Carmen Báez
México, DF.- Investigadores del Instituto Nacional de Pediatría (INP) trabajan desde hace más de una década en la búsqueda de nuevos blancos moleculares para el tratamiento de la giardiasis. Tras varios años de investigación los especialistas han encontrado que el omeprazol, dirigido al tratamiento de enfermedades ácido pépticas (úlceras, gastritis), es funcional como antigiardiásico.
La giardiasis es una enfermedad diarreica causada por el protozoario Giardia lamblia, un parásito intestinal que ha mostrado resistencia a los medicamentos de primera línea, lo anterior reduce la eficacia de los tratamientos propagándose así los microorganismos resistentes.
En 2005 los investigadores del INP dirigidos por Gabriel López Velázquez, investigador del Laboratorio de Bioquímica Genética de la Subdirección de Medicina Experimental del INP, comenzaron a trabajar en este medicamento como un posible fármaco antigiardiásico y mediante su aplicación lograr la muerte selectiva del parásito Giardia lamblia. Actualmente el INP tiene una solicitud de patente en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) que da cuenta del nuevo uso como antigiardiásico y sus derivados.
De acuerdo con el doctor en Ciencias Biológicas, una gran variedad de medicamentos tales como el metronidazol, la nitazoxanida, entre otros, se han usado en la terapia para la giardiasis. Desafortunadamente en algunos casos presentan efectos secundarios importantes, como mareos, disminución de las células blancas en la sangre, e incluso un efecto citotóxico si se prolonga su tratamiento.
“Lo anterior ha llevado a la búsqueda de nuevas estrategias experimentales y la evaluación de otros regímenes de tratamiento contra la giardiasis. Las cuales van desde el desarrollo de vacunas hasta la búsqueda de nuevos blancos moleculares para nuevos antigiardiásicos”, explicó.
Con técnicas de ingeniería genética, los investigadores del INP buscaron la cisteína responsable del mecanismo de inactivación de la enzima triosafosfato isomerasa de Giardia lamblia, logrando demostrar la eficacia del omeprazol como antigiardiásico in vitro contra cepas sensibles y resistentes a los medicamentos de primera línea. Tal proyecto fue merecedor del segundo lugar del Premio al mejor trabajo en investigación biomédica, otorgado por la Secretaría de Salud (SSA) en 2014.
“Nuestros resultados demuestran que el omeprazol entra al compartimiento citoplásmico de los trofozoítos e inhibe la actividad de la enzima triosafosfato isomerasa de Giardia lamblia de una manera dosis-dependiente, sin afectar a la misma enzima presente en el humano. Tal inhibición se lleva a cabo de forma concomitante con el efecto citotóxico causado por omeprazol a los trofozoítos”, detalló.
Un problema de salud reemergente en países desarrollados
De acuerdo con el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel I, al año se reportan alrededor de 500 mil nuevos casos de giardiasis y actualmente existen 280 millones de casos sintomáticos en el mundo. Agregó que las tasas de infección son de casi 100 por ciento en algunos países en desarrollo, aunque se han observado tasas de incidencia de hasta 70 por ciento en naciones desarrolladas.
¿Cómo se contrae la enfermedad?
La infección generalmente se produce por la ingestión
de quistes de G. lamblia en agua potable sin filtrar,
así como por alimentos contaminados por las heces
de humanos o animales infectados. El parásito
se encuentra en todas las partes del mundo.
En un contexto nacional, desde hace aproximadamente ocho años la SSA dejó de reportar los casos de giardiasis, por lo que ahora lo hace de manera general con otras enfermedades diarreicas causadas por bacterias y/o virus. En este contexto, dijo, el país no cuenta con un sistema epidemiológico que determine la incidencia y prevalencia de esta enfermedad infecciosa.
“Hace ocho años se registraban anualmente hasta 17 mil casos confirmados en el Distrito Federal, cuando la SSA daba a conocer cada mes la incidencia y prevalencia de la giardiasis (…) Al parecer los brotes que se dan en los países desarrollados afectan mucho más la salud pública a diferencia de lo que sucede en México, ya que posiblemente los mexicanos tienen mayor resistencia a la enfermedad o está subdiagnosticado”, señaló.
López Velázquez, quien es además académico de la licenciatura en Biología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), añadió que a nivel internacional se han buscado nuevas estrategias para combatir la giardiasis ya que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos incluyó el parásito Giardia lamblia en su lista de organismos con propósitos de bioterrorismo.
A decir del especialista, en los últimos años se ha detectado aumento de su incidencia en niños de guarderías, lo que ha dado lugar a catalogarla como una enfermedad infecciosa reemergente en países desarrollados. A nivel de desarrollo físico, menores de 10 años que han sido contagiados por la enfermedad pueden llegar a perder entre seis y diez centímetros de altura, según evidencias científicas. “El impacto clínico de la giardiasis parece ser más fuerte en los primeros tres años de vida, en ancianos y en personas inmunodeficientes o con malnutrición”, agregó.
Logros alcanzados y nuevas aplicaciones
Actualmente los investigadores del INP estudian el mecanismo de acción sobre la enzima de Giardia lamblia de los cinco inhibidores de la bomba de protones (IBP) —la clase más comúnmente prescrita de medicamentos para el tratamiento de la acidez y los trastornos relacionados con el ácido— disponibles en el mercado: omeprazol, lansoprazol, rabeprazol, pantoprazol y esomeprazol, y cuyos resultados se publicarán próximamente en la revista especializada Biochimica et Biophysica Acta.
Naturaleza de la enfermedad
Cuando se presentan síntomas, estos son principalmente intestinales, caracterizados por diarrea crónica (acuosa inicialmente, luego heces grasosas sueltas), calambres abdominales, hinchazón, fatiga y pérdida de peso.
El investigador comentó que para que esta investigación emigre del laboratorio a la aplicación de receta médica es necesario realizar un estudio clínico controlado, o bien un análisis epidemiológico sobre consumo del omeprazol y la incidencia de giardiasis en los últimos años.
“Casualmente desde que los IBP se empiezan a consumir en México, el registro de casos de giardiasis ha disminuido, pero se debe hacer un seguimiento de las personas que usan omeprazol para tratamiento de la gastritis y correlacionar la prevalencia de giardiasis en esta población”, consideró.
Por último, para el además profesor de posgrado de Ciencias Biológicas en la UNAM, el mecanismo de acción de este fármaco podría implementarse en el estudio de otros padecimientos, así como en la búsqueda de compuestos que incurran en el funcionamiento y estabilidad de las moléculas vinculadas con estas patologías, por ejemplo, el cáncer infantil.
“Nuestro trabajo a nivel molecular y celular nos permitirá a futuro cercano dar un brinco hacia la utilización de este o de otros compuestos desarrollados por nosotros, que pudieran tener efectos positivos para la leucemia o algún tipo de cáncer infantil. Al entender el modelo podemos hacernos preguntas para otros sistemas, y hacia ese proceso vamos”, concluyó Gabriel López Velázquez, quien es integrante de la Sociedad Mexicana de Pediatría, A. C.