Alicia Alarcón
El asesino inconformista (MÉXICO: FCE 2023) la más reciente obra literaria del reconocido escritor español Carlos Bardem, ha cautivado la atención del público con su intrigante trama y personajes extremos al ser la génesis vital de un sicario. Dice: “mi asesino no es una presencia difusa del mal empezando porque en esta novela nadie lo persigue; no hay trama detectivesca. Lo que el lector va a encontrar es una trama vital. Es la formación de un homicida: cómo se crea y cómo es funcional al sistema que lo crea”.
Carlos Bardem es de la opinión de que sus novelas son absolutamente ideológicas. No se pueda escribir una buena novela sin ideología y cita a Virginia Woolf “las grandes novelas no necesitan una buena trama ni siquiera necesitan grandes personajes. Necesitan una idea”. En el mismo tenor, procura aclarar este punto y agrega que detrás de una gran novela tiene que haber una gran idea, tiene que haber una ideología, si no, es entretenimiento,
“Yo pretendo escribir literatura no sé si lo consiga, crear artefactos culturales y eso no se puede hacer sin ser crítico. La cultura no da respuestas. La cultura tiene que sembrar preguntas. Tiene que fomentar espíritu crítico. Por eso yo elijo monstruos que te interpelan; que ponen a prueba tus creencias y sea para cambiarlas o ya sea para reafirmarlas. Eso es el pensamiento crítico”, enfatiza.
Además de actor y escritor, Bardem es historiador por la Universidad Autónoma de Madrid. La combinación de sus profesiones conlleva a que se adentre en la historia, se sitúe en el papel del protagonista y escriba de una manera amena con un lenguaje cotidiano, no con la prerrogativa de ser sólo entretenimiento, como afirma, sino pretender hacer algo que sea buena literatura, sea cultura y, por tanto, encierra el pensamiento crítico.
En ese sentido Bardem recomienda la lectura de Guy Debord al mencionar que vivimos en una sociedad espectacularizada. “Todos sabemos que cuando vemos un noticiario vemos algo que no es periodismo, es una ficción guionizada destinada a crear opinión. Viendo estas cosas en mi país, muertes asociadas a la corrupción que todos sabemos que son asesinatos y que nadie los explicita, empecé a pensar algo que resumo en esta frase: Cuando la realidad te la cuentan como una ficción, la obligación de la ficción es contarte la realidad.”
Teniendo como escenario la librería Rosario Castellanos, en la Ciudad de México, Carlos Bardem conversó sobre los tiempos y voces narrativas; el contexto social de los personajes, y cómo la cultura del entretenimiento pretende acabar con el pensamiento crítico. Dejo aquí la entrevista.
–Tu novela es entretenida, se enmarca en el género de novela negra, de humor negro, es ácida y de gran crítica al gobierno español.
–Me alegra que la novela te atrapara que, como bien dices, tiene varios atractivos. Hay un novelista español que se llama Luis G. Martín que hizo una reseña estupenda de este libro, el cual él decía y me permito repetirlo, en El asesino inconformista hay al menos cuatro novelas, y las cuatro son magníficas. Quiero decir, a mí me gusta frecuentar los géneros, apropiarme del código de los géneros. Esta novela, en parte es una novela negra. Pero también es una historia de amor entre un asesino y una actriz atractiva porque si el asesino va a ser el protagonista tiene que ser atractivo. Es también una novela sobre la biografía de la violencia. Vas a conocer a Fortunato, el asesino, desde niño, pasando por su adolescencia hasta su madurez.
“Es una novela que encierra muchas novelas. Escrita en al menos dos tiempos narrativos, y algún tiempo más añadido se presta esta alternancia de voces. Es un riesgo que tomo al escribirlo así, voy contra las reglas de las academias, creo que funciona y se lee de una manera muy fácil. Decías que es una crítica al gobierno, no es tanto al gobierno sino al sistema de partidos como el Partido Popular de mi país, que está inmerso en trecientas causas de corrupción”.
–¿Qué te llevó a escribirla? ¿En cuánto tiempo la escribiste y cuál fue tu interés?
–De qué nace… de reacción al esfuerzo que me supuso la anterior, Mongo blanco (basado en la vida del esclavista español Pedro Blanco Fernández de Trava), la cual me llevó escribirla cinco años, y acabé cansado. Entonces dije la próxima novela tiene que ser escrita de memoria, de cosas que me hayan pasado, o gente muy cercana, ficcionada, exagerada, y que no requiera nada de investigar, me quiero divertir. Curiosamente sólo tuve que investigar una cosa. Como actor he interpretado villanos, he matado y me han matado en pantalla, por lo cual tengo un conocimiento extenso sobre las formas de la muerte violenta. Pero yo necesitaba saber cómo demonios se mata sin violencia, ante la duda recurrí al señor Google y busqué “asesinar con productos de farmacia”. Es aterrador.
En este sentido, el autor deja al aire una reflexión “¿Cómo sería el tipo que los mata? ¿Cómo sería el tipo que encarga que los mate?” A lo que añade: “Ahí está la prerrogativa del escrito, rellenar los espacios en blanco, contar lo que no cuentan. A veces la ficción está sustituyendo al periodismo, en el sentido que éste al menos en España, se ha convertido en opinión, no en información, con lo cual la ficción puede tomar la antorcha y dedicarse a informar; las buenas novelas -vuelve a citar a Virginia Wolfe- son como un cuchillo que te busca las costuras, te tienen que confrontar”.
–El protagonista es un antihéroe, del cual luego sientes cariño, lo comparo un poco con la película de El Padrino, terminas apreciando al malo.
-Ahí está la trampa. Cuando se decide que el personaje va a ser el antagónico, tienes que llenarlo de contradicciones, que sea interesante, culto, un psicópata inteligente tiene cancelada la empatía hacia los tipos que mata, pero es un militante del amor y eso le hace atractivo.
–Respecto a la portada: la pluma y la jeringa ¿cuál es el mensaje?
–Tiene que ver con la construcción del personaje; refleja dos de las tres armas de Fortunato, la pluma porque es un apasionado de la escritura, la jeringa su herramienta de trabajo, la tercera es el amor por Claudita. Estoy feliz con esta edición del Fondo de Cultura Económica. Me encantó la colección Popular, acceder a los libros que no sea un artículo de lujo.
–¿Qué tanto influyen tus lecturas pasadas al momento de escribir?
–Todas influyen porque el que escribe ante todo es lector. La escritura es la consecuencia de llenarte de palabras. Mi escritura es sensorial. Si lo llevamos a lo visual digamos que hay dos películas en esta novela; la primera es la del tiempo presente, que es lo que le pasa a Fortunato mientras prepara el próximo encargo, el asesinato de la diputada. Pero mientras pasa esto, hay una segunda película que se narra en un flash back permanente y que se proyecta en la cabeza de Fortunato. Su memoria se desencadena por cosas que ve cuando camina, ese flash back recorre en tiempo pasado su infancia hasta el día presente, que al final las dos tramas se funden en una.
–¿Por qué mata Fortunato?
–Eso es interesante. Vivimos en una sociedad que fomenta la precariedad laboral. Muy malos sueldos. La gente más joven no puede alquilar ni mucho menos comprar. Horarios abusivos. Fortunato es un profesionista que viene de una biografía de violencia y de amoralidad, que ha encontrado una profesión liberal con apenas un jefe, sin horarios y muy bien remunerado. Él se dedica a asesinar para mantener un tren de vida bastante aceptable, y se hace asesino como una salida contra la precariedad laboral. Ha encontrado una cosa en la que es muy bueno: asesinar.
Bardem explica que El asesino inconforme ha sido bien recibido por los lectores en España, hay gente que se le acerca para comentarle que Fortunato es un justiciero. Añade: “Es algo mucho más complejo al darle humanidad y contradicción, él se pregunta muchas veces sobre lo que hace; si lo que hace ayuda a perpetuar la corrupción o ayuda a defender a la gente de la corrupción a eliminar corruptos”.
–Cuando tú hablas de que el trabajo de asesino es una salida de precariedad laboral, pareciera una analogía el matar no necesariamente con un arma, pero lo puedes hacer con otras cosas.
–Por supuesto, se puede matar físicamente, socialmente y se puede hacer daño de muchas maneras. En el fondo, si escalamos el discurso, Fortunato es una herramienta; el que mata es el sistema. Esto que voy a decir es una obviedad, robarse el dinero, mata. Robarse el dinero que debía estar destinado a la educación pública, mata socialmente porque limita las posibilidades del desarrollo de las personas. Y si lo escalas más, mata todo aquello que va asociado a la explotación del prójimo.
Por otro lado, explica, que frente a la cultura está el entretenimiento que se supone sin ideología, siendo lo más ideologizado del mundo. Lo que pasa es que es la ideología del sistema. En este sistema hay monstruos que nadie persigue a los que nadie quiere atrapar, monstruos que son funcionales al sistema.
–Me llama la atención de esta segunda persona del singular sobre todo cuando Fortunato recuerda a su padre y le reclama con dolor lo que él siente.
–Sí es un reclamo porque Fortunato es un niño. Le reclama al padre… soy como soy porque tú me enseñaste a vivir equivocadamente. Para conocer a Fortunato hay que saber lo que fue el padre para él.
–En tu novela no tocas a la monarquía, hablando de corrupción, ¿por qué? ¿Te consideras un novelista crítico de izquierda?
–Interesante tus dos preguntas. Yo soy fervientemente republicano. No tengo ningún respeto por la monarquía; creo que es caduca, anacrónica y corrupta, y si no, nada más hay que ver dónde ha terminado este señor que llaman “emérito”. No aparece la monarquía como posible objetivo de mi asesino porque como te digo, ni siquiera es el gobierno tampoco, es un partido muy concreto de la derecha de mi país que es el gran partido de la corrupción que ha sido partido de gobierno varias veces. Interesante esto, sí se podría escalar a Fortunato y empezar a tener objetivos con la monarquía. Por otro lado, odio etiquetarme. Para la mitad de mi país soy el demonio rojo con cuernos. Soy comunista de mierda. Ellos me ven así, algo de razón tendrán. Mis novelas son absolutamente ideológicas.
Cuarenta minutos de entrevista con Carlos Bardem que se fueron como agua. Es elocuente en su narrativa, generoso y agradecido. A la pregunta ¿quedó algo en el tintero? respondió seguro de sí que se suele quedar muy a gusto con lo que escribe. No se muerde la lengua, es libre de decir lo que quiere porque lo que le da de comer es la actuación, “mi escritor está supeditado en tiempo y espacio al actor, con lo cual necesito sorprenderme con lo que escribo. Yo escribo los libros que a mí me gustaría leer, y porque tienes la obligación de no dejar nada en el tintero es una señal de respeto a las lectoras y a los lectores”, concluyó.
Carlos Bardem proviene de una familia de actores: abuelos, madre y dos hermanos. Fue premiado por Mongo Blanco en la categoría de Novela Histórica (2020) y El asesino incorformista recibió el premio Dashiell Hammett (2022), en la Semana Negra de Gijón. La crítica lo cataloga como un prestigioso autor de calidad literaria.