hasta quedar su cuerpo en una pared de la Iglesia de Jesús Nazareno en la Ciudad de México, cubiertos por una placa de bronce en la que se lee “Hernán Cortés 1485-1547”.

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