Oaxaca.- La celebración 85 de la Guelaguetza cumplió con las expectativas y al igual que en las pasadas ediciones dejó un grato recuerdo a oaxaqueños y turistas de México y del extranjero, debido a que las más de 50 delegaciones que participaron en los dos Lunes del Cerro, ofrecieron su música, bailes, danzas y una ofrenda de hermandad que hizo vibrar a más de 44 mil personas que asistieron a la Rotonda de la Azucena.
Para alcanzar este resultado participaron contingentes de diversas dependencias de la Administración Pública, que atendieron los detalles para el disfrute de la máxima fiesta folclórica del pueblo oaxaqueño, entre ellos, elementos de Seguridad, Vialidad, Protección Civil, Salud, Bomberos, así como personal de limpia del Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez.
Cabe mencionar, que una parte importante de esta festividad, recae en las familias oaxaqueñas y muchos visitantes, quienes por tradición desde temprana hora acuden al cerro del Fortín, para formarse y ocupar un lugar dentro de las secciones gratuitas C y D, las más numerosas. Muchas de ellas llegan desde la madrugada, y si no logran ingresar al espectáculo matutino, permanecen formadas, para ingresar a la emisión vespertina.
La asistencia al Cerro, es tradición generacional
La señora Celia Flores Enbriz, hija adoptiva de Oaxaca, acudió con su hija y nietas a disfrutar de la festividad, señaló que acostumbra ver la Guelaguetza por televisión, sin embargo este año decidió que era el momento de llevar a sus descendientes, porque consideró que ya es tiempo de que conozcan y valoren sus raíces, pero sobre todo, que vivan el júbilo, la algarabía y hermandad que sólo en el auditorio se puede sentir.
Esta familia afirmó que llegó desde las nueve de la mañana y permaneció en la fila, para ingresar a las 15:30 horas. En voz de Aurea Sanaí García, hija de doña Celia, “no importa el tiempo de espera ser parte de esta fiesta. Con la voz quebrantada, refiere que a un año de vivir fuera de Oaxaca, el regresar a su Estado y entrar al auditorio, “inunda el alma de emociones y venir aquí es maravilloso”.
Esta fiesta me trae gratos recuerdos “tengo una foto donde estoy en este lugar, con dos meses de edad, mi madre me traía a la Guelaguetza”, refiere con orgullo Aurea, a quien también le acompañan sus hijas, Astrid Ruiz García, de sólo 13 años de edad, quien con voz firme manifiesta que cuando ingresó al Auditorio con su hermana y primos que le acompañan, se quedó con la boca abierta.
“Me siento contenta y orgullosa de todo lo que es Oaxaca, es un lugar netamente cultural, está lleno de maravillas y la verdad es un lugar que nadie se debe de perder, es único”, manifiesta la niña.
Así como ésta familia, también la señora Fabiola Jiménez Vásquez, quien junto con su esposo Nelson Fajardo Jiménez y su hijo Fabricio pretendían ingresar a la primera emisión, pero al no lograrlo, decidieron quedarse en la fila para lograr su objetivo, ver la Guelaguetza vespertina.
“Aunque son muchas horas las que llevamos bajo el sol, no importa, con tal de ver nuestra cultura a través de los bailes, bien vale la pena. Es más ni sentimos como pasó el tiempo, desde la puerta escuchamos la música y nos imaginamos los bailes” dice sonriendo orgullosa.
Pero, no sólo los oaxaqueños se forman, también hay turistas que hacen fila desde temprana hora, una de ellas es Sarah Martín, proveniente de Francia, quien a invitación de sus amigos, llegó con muchas expectativas a conocer más de la cultura oaxaqueña, de la cual ha escuchado mucho en su país.
Un ejército de personas alrededor de la máxima fiesta de Latinoamérica
Juan Cruz, elemento de la Policía Auxiliar, Bancaria, Industrial y Comercial (Pabic), con 20 años de servicio, en un descanso entre la primera y segunda emisión de la Octava Lunes del Cerro, refiere que se siente contento de cumplir con el deber de brindar seguridad a los que acuden al auditorio.
“Desde las dos de la madrugada, llegamos al lugar para verificar las instalaciones y nos fuera asignado nuestro lugar”. “Vale la pena el esfuerzo, porque al final de cuentas todos trabajamos para todos, cuidamos a la gente que viene y les damos seguridad porque esa es nuestra labor”, refiere el elemento de la Pabic.
Asimismo, Rogelio Castillo Ortiz, quien apoyó en la logística, expresó que a pesar que de que desde las 5:00 horas llegó al lugar, se siente agradecido con la vida por tener la oportunidad de servir a su Estado. “Me agrada ver a la gente como disfruta de cada delegación y que todo salga bien”. Con su rostro sonriente mencionó que un turista al término de la presentación matutina, le obsequió su sombrero, como una muestra de gratitud por las atenciones recibidas.
Concluyó la emisión vespertina y a pesar de que son las 22:00 horas, el trabajador de limpia del Municipio de Oaxaca de Juárez, José Emiliano García Muñoz, al lado de sus compañeros, comienza a trabajar para dejar en óptimas condiciones el Auditorio.
Las cuadrillas de limpieza que comenzaron desde las 7 de la mañana su jornada, se aprestan a barrer y recoger toda la basura, para dejar listo el Auditorio Guelaguetza para la siguiente actividad. Don José, en una pausa para la charla, manifestó su orgullo de ser oaxaqueño y que a través de su trabajo, forme parte de esta importante festividad.