San Luis Potosí, San Luis Potosí 10 de junio de 2018.- En un proyecto conjunto entre El Colegio de San Luis (Colsan), la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Museo Marítimo Vasco (Albaola), se ha iniciado un proyecto de investigación histórico-arqueológico que busca documentar el Galeón Manila-Acapulco, conocido también como la Nao de China, en un esfuerzo único por intentar reconstruirlo para volverlo a lanzar al mar.
Para el doctor Tomás Calvillo Unna, doctor en ciencias sociales por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social del Occidente (CIESAS), el proyecto se ha focalizado en la recuperación de una historia olvidada entre México y el sureste asiático a través de Filipinas, que ambas regiones entablaron durante 250 años, entre 1565 y 1815.
Se sabe de esa extraordinaria vinculación que tuvo México con Filipinas, porque la corona delegó el territorio de Filipinas a la autoridad del virreinato de Nueva España, siendo administrada por casi tres siglos desde la Ciudad de México, en la que el punto clave fue el famoso Galeón Manila-Acapulco.
“Esa relación tuvo un impacto global importante porque, en términos de historia de la economía de la Colonia, se unió Asia con América cerrando el círculo de la primera globalización económica en la historia”, afirma el exembajador diplomático de México en Filipinas, hoy investigador del Programa de Estudios Políticos e Internacionales del Colsan.
La historia cuenta que durante el siglo XVI, las inquietudes de Hernán Cortes y de la Corona Española por llegar a las Indias aún permanecían, por lo que se emprendieron expediciones que lograron llegar a Filipinas sin poder regresar a la Nueva España.
Fue hasta 1565 que dos emprendedores vascos, Miguel López de Legazpi y Andrés de Urdaneta, auténticos personajes de leyenda, encontraron las corrientes marítimas favorables de retorno a la Nueva España, cerrando así un circuito económico con China que posicionó a los españoles y novohispanos en una situación de competencia económica que rivalizó exitosamente por más dos siglos contra las potencias marítimas y comerciales de su tiempo, como Holanda, Inglaterra y Portugal.
“Es un tema fascinante, porque es una cosa de artes, oficios y productos que estaban atravesando el océano y que dejaron huella en la cultura novohispana que heredamos. Esta revisión de memoria se tiene que hacer en un momento en que México era una fuerza pujante con intereses del otro lado del mundo, y donde las Filipinas dependían de este lado del territorio. Fue un gran momento de nuestra historia”, declara el doctor Roberto Junco Sánchez, subdirector de Arqueología Subacuática del INAH.
Los hallazgos de una historia para el presente
En entrevista, el doctor Roberto Junco sostiene que dentro de los muchos hallazgos arqueológicos encontrados tanto en Baja California como en Acapulco a través de los proyectos Galeón de Manila, Baja California y Arqueología Marítima del Puerto de Acapulco, destaca la porcelana china que ha despertado gran interés por la comunidad académica de varios países por conocer los resultados de la investigación.
“Hay una colección de cerámicas asiáticas, así como cerámicas mayólicas, de todo el territorio de la Nueva España lo cual articula muy bien este gran comercio e intercambio de bienes que estaban ocurriendo en el territorio”.
El arqueólogo y su equipo también han encontrado distintos artefactos como monedas de plata, vidrio, utensilios cotidianos como agujas, placas de metal y herrería, así como juguetes, que pueden ayudar a documentar la vida cotidiana novohispana que se movía en torno al comercio con Asia, cuya economía llegó a ser relevante a causa de las riquezas comercializadas.
“Por ejemplo, China, siendo un imperio tan grande y rico, sufre una crisis internacional durante el reinado de la dinastía Qing que de alguna manera está ligada a las enormes cantidades de plata que llegaban a su economía desde México, y que dejaron de llegar con el inicio de la guerra de Independencia”, declara sobre el potencial papel de la plata novohispana en el devenir histórico chino.
Para el doctor Tomás Calvillo, recuperar esta historia, enseñarla, ver esta ruta no como extraña sino como algo familiar en la que México fue la puerta de entrada y salida con Asia, sería un elemento de diplomacia cultural que permitiría generar un recurso de negociación para el intercambio y la presencia mexicana en el sureste asiático.
El Galeón Manila-Acapulco se ve entonces como un medio de comunicación que permitió la interacción cultural entre México y Asia en factores culinarios, materiales y tradicionales que, para el arqueólogo Roberto Junco, es una ventana a un crisol cultural de conexiones que dejaron una huella que se debe recordar.
El proyecto actualmente colabora con especialistas vascos como Xabier Agote, quien ha trabajado en la reconstrucción de galeones balleneros históricos por medios artesanales, involucrando comunidades de artesanos, contribuyendo a la reactivación de economías tradicionales, como en el caso de la reconstrucción del barco San Juan en el mundialmente famoso sitio arqueológico canadiense de Red Bay.
“Uno de los objetivos es encontrar datos suficientes para reconstruir el Galeón Manila-Acapulco para volver a echarlo al mar”, concluye Roberto Junco con entusiasmo.
Para este equipo de trabajo, la colaboración interdisciplinaria, incluso con académicos de la Universidad Nacional de Singapur (NUS, por sus siglas en inglés), como el excanciller mexicano Cuauhtémoc Villamar, es lo que permitirá no solo esa reconstrucción ambiciosa basada en datos científicos, sino también la recuperación de un pasaje olvidado en la historia de lo que hoy es México.