Ana Luisa Guerrero
Madrid, España.- La curiosidad por conocer aquello que aparentemente carece de explicación tiene a Ivonne González Gamboa concentrada en sus estudios de doctorado en Biotecnología y Genómica de Plantas y Microorganismos Asociados en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en España.
Con una pasión sin igual, esta joven mexicana participa en el grupo Biotecnología de Virus Vegetales, integrado por investigadores de la UPM y del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria de España, en el que se buscan nanopartículas virales generadas de plantas para la detección temprana de enfermedades y para terapias que pueden ser aplicadas en seres humanos o animales.
En su natal Monterrey, Nuevo León, estudió Ingeniería en Biotecnología en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). La inquietud por seguir su formación en la misma área la llevó a emprender una travesía en el viejo continente, y con el apoyo de la Fundación Carolina cursó la maestría en la UPM donde se enroló en el grupo de investigación con el que trabaja.
Actualmente está en su tercer año de doctorado —que realiza con el respaldo de las becas para estudios de posgrado en el extranjero que ofrece el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)— y tiene muy claras sus aspiraciones profesionales: dedicarse a la investigación y a la docencia en el ITESM-Monterrey, institución con que mantiene colaboración.
Investigación
Con una amplia sonrisa, Ivonne comparte con la Agencia Informativa Conacyt la investigación que desarrolla en el laboratorio del Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas de la UPM.
Ivonne Gonzalez p1Su trabajo se centra en el uso de plantas para producir nanopartículas virales basadas en el virus del mosaico del nabo, a las cuales adiciona péptidos antigénicos que reconocen anticuerpos específicos. Cada nanopartícula puede albergar hasta dos mil proteínas, por lo que pueden reconocer el mismo número de anticuerpos.
“Hay dos formas de producir las nanopartículas, dependiendo si tienen ácido ribonucleico (ARN) o no. Una es infectando la planta con el virus, o bien, infiltrándola con una bacteria que es capaz de expresar las nanopartículas en la planta, para después purificarlas”, detalla.
Aficionada al canto, Ivonne González explica que cuando se tiene una enfermedad se dispara la producción de anticuerpos que tratan de identificar y eliminar el agente patógeno. El anticuerpo reconoce ciertos antígenos (moléculas del agente dañino), por lo cual en las nanopartículas se ponen péptidos antigénicos que reconozcan anticuerpos que solo tendría la persona si está enferma. Con una prueba inmunológica, usando sueros humanos o de animales, se puede identificar si la persona tiene niveles altos de esos anticuerpos y, por consiguiente, muy probablemente tenga dicha enfermedad.
“La ventaja es que al tener dos mil antígenos en un espacio muy pequeño se maximiza la detección que si tuviéramos dos mil antígenos sueltos, sin nanopartícula”, añade.
Hasta el momento ha realizado pruebas de detección del receptor del factor de crecimiento endotelial vascular 3, que está implicado en fibrosis hepática, trabajo que realiza en colaboración con la Escuela de Medicina del ITESM-Monterrey.
Además, con los integrantes del grupo de investigación explora una amplia gama de antígenos en alergias, esclerosis múltiple, enfermedad de Crohn o dengue, pues dependiendo del antígeno que se agregue a la nanopartícula se funcionaliza para detectar otra enfermedad.
El trabajo que desarrolla también se enfoca en la inmunización con el receptor del factor endotelial vascular 3, que está involucrado en fibrosis y linfangiogénesis.
“Si inyectamos las nanopartículas con estos antígenos podemos llegar a producir los anticuerpos en el individuo, esto como terapia contra alguna enfermedad y para fortalecer el sistema inmune. Esto ya lo hemos hecho con ratones y descubrimos que se producen 30 veces más anticuerpos con el antígeno en la nanopartícula que estando suelto”, abunda.
