- Los antiguos nunca mueren, del arqueólogo Stephen Castillo Bernal, aborda esta corriente de importante desarrollo en México
- Desmenuza conceptos como imaginario, ritualidad, performatividad y mexicanidad, para definir las características de este subgénero
Melodías de ocarinas y caracoles, pintura facial, penachos, personajes mitológicos y frases en lenguas indígenas que se amalgaman con guitarras distorsionadas y dobles bombos machacantes para dar paso a una corriente del heavy metal, son el hilo conductor del libro Los antiguos nunca mueren. Etnografía e imaginarios del metal de inspiración prehispánica en México, publicado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La obra, autoría del arqueólogo Stephen Castillo Bernal, curador de la Sala Los Toltecas y el Epiclásico del Museo Nacional de Antropología, analiza las razones por las que este subgénero del metal ha tenido importante desarrollo en México desde principios de la década de los 90, así como sus características ideológicas.
El autor explicó que, aunque entre los músicos del género siempre se habla de “metal prehispánico”, esto es una entelequia, ya que, si bien mediante la arqueología experimental se pueden reproducir fielmente instrumentos musicales de aquella época e, incluso, experimentar con los sonidos, se desconoce cuáles eran las melodías, por lo que no se puede hablar de música prehispánica.
“Más bien, es un metal que se inspira en el pasado prehispánico. Muchas de estas agrupaciones tienden a maximizar esta historia y se inspiran específicamente en lo mexica, opacando a otras civilizaciones”, dijo durante la presentación de la publicación, efectuada en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo.
Castillo Bernal expuso que tales grupos utilizan esta música y periodo histórico para imaginar un mundo diferente, inventando historias poscoloniales en las que deidades como Huitzilopochtli, Tezcatlipoca o Tláloc se alían para destruir violentamente a los conquistadores españoles y la cristiandad, y así reinstalar el Anáhuac.
Otro tema es el exotismo, pues consideró que se trata de proyectos que más que despuntar por su calidad musical, lo hacen por su representación performativa.
Asimismo, en sus conciertos y en el arte de sus discos, hay una identificación con el pasado prehispánico, pero únicamente reflejada en personajes portentosos. “Siempre son el sacerdote, el guerrero, el tlatoani, el chamán, nunca un nahua promedio, un macehual. Precisamente, esa sustitución habla de la búsqueda de una nueva identidad a partir de un personaje ficticio, es un criterio de aspiración”.
El antropólogo dijo que la obra debe su título al hecho de que estas agrupaciones apelan a mantener vivos a los indígenas arqueológicos y sus antiguas civilizaciones, base sobre la que se construyó el Estado-nación y la cultura nacional. “La cuestión es qué pasa con el indígena contemporáneo. Se le venera más a un muerto que a una persona viva y en condiciones marginales”.
En este sentido, indicó que el metal de inspiración prehispánica es creado en contextos urbanos, por mestizos y laicos que cantan en español, en contraposición con propuestas como el metal indígena, producido por músicos de pueblos originarios, con base en sus culturas, e interpretado en lenguas maternas.
En la presentación también participó la fundadora del Seminario Permanente de Estudios sobre Heavy Metal, organizado por el INAH y la Universidad Nacional Autónoma de México, Olivia Domínguez Prieto, quien resaltó el uso del concepto “Mesoamérica reloaded”, por parte del autor, a través del cual se interpreta cómo fueron las culturas prehispánicas y, desde ahí, se construyen y valoran contenidos. También comentó que la obra aborda imaginarios del pasado y el sentido de autenticidad.
Por su parte, el profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Francisco Peña Martínez, señaló que el trabajo es un ejemplo de la antropología de la contemporaneidad, ya que esta disciplina “hoy en día está obligada a abrirse nuevos terrenos y a buscar un lenguaje que comunique mejor el tipo de reflexión al que estamos acostumbrados, para que la gente pueda conocer mejor las grandes cuestiones que aborda”, indicó.
La novedad editorial consta de tres capítulos. En el primero, el autor trabaja con conceptos clave, como imaginario, ritualidad, performatividad y mexicanidad; en el segundo, hace una semblanza histórica del surgimiento del folk metal a nivel mundial, su llegada a México y una genealogía de las bandas precursoras del metal de inspiración prehispánica. Finalmente, lleva a cabo un análisis etnográfico con testimonios de agrupaciones y experiencias de presentaciones en vivo.
Los antiguos nunca mueren. Etnografía e imaginarios del metal de inspiración prehispánica en México tiene un costo de 255 pesos, y está disponible en la red de librerías del INAH, así como en la tienda electrónica de la Coordinación Nacional de Difusión.