El Estado Islámico mata a una adolescente austriaca que intentó escapar tras unirse al grupo

Samra Kesinovic y su amiga Sabina Selimovic abandonaron sus casas en Austria para unirse a las filas del Estado Islámico en 2013. Tenían 15 años. Dejaron una nota de despedida: «No nos busquen. Serviremos a Allah y moriremos por él». Tras llegar a Siria, las fuerzas de seguridad creen que fueron entregadas en matrimonio» a combatientes locales y se cree que ambas quedaron embarazadas.
Como ocurre con muchas jóvenes que abandonan Europa para unirse a las filas yihadistas, Samra se dio cuenta de que todo lo que le habían contado era mentira. Se intentó escapar en varias ocasiones, pero todas fracasaron. Según publica el diario Österreich, en su última intentona la encontraron y la mataron. Fue linchada por miembros de la formación. Solo tenía 17 años.
Según publica el medio austríaco, esta información proviene de un informante interno del EI. Se desconoce la suerte de Sabina, de la que no se han tenido noticias en varios meses y se llegó decir que también estaba muerta.
Ambas fueron utilizadas por el grupo para sus campañas de propaganda. Samra y Sabina aparecen en vídeos de reclutamiento, disparando AK47 y jurando lealtad a su dios. Por el momento, el Gobierno austríaco no se ha pronunciado sobre las informaciones. A finales de 2014, un experto en antiterrorismo de Naciones Unidas indicó que una de las dos jóvenes había muerto, y esta podría ser Selimovic.
Se estima que, más o menos, 130 austríacos luchan junto a los yihadistas. Según los expertos, al menos la mitad de ellos proceden del Caúcaso ruso desde donde llegaron muchos refugiados pidiendo asilo en Austria tras la guerra de Chechenia.
Cientos de occidentales, mujeres y adolescentes, se desplazan hasta Siria para enrolarse en las filas de los militantes yihadistas en Oriente Medio, provocando preocupación entre las fuerzas antiterroristas de Europa y EEUU. Hay incluso jóvenes de 14 y 15 años que se mueven al país en pleno conflicto bélico para casarse con miembros del Daesh, tener sus hijos y unirse a grupos de combatientes. A pesar de la preocupación, los investigadores creen que «todavía no es una epidemia», pero que sí hay que verlo como un problema.
Forman alrededor del 10% de los yihadistas que salen de occidente: principalmente de Europa, EEUU y Australia. Francia es el que mayor número aporta, con 63 mujeres afines a la yihad en la región, un 25% del total. Se cree que hasta otras 60 están valorando la opción de ir a Siria desde Francia para formar parte de la ‘Guerra Santa’. Una de las primeras en acudir al país fue Nora el Bathy, de 15 años.
El guerrero romántico
A pesar de que los expertos desconocen el porqué detrás de las huídas de decenas de mujeres a Siria para colaborar en la yihad, muchos indican que las jóvenes han sido manipuladas. La mayor parte de ellas, por ejemplo, se acaban casando con yihadistas, alimentando su propia fantasía de convertirse en la mujer de un mártir si este acaba cayendo en combate.

Cuando llegan, participan de forma en el reclutamiento de otras chicas, «sus hermanas», a través de las redes sociales, enviando imágenes de restaurantes o puestas de sol, mostrando una visión idílica del califato sirio. Otras incluyen fotos sujetando metralletas y cabezas decapitadas.

Su labor, en mayor parte, es la de criar y cuidar a los hijos que tienen con los terroristas. Algunas conocieron a los hombres con los que contraerían matrimonio en Siria a través de páginas como Facebook, pero otras acuden sin tener casi conocimientos previos, simplemente «por la aventura». Una aventura que, como en el caso de Samra Kesinovic, puede terminar en tragedia.

Related posts

*

*

Top