* Regiones de clima frío como la Sierra Norte de Oaxaca deben extremar los cuidados
IVONNE JIMÉNEZ
En época de frío se deben reforzar los cuidados del sistema respiratorios y prevenir agresiones a la piel, que es uno de los órganos más importante del ser humano, su peso es de aproximadamente 5 kilogramos y actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiendo al cuerpo de ataques externos.
Especialistas de la Fundación Mexicana para la Dermatología alertan sobre los padecimientos de la piel que llegan aparecer durante la época invernal y que suelen agravarse por las bajas temperaturas que se presentan en diferentes estados de la República y algunas delegaciones de la Ciudad de México.
Entre ellas en Oaxaca, el cual se divide en 7 regiones, pero la Sierra Norte que está conformada por los distritos de Ixtlán, Villa Alta y Mixe, es la que tiene un clima frío y montañoso, por lo que deben extremar los cuidados de la piel.
Durante el invierno, la piel sufre de deshidratación y puede acelerar la aparición de arrugas, pues el frío contrae los vasos sanguíneos, ralentiza la circulación y reduce la producción de colágeno, sebo y sudor.
Estas sustancias son las que mantienen el equilibrio de la película hidrolipídica de la piel, encargada de retener su humedad natural evitando que la piel se deshidrate.
La enfermedad más común en la piel es la xerosis o sequedad extrema, la cual puede predisponer a la piel a otros problemas cutáneos. Por ejemplo en las personas que padecen problemas circulatorios, estos pueden agravarse cuando el termómetro desciende.
En cuanto a la frecuencia de los trastornos en la piel, se cree que las mujeres son más vulnerables que los hombres, aunque también llegan a presentarlos. La piel blanca es más sensible que la morena, y las personas mayores acuden a consulta con mayor frecuencia debido a que la comezón se acentúa en casi todo el cuerpo.
El frío también puede provocar la aparición de sabañones (lesiones enrojecidas en las manos), urticaria al frío, livedo reticularis (especie de coloración violácea en las extremidades), acrocianosis (manos y pies morados) y el fenómeno de Raynaud (enrojecimiento de la piel también en extremidades), esta última puede acompañar a enfermedades generalizadas o se presenta de manera aislada dejando lesiones que impactan hasta en el recién nacido.
Por ello, durante los meses de frío hay que hidratar adecuadamente todo el cuerpo, pero especialmente la cara y las manos, ya que son las partes más expuestas a las bajas temperaturas.
Nunca hay que olvidarse del cuidado de los labios, muy dañados por el frío. Para ello, los dermatólogos recomiendan usar ungüentos labiales con protección solar y, sobre todo, evitar humedecerlos con saliva, pues aunque aporta una sensación de alivio, después produce una irritación y sequedad aún mayores.
No se debe abusar de los baños de agua caliente porque perjudican la epidermis y son malos para la circulación. Además, tras la ducha se aconseja terminar siempre con un chorro de agua fría, sobre todo en las piernas.
Los dermatólogos recomiendan utilizar jabones que contengan avena y evitar los antibacteriales, porque resecan mucho la piel. Siempre después de un baño y o de enjuagar alguna parte del cuerpo se debe de hidratar la piel abundantemente.
Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señalaron que se debe prestar especial atención a la piel de los niños y personas mayores. La aparición de placas secas, fisuras y escamas es habitual en estos grupos de población porque son más sensibles a los cambios del invierno.
Además consumir una dieta balanceada y beber suficientes líquidos y el uso de crema y protector solar, son medidas que ayudan a mantener hidratada la piel.
Para hidratar y proteger de manera natural la piel, existe una rutina económica y sencilla. En la noche untar una crema a base de neomicina y retinol que sirve para evitar infecciones en todo el cuerpo. En la mañana preparar una mascarilla con un poco de aceite de oliva con sal fina y miel.
Untar la mezcla en todo el cuerpo, sin olvidar las zonas más ásperas como las rodillas, codos y pies. Deja actuar unos 5 minutos y luego enjuagar con agua tibia; al terminar utilizar una crema de hidratación normal y por último aplicar el bloqueador solar.
Ante cualquier duda o problema cutáneo, lo mejor será siempre acudir al dermatólogo.