Monterrey, Nuevo León 13 de junio de 2018.- José Juan Olvera Gudiño es un científico en toda la extensión de la palabra. Solo que no usa bata ni vive entre microscopios, sino entre libros y discos de música. Porque ahí está su ciencia, ya que ha dedicado gran parte de su trayectoria a estudiar fenómenos musicales como el rap, las cumbias y la música norteña. Y así como canta y baila, devora libros y plantea nuevos horizontes para sus investigaciones.
Es doctor en humanidades con especialidad en comunicación y estudios culturales. Fundó el Centro de Estudios Interculturales y del Noreste en la Universidad Regiomontana, y actualmente es profesor investigador en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), unidad Noreste.
Al preguntarle por su primer contacto o recuerdo con la ciencia, José Juan Olvera dice no tener claridad de ello. Sin embargo, su argumentación lo contradice, pues abre paso a su mente clara y con ideas, dentro de lo que cabe, definidas.
“No ubico ese primer contacto. No sé si fue muy temprano o muy tarde. Pero sí puedo decir que fui parte de una generación que fue muy alentada por la cobertura mediática de la carrera espacial. Tengo muy presente la llegada a la luna y los intentos previos, esto de los cinco a los nueve años. También me ponía a pensar, cuando barría el patio, en todas las virutas moviéndose que se reflejaban por el sol, y decía: ‘¿Qué tal si nosotros somos esas virutas de alguien mucho más grande?’”.
Aunque sus primeras referencias sobre la ciencia recaen en las exactas, José Juan Olvera siempre mostró su tendencia clara hacia las sociales. Inclusive sus primeras relaciones con científicos se dieron muy temprano en su vida, cuando era todavía un niño.
“De los siete a los once años, más o menos, tuve contacto con científicos sociales que trabajaban en El Colegio de México y que vivían en el edificio donde mi mamá y nosotros éramos los conserjes. Pero no sabía a qué se dedicaban, eso lo supe hasta después. Y poco a poco me fui acercando a ese perfil de investigador”.
Las estaciones Radio Educación y Radio Universidad también influyeron en construir su perfil, pues tenían cuestiones culturales y referentes a la ciencia.
“Siempre fui encaminado a las ciencias sociales, primero con la historia y la literatura. Eran cosas que lograba entender y retener, además que tenía apoyo en mi familia. A mi mamá le gustaban las ciencias sociales, aunque llegó hasta tercero de primaria y fue hasta más grande que la concluyó (la primaria)”.
Cursante de sociología pero formado en el periodismo
“Si quería estudiar ciencias sociales, debía de estudiar, por lo menos, economía, sociología o psicología, pero no pude. Nunca cursé psicología, aunque sí gran parte de la de economía en la UNAM, la cual no terminé por estar involucrado en cuestiones políticas y estudiantiles”.
Después de abandonar la carrera en economía, José Juan Olvera llegó a Monterrey para estudiar sociología en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), posteriormente una maestría en comunicación por la Universidad Regiomontana y, finalmente, un doctorado en estudios humanísticos por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
“En términos formativos, creo que lo que me definió fundamentalmente fue el periodismo y, en buena medida, si soy científico social, tengo la impronta del periodismo. Suena herético, pero así es. Trabajé diez años en los tres principales periódicos de Monterrey, que eran unas escuelas impresionantes de periodismo”.
Haber laborado en medios de comunicación le facilitó el trabajo posterior en la investigación, donde, según comenta, es necesario recabar y entender mucha información, así como entender las ideas de los demás.
La música como pasión e investigación
“Casi siempre he tenido las mismas líneas de investigación. La primera es el hecho de que México se va a ‘norteñizar’ musicalmente, en los ochenta yo pensaba que todo indicaba que lo que veía en Monterrey se iba a replicar en todo el país; la otra consiste en la relación entre la música popular, la migración y los medios de comunicación, y esa combinación ha existido en la mayor parte de mis trabajos”.
Dicha sinergia se le facilitó, ya que Nuevo León es un lugar con un flujo muy alto de mercancías, comunicación de personas, que “no aparecieron con la globalización como se comenta”.
“Estudiar la música es importante por el poder que se puede apreciar en la sociedad, y con el tiempo comprendes que la música, con sus limitaciones, puede ser un reflejo de los problemas sociales. Entonces llegas a la pregunta: ¿por qué la gente dice que sí se puede entender a la sociedad desde la economía, desde la educación? Y eso pasa con la música, observas gran parte de la construcción de identidades, de subjetividades”.