Por Rosa Domínguez
Cuernavaca, Morelos.- El doctor Cei Abreu Goodger, especialista en bioinformática, se define como un orgulloso mexicano, a pesar de tener dos nacionalidades —mexicana y británica—. Afirma que de su padre, Federico Alberto Abreu Grobois, heredó la pasión por la ciencia, ya que conoció de cerca su destacada trayectoria en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML), Unidad Académica de Mazatlán, Sinaloa.
Cei Abreu nació en Swansea, Gales, Gran Bretaña, aunque buena parte de su niñez la vivió en Mazatlán. Años más tarde se trasladó a la Ciudad de México para estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). “El acercamiento que tuve con la ciencia fue porque mi papá es biólogo marino, tenía una plaza de investigación y trabajaba en el Centro de Ciencias del Mar. Mi padre fue quien me permitió tener esta perspectiva de lo que es la ciencia”, afirma el investigador.
Interesado en la biología y la computación, estudió la licenciatura en investigación biomédica básica en la UNAM. Relata que ahí pasó dos años realizando experimentos en laboratorios de microbiología molecular, cuando de manera casi fortuita conoció la especialidad en bioinformática.
¿Qué es la bioinformática?
Bioinformática es un campo de la ciencia en el cual confluyen biología, computación y tecnología de la información. Su fin es facilitar el descubrimiento de nuevas ideas biológicas, así como crear perspectivas globales a partir de las cuales se puedan discernir principios unificadores en biología.
“Realmente por suerte encontré que la bioinformática era un nicho que me agradaba bastante y que ahí sí me podía realizar. Definitivamente bioinformática es lo mío, es quizá la pequeña frustración que tenía. A mí lo que me gusta es hacer la ciencia y ahora estoy en la fase de hacer ciencia”, enfatiza Goodger. Para la tesis decidió hacer algo completamente bioinformático en el grupo del doctor Enrique Merino en el Instituto de Biotecnología de la UNAM, Campus Morelos.
En el mismo grupo estudió su doctorado en genómica comparada. Al concluir realizó su estancia posdoctoral en el Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM, Campus Morelos, y luego en Cambridge, Inglaterra, en el Instituto Sanger y el Instituto Europeo de Bioinformática.
Apoyo Conacyt
Fue distinguido con una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), además obtuvo beca complemento de la Dirección General de la Escuela Nacional Preparatoria (DGEP-UNAM), beca Iniciación Temprana a la Investigación de la Fundación UNAM y fue becario de la Fundación de Teléfonos de México (Telmex).
Trabajó con experimentos masivos de transcriptómica enfocados en el estudio de los microRNA. Para finales de 2010, Cei Abreu regresó a México para empezar en un grupo de genómica computacional del RNA en el Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio) del Cinvestav Irapuato, Guanajuato.
El doctor, quien pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) con el nivel I, explica que cuando estaba en el posdoctorado en Inglaterra conoció a la doctora Amy Bluck, quien le ofreció trabajar en un proyecto para una agencia de financiamiento internacional.
“Yo estudiaba aspectos computacionales de la predicción de función de microRNA, entablamos una relación y nos ha llevado a publicar un par de trabajos. Me comuniqué con Julie Claycomb, de la Universidad de Toronto, especialista en RNA pequeños, y entre los tres escribimos un proyecto. Compitió a nivel mundial y solo fueron financiados diez trabajos, y de esos, uno fue el nuestro. Intercambié experiencias y además somos un buen equipo de trabajo y muy complementarios. Amy aporta la parte de patógenos y la parte experimental; Julie tiene la experiencia en los RNA pequeños y yo aporto la experiencia computacional para el análisis de este tipo de datos”, detalla.
Actualmente es el jefe de grupo en el Langebio; colabora con investigadores y sus líneas de investigación se basan en el análisis de RNA pequeños. El doctor está interesado en distintos proyectos relacionados con la simbiosis entre organismos diferentes.
