México, DF. (Agencia Informativa Conacyt).- Uno de los grandes temas por resolver en México es el rezago educativo, donde uno de los indicadores más alarmantes es el relacionado con el número de jóvenes sin acceso a la educación.
De acuerdo con cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), existen en el mundo cuando menos 121 millones de menores sin acceso a la educación, sin escolarizar. Asimismo, el organismo detalla que del total de menores varones que cuentan con acceso a la educación, solo 85 por ciento concluye sus estudios.
En tanto en el caso de las niñas, el dato es todavía más alarmante ya que la Unicef reporta que solo 76 por ciento de niñas inscritas en el sistema educativo concluye su formación académica.
Respecto a México, en el Censo Educativo se estima que al menos nueve millones de menores de 19 años no cuentan con acceso a la educación, cifra que representa 24 por ciento del total de ese universo. Referente a la deserción escolar, el documento precisa que el problema se manifiesta con mayor gravedad en nivel preparatoria, donde al menos 650 mil jóvenes abandonan la educación sin concluirla.
Un esfuerzo significativo
En ese contexto, cobra sentido el esfuerzo emprendido por la U.S.-Mexico Foundation, así como por la Academia de Ciencias de Nueva York y la Secretaría de Educación de Puebla. Se trata del programa de mentorías denominado 1,000 niñas, 1,000 futuros, el cual tiene como objetivo fundamental orientar a niñas de educación media superior para despertar su vocación hacia carreras relacionadas con el mundo de la ciencia.
De manera indirecta el programa también ayudará a mitigar la deserción escolar en las niñas participantes y, a su vez, a disminuir la brecha entre las que concluyen su formación básica, en comparación con los niños que también culminan sus estudios de bachillerato.
¿En qué consiste el programa?
En una primera etapa (piloto), 62 niñas poblanas que cursan el tercer año de preparatoria recibirán mentorías personalizadas por mujeres científicas, todas con una reconocida trayectoria. Se trata de profesionistas que buscarán guiarlas a través de carreras relacionadas con el área de ingeniería, matemáticas, ciencias y tecnología.
La duración del programa será de tres años, durante los cuales se buscará alcanzar la meta de mil niñas a nivel nacional. A la par de las mentorías, las niñas recibirán capacitaciones en áreas académicas estratégicas, tales como inglés y computación.
Presentación de 1,000 niñas, 1,000 futuros
En el marco de la presentación del programa —evento realizado en el Museo Casa de la Música de Viena en Puebla,
situado en la antigua fábrica textil La Constancia Mexicana, que fuera la primera fábrica en su tipo en América Latina—, la presidenta de U.S.-Mexico Foundation, Rebeca Vargas, señaló que la deserción escolar es un problema alarmante.
Pero más aún lo es que las niñas tienen una visión equívoca en torno al quehacer científico, ya que consideran que las áreas de ingeniería, matemáticas y desarrollo tecnológico son exclusivas de los varones. “Siete de cada diez niñas se interesan cuando son pequeñas por el mundo de las ciencias, pero al crecer pierden el interés al considerar que es un mundo de hombres y, en consecuencia, solo dos de cada diez realizan una carrera en el área”.
Al citar los datos de un estudio de la empresa Microsoft, señaló también que el asunto se agrava al considerar que en las próximas décadas 70 por ciento de la oferta laboral del país requerirá de candidatos preparados en el área de ciencias y desarrollo tecnológico.
De dichas estadísticas, dijo, se desprenden los dos grandes objetivos de U.S.-Mexico Foundation: promover programas educativos de innovación y verdadero impacto en México y fomentar lazos de cooperación entre Estados Unidos y México.
En ese contexto, detalló que el programa incluye cinco componentes que son: contacto con una mentora, mujer profesionista y académica; acceso a cursos desarrollados por la Academia de Ciencias de Nueva York, los cuales serán en inglés y en línea; cursos sabatinos de inglés avanzado; cursos de desarrollo personal y profesional; y capacitaciones constantes en otras áreas estratégicas.
Posición de la Academia de Ciencias de Nueva York
Ellis Rubinstein, presidente de la Academia de Ciencias de Nueva York, señaló respecto al programa 1,000 niñas, 1,000 futuros que su importancia radica en que la formación de talentos en el área de ciencias sumará a la solución de los grandes retos de la humanidad.
“Me da mucho gusto ver que Puebla es el primer estado que lleva a cabo un esfuerzo de esta naturaleza. Durante cientos de años, la ciencia ha estado detrás del desarrollo de la humanidad y nos ha abierto caminos hacia el futuro (…) Si seguimos adelante con esto (la formación de talento), tal vez no resolvamos todos los problemas existentes, pero sí avanzaremos mucho en la tarea”, puntualizó.
Destacó también que el esfuerzo realizado a través del programa es que serán precisamente las niñas que son arropadas y formadas hoy por las mujeres investigadoras, quienes se convertirán en mentoras para las generaciones futuras.
Una niña ejemplar
En el marco de la presentación del programa en Puebla trascendió la participación de la estudiante Fabiola Octavio Agustín, cuya madre se dedica al campo mexicano desde que el padre falleció cuando Fabiola tenía apenas 11 años. En un discurso recitado en español, inglés y náhuatl, la joven se dijo agradecida por la oportunidad que el programa representa para ella y otras niñas de origen humilde.
Durante el acto protocolario, subrayó: “Tengo 17 años, estudio el tercer año de bachillerato en Ahuacatlán, Huauchinango en Puebla (sierra norte del estado). Soy campesina, soy estudiante, soy hija, soy mujer y, junto a mis compañeras, me siento muy orgullosa de pisar este espacio, de formar parte del programa”.
Añadió que apenas unos días atrás se dedicaba en mayor medida a los quehaceres domésticos ya que su madre, al ser viuda, debió convertirse en el sostén de cuatro hombres y dos mujeres.
“Hoy estamos frente a la gran oportunidad de nuestra vida, una oportunidad de aprendizaje inimaginable, pues en muchas de nuestras comunidades aún existen los rasgos de un machismo imperante que discrimina a la mujer y que la limita a ciertas tareas, como el ser ama de casa o a la crianza de los hijos”.
En entrevista posterior al evento, la adolescente enfatizó sentirse muy orgullosa de su origen y motivada por el mismo para salir adelante. “Con nuestro esfuerzo y dedicación llegaremos a la meta (…) Es una gran oportunidad que me está dando la vida, soy una mujer indígena que trabaja en el campo y, en un escenario como ese, esta es una gran oportunidad de cumplir mi sueño y estudiar ingeniería en administración de empresas”.
Voces de apoyo al programa
En plática con la Agencia Informativa Conacyt, Sebastián Lechuga Silva, director del Bachillerato en línea Octavio Paz de Ahuacatlán, Huauchinango en Puebla, donde estudia Fabiola Octavio, se dijo muy emocionado al ver que sus estudiantes (ella y otra alumna) se encuentran ante una oportunidad tan importante, la cual tuvieron que ganar a otras aspirantes.
Más aún tras considerar las condiciones de extrema pobreza en que vive la mayoría de las estudiantes de su escuela. “Hay mucha marginación, existe machismo, existen usos y costumbres que no dejan a la mujer sobresalir, y con este programa las mujeres de la comunidad y los demás jóvenes que se encuentran en niveles inferiores se darán cuenta de que existe oportunidad para todos”.
Dijo también que se debe exterminar la mentalidad que se tenía antes, la brecha de género y otras ideas que le han derivado en mucho atraso al país.
A su vez, la doctora Judith Zubieta, coordinadora de Universidad Abierta y Educación a Distancia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), manifestó que gracias a programas como este, las mujeres tienen la oportunidad de volver a ser actores en el desarrollo y en la construcción del futuro del país.
“La mujeres, generalmente, estamos excluidas de la ciencia y de asignaturas como matemáticas y las que tienen que ver con la ingeniería y la física, entre otras, y ello es porque aún hay muchas personas que piensan que no tenemos la misma capacidad, pero sí la tenemos, lo que no tenemos son las mismas oportunidades”.
Finalmente, la doctora Zubieta dijo que este trabajo debe ser tomado como base para aplicarse en todos los estados de la República, pero que también debe ser bajado a otros niveles educativos con el objetivo de eliminar la segregación que la mujer experimenta desde los niveles básicos, alejándolas de carreras científicas.