Redacción
Madrid.-Volvió el Real Madrid que le gusta a Zidane y el Cristiano Ronaldo predador. El que está en lo que tiene que estar y no para hasta que consigue lo que está buscando. El que aparece en los partidos importantes, a ser posible con un récord.
Un ‘hat-trick’del portugués dio la victoria por 3-0 al Real Madrid en la vuelta de los Cuartos de Final de la Champions League ante el Wolfsburgo. Para los merengues significó el boleto a la semifinal por sexta campaña consecutiva, para el portugués, su quinto triplete en la competición europea para igualar la marca de Lionel Messi.
Fue un Madrid soberbio durante 17 minutos, lo que les tomó dar por finalizada la primera fase de la misión ‘remontada’, y luchador hasta que se aseguró el pase a la semifinal de la Champions League con poco más de diez minutos por jugarse.
El Real Madrid no se podía permitir un solo error ante el Wolfsburgo. Presionado por el 2-0 en contra de la ida y la siempre vigilante mirada de una grada de piel sensible y pasiones cambiantes, tenía que poner orden lo más rápido posible. Lo consiguió gracias al hambre goleadora de Cristiano Ronaldo, que con dos tantos en menos de un minuto igualó la eliminatoria.
Una llegada a velocidad pasado el cuarto de hora de juego, que culminó con un centro de Dani Carvajal desde la derecha y un remate certero del portugués, aprovechando que la defensa del cuadro alemán había titubeado esperando a que el cuarto árbitro marcara un fuera de lugar.
El 1-0 fue una inyección de energía y confianza. Lateral y delantero intentaron repetir la dosis a la jugada siguiente, pero Benaglio lo impidió sin saber que estaba poniendo una oportunidad en bandeja para el Madrid al enviar fuera el balón. Cobró Toni Kroos, que puso un balón cómodo para que Cristiano Ronaldo rematara de cabeza después de ganarle la espalda a la defensa. 2-0 y Madrid, por fin, se pudo tomar un respiro.
Solo hasta entonces dejaron hacer al Wolfsburgo, aunque no mucho. Esta vez se aseguraron de que los hombres de banda de Dieter Hecking no los agarraran desprevenidos. No había una carretera abierta para que Julian Draxler se paseara por la banda derecha. Dani Carvajal apenas lo dejaba cruzar la mitad de la cancha y no centró una sola vez en los 30 minutos que estuvo en el partido antes de tener que abandonar la cancha por lesión.
Ricardo Rodríguez tampoco tuvo oportunidad unirse al ataque. Gareth Bale no lo dejó ni respirar; de hecho, fue un dolor de cabeza también para Dante y Luiz Gustavo y apenas se daban a basto para frenar al galés. Maximilian Arnold apenas pudo disparar una vez y desde lejos. La defensa merengue, por una vez, cerró todos los espacios y no permitía intrusos en el área de Keylor.
Real Madrid había vuelto en sí. Se vio un cuadro merengue aguerrido y con las ideas claras. Compenetrado, ágil y sobre todo, sólido en el último cuarto de cancha que permitió pocas ocasiones al Wlofsburgo. Al cuadro alemán, en contraste, todo le salió al revés. Si su capacidad para crear ocasiones se había visto afectada cuando perdió a Draxler, fue inexistente después de que Bruno Henrique tuviera que abandonar el campo, también por lesión, con poco más de 15 minutos restantes.
El cuadro merengue, que ya se sabía superior, había sacado su versión más dura y no dudó en sacar el máximo provecho del nerviosismo de los visitantes. Un error; una falta en una zona de peligro y no hubo más historia. Cristiano Ronaldo, con un cobro impecable, puso el 3-0 en el marcador y al Madrid en la Semifinal.