Lourdes Mendoza escribe que si AMLO decide no ‘echar a volar’ el NAIM por los altos costos que enfrentaremos como país (disculpen la analogía), el resultado será un ‘guiso muy fifí’.
¡Así como lo están leyendo! Si AMLO decide no echar a volar el NAIM por los altos costos que enfrentaremos como país, y disculpen la analogía, el resultado será un “guiso muy fifí”, baste recordar que el chef es ni más ni menos que Norman Foster, y como en cualquier restaurante donde contratas un evento a la carta, si lo cancelas de todas maneras habrá que pagar, y como dirían nuestras abuelitas: ¿con qué dinero, mijo?
LA DIFERENCIA ENTRE EQUIVOCARSE Y HACER UNA TONTERÍA…
Equivocarse, digámoslo, es bien normal, los gobiernos cometen errores todo el tiempo, pero hacer tonterías cuesta carísimo. Así pues, si Andrés decide que no vuele Texcoco volará a todo el país.
De entrada, estaría mandando una señal de la calidad de gobernanza, con cero Estado de derecho. Ya que, más allá de la sustancia de las políticas públicas, pareciera que el discurso político y su sesgo ideológico son los argumentos que están determinando su decisión.
Ojo, no estoy defendiendo el aeropuerto de Peña sino el de todos los mexicanos. Ah, y tampoco nadie había protestado antes por el nuevo aeropuerto. Léase, no había ninguna manifestación ni conflicto social ni resistencia alguna.
El enojo de los ciudadanos estaba perfectamente focalizado en la impunidad y la corrupción del presente gobierno. Ahora bien, presidente electo, no le estamos pidiendo que perdone ni persiga a nadie, sino que aplique la ley, y en el tema del aeropuerto es lo mismo, que respete la ley y los compromisos adquiridos vía la emisión de bonos a nivel internacional.
La idea de hacerlo en Texcoco tiene mucho más de 24 años, desde las épocas de López Portillo, luego Salinas de Gortari lo planteó oficialmente, pero no lo llevó a cabo. El punto es que ningún grupo de expertos o gobierno –Zedillo, Fox, Calderón o Peña– encontró que Santa Lucía fuera la opción más viable.
De hecho, la oposición del proyecto fue en gran medida un instrumento electoral, que buscaba separar a la CDMX del resto del país cuando el aeropuerto en realidad le va a dar servicio a todo México.
Separar las operaciones del actual aeropuerto, hacia Santa Lucía o Toluca, debido a las largas distancias, como lo están proponiendo AMLO y Jiménez Espriú, traería las siguientes consecuencias:
1.- Elevaría los costos de las aerolíneas nacionales, afectando también las tarifas dentro del país.
2.- Afectaría la conectividad de todo México, sobre todo de los poblados más chicos y remotos.
3.- Pondría en desventaja a la CDMX frente a otros hubs en otras metrópolis del mundo. Sólo en Japón existen dos aeropuertos tan separados y los propios japoneses reconocen su error.
4.- Y dejaría de aprovechar uno de los predios más grandes en toda la CDMX para desarrollar la zona oriente, que tanto lo necesita con un parque de recreación, un centro de convenciones, de negocios e investigación.
¿POR QUÉ ES TAN GRAVE?
Una decisión tan trascendente puede provocar que ante la comunidad internacional pierda la confianza y él solo, y sin haber llegado a ponerse la banda presidencial, generará una incertidumbre que no queremos vivir. ¿Qué les dirá a los tenedores de bonos? ¿Aguántenme? Si ellos compraron el riesgo de esa obra –y no es como en Chabelo que pueden pasar la catafixia– habrá arbitrajes internacionales, ya que las constructoras tampoco se dejarán y harán lo propio.
¡Ah!, y lo peor del caso es que primero decían que no era viable, pero al incluirlo en la pregunta, se mordieron la lengua.
CONSIDERACIONES SOBRE LA CANCELACIÓN DEL NAIM
La principal consecuencia es reputacional y veríamos un “castigo del mercado”, con la consecuente reacción negativa de las calificadoras, Moody’s, Fitch, Standard & Poor’s, etc, las cuales, seguro, bajarían la calificación crediticia del país.
Los costos escondidos o “no observables” superarían cualquier ahorro en un proyecto que presenta ya 30% de avance.