Estudian inicios de sexualidad en mexicanos

Nistela Villaseñor
Ciudad de México.- En 1960, alrededor de 30 por ciento de las mujeres mexicanas tuvo relaciones sexuales antes del matrimonio; en la actualidad, la proporción es de 60 por ciento. Mientras que la edad de inicio sexual —19 años en mujeres y 18 en hombres— no se ha modificado considerablemente a través de distintas generaciones, lo que ha cambiado es la edad del inicio de la unión. Hay unos años de sexualidad sin matrimonio que generaciones pasadas no conocían.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la doctora Cecilia Inés Gayet compartió los resultados de sus investigaciones respecto a normas, regulaciones y cambios en la sexualidad de los mexicanos a través del tiempo. Gayet es doctora en estudios de población por El Colegio de México (Colmex), miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y profesora e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) México.

Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué inquietud originó estudios de la sexualidad en los mexicanos?

Cecilia Inés Gayet (CIG): Originalmente me preocupaba la epidemia del VIH Sida y los estigmas sociales sobre la enfermedad: lo que la sociedad piensa y hace con ella. Se trata de organismos biológicos, virus, bacterias; sin embargo, hay una carga social enorme. Después, otras infecciones de transmisión sexual (ITS) que han sido olvidadas: sífilis, el virus del papiloma humano, que tienen severas consecuencias sobre la salud de mujeres y hombres, y otras infecciones que se han desdibujado, pero que están presentes y con prevalencias altas en la sociedad mexicana. Se trata de organismos biológicos, virus, bacterias; sin embargo, hay una carga social enorme.

Estudian inicios de sexualidad en mexicanos 1También me interesó que la sexualidad sigue siendo tabú, cómo hablar de sexualidad, qué está pasando, por qué a pesar de que hay una explosión de la sexualidad en los medios masivos de comunicación, al mismo tiempo sigue siendo tabú cuando se trata de la persona. Me interesa ver cómo la sociedad va generando ideas sobre la sexualidad.

AIC: ¿Qué descubrió a partir de sus investigaciones?

CIG: Tradicionalmente se ha relacionado la sexualidad con la reproducción. Las encuestas destinadas al estudio de la fecundidad tienen preguntas de sexualidad, pero solo se han hecho a mujeres, no tenemos encuestas nacionales sobre sexualidad de hombres. Esto es un pendiente que tenemos en el país.

Así como la sexualidad estaba vista desde la perspectiva de la reproducción, también había una idea de asociar el inicio sexual con el inicio de la unión bajo un paradigma que privilegiaba la virginidad de las mujeres solteras.

Sabemