Bullying a alumnos estudiosos, clave para entender malos resultados de prueba PISA

*Son 15 años de obtener los mismos resultados en esta evaluación; no hay evolución en las áreas de ciencia, matemáticas y lectura: Dr. Alfredo Sandoval

 
*La enseñanza de la ciencia en México ha abusado del esquema recompensa-castigo, a través de las calificaciones, y de lo memorístico antes de la práctica

 
Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo*

 
No es una coincidencia que México ocupe los primeros lugares mundiales en bullying y los últimos lugares en el desarrollo de competencias lectoras, científicas y matemáticas.

 
Son 15 años de obtener los mismos resultados. A pesar de que en plena era del conocimiento es indispensable el desarrollo de competencias en ciencias, matemáticas y lectura, no se ha registrado evolución alguna en los indicadores internacionales correspondientes a los jóvenes mexicanos.

 
Nuestro país se ha estancado en los últimos lugares de la prueba PISA (Programa Internacional para la Evaluación de los Alumnos), que a su vez se ha consolidado como el mecanismo de evaluación más objetivo referente al estado de la educación a nivel mundial.

 
Ríos de tinta se han escrito, y se seguirán escribiendo, sobre la llamada “tragedia educativa” por la que atraviesa México. Se realizarán análisis estadísticos muy detallados de los números y en la arena política probablemente se señalarán responsables. En este contexto, es pertinente reflexionar sobre algunos aspectos culturales que pueden contribuir a comprender y resolver este problema en el mediano plazo.

 
La enseñanza de las ciencias en México se caracteriza por la insuficiente realización de prácticas de laboratorio y por priorizar aspectos operativos y memorísticos. Tanto en escuelas públicas como privadas, se abusa de esquemas tipo recompensa-castigo a través de las calificaciones, las cuales se convierten en moneda de cambio en un contrato didáctico mal entendido.

 
En contraste, otros sistemas educativos ponen énfasis en la creatividad, los fundamentos (demostraciones vinculadas en el por qué y no en los cómo de cada tema abordado) y en la pertinencia social del conocimiento científico.

 
El retraso en al menos dos años de formación de nuestros jóvenes estudiantes, obliga a las universidades a invertir una considerable cantidad de tiempo en asesorías maratónicas, cursos propedéuticos y actividades remediales en las áreas de física y matemáticas.

 
Por el contrario, en los sistemas educativos más exitosos, los docentes emplean diversas dinámicas de enseñanza-aprendizaje que relacionan a la metodología científica (teórica y práctica) con aspectos históricos y de alta trascendencia, despertando respeto y alegría por el estudio, de forma que no son necesarios ejércitos de profesores para regularizar estudiantes retrasados. Los objetivos no se limitan a obtener una calificación. Es en este punto donde deseo aventurar una hipótesis poco mencionada en referencia a las causas coyunturales de nuestro retraso educativo.

 
Durante décadas los medios de comunicación electrónicos han cimentado una imagen de indiferencia y hasta burla hacia los alumnos más dedicados. Esto a su vez ha fomentado que en las escuelas mexicanas “estudiar demasiado” frecuentemente sea mal visto. La imagen del nerd se contrapone a paradigmas de popularidad y éxito importados absurdamente de países desarrollados, independientemente de niveles socioeconómicos (de manera semejante a los resultados de PISA).

 
En mi opinión, no es una coincidencia que México ocupe los primeros lugares mundiales en bullying y los últimos lugares en el desarrollo de competencias lectoras, científicas y matemáticas. En términos generales, las escuelas dejan poco espacio a la creatividad y los estudiantes buscan prioritariamente aprovechar el espacio escolar para crear relaciones sociales frecuentemente artificiales.

 
Aquellos alumnos que buscan genuinamente comprender científicamente a la realidad llegan a ser maltratados por sus propios compañeros. El hecho de que menos del 0.3% de sustentantes mexicanos alcanzaran el nivel de excelencia en la prueba PISA no es un indicador de falta de capacidad, si no de recelo derivado del riesgo de caer en el ostracismo social.

 
Las ciencias formales han dado lugar a grandes avances conceptuales y tecnológicos decisivos en el desarrollo de la civilización. El proceso creativo necesario para alcanzar estos logros se contrapone a la mera asimilación de recetas, obtención de notas y adopción de modelos sociales. El pensamiento científico se caracteriza por establecer verdades no necesariamente evidentes, y sólo puede desarrollarse en entornos en los cuales exista una cultura consolidada en favor del estudio.

 
México no ha alcanzado un estado de respeto y fomento generalizado hacia la ciencia: ni en los hogares ni en los ambientes educativos ni en los medios masivos de comunicación. Este elemento me parece esencial para explicar el estancamiento exhibido sistemáticamente por el instrumento PISA por más de una década y para sentar bases de una necesaria revolución que incorpore a los aspectos más sobresalientes de la ciencia a la cultura nacional.

 
*El Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo es coordinador del Servicio Departamental de Física del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

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