Cumplir metas
De niña, Ivonne soñaba con ser astronauta. A la distancia, reconoce que la idea sigue llamando su atención pero ahora con la perspectiva de aplicar sus conocimientos, por ejemplo, para el cultivo de plantas en el espacio.
“Si existiera la posibilidad de colaborar en algo relacionado con esa área, es algo que no dudaría en hacer”, asegura.
La firmeza para tomar decisiones y cumplir sus metas la adquirió de sus padres, las personas que más admira en el mundo y quienes “me han apoyado y me han dicho que no importa qué tan lejos tenga que ir para conseguir lo que busco, siempre debo intentarlo. Ellos siempre han buscado que yo me realice como persona y como profesional, aunque tenga que ir lejos a lograrlo”.
De ahí que tuviera respaldo absoluto para enfocar su energía en la ciencia, ya que en su casa era una constante cuestionar las cosas o hablar de las tendencias tecnológicas.
Una inquietud más que viene de su infancia es ayudar a la gente, sobre todo en el ámbito de la salud, y de alguna forma lo realiza actualmente al proponer métodos de diagnóstico de enfermedades. Sin embargo, siempre descartó dirigir sus estudios a la medicina, al considerar que “no tengo el estómago para ello; en cambio, con lo que hago, espero poder poner mi granito de arena”.
Estudiar en el extranjero
Desde el momento que llegó a España a estudiar el posgrado, la vida de Ivonne González cambió rotundamente, pues significó la oportunidad de especializarse en un área académica que no se ofrecía en México.
Y es que, señala, esta oportunidad de vida ha sido posible por las becas académicas de las que ha sido beneficiada pero también de la constancia en sus estudios para cumplir el nivel de exigencia de las universidades europeas.
En esa situación, indica, demostró estar preparada por la calidad de su formación en México, el trabajo que ha desempeñado en los últimos años y el amor que imprime a todo lo que hace.
A la par, contribuyó el hecho de que pudo adaptarse al estilo de vida español que es similar al de México. “Ayuda mucho que la cultura es algo parecida y que la gente quiere a los mexicanos, nos recibe con brazos abiertos por el vínculo del idioma, de fraternidad y de cómo son en la vida diaria”, asevera.
Devolverle a México
En España Ivonne está acompañada de su esposo, quien la apoya incondicionalmente para cumplir esta meta profesional.
A un año de que concluya su trabajo doctoral tiene muy claro que regresará a México para devolver al país el apoyo que le ha brindado en su carrera.
Por lo pronto, su plan es regresar a la institución en que se formó, pues tiene la posibilidad de aportar sus conocimientos en el centro de investigación en el área de nanobiotecnología, un campo nuevo, así como en la carrera de nanotecnología —de reciente implementación—, lo que le significa una oportunidad para obtener un puesto de investigadora y profesora.
“Los que estamos recibiendo apoyo de las becas del Conacyt tenemos la responsabilidad de que lo aprendido acá no se quede solo en nosotros, sino que seamos el medio para que ese conocimiento llegue a más personas que puedan usarlo para generar nuevas ideas y pensamientos. Creo que es un proceso de vital importancia para el desarrollo del país, este flujo de información de mente a mente, esta generación de conocimiento”, asevera.
Al tener claros sus planes inmediatos, también está segura de lo que quiere en los próximos años, tanto en su vida académica como personal.
“Me veo con mi familia, mi esposo e hijos, trabajando en un laboratorio y dando clases. Me gusta la idea de poder compaginar la familia con el trabajo pues creo que son dos áreas muy importantes y que no deben descuidarse. Me encantaría estar dando clases, ya que es algo que me llena mucho y me hace muy feliz, poder transmitir conocimiento”, concluye.
Aunque pasa la mayor parte de su día en el laboratorio, Ivonne dedica el tiempo libre a otra de sus pasiones: el canto, participando en el coro de la parroquia y en un musical llamado Treinta y tres, que el próximo año se presentará en el Teatro Calderón en Madrid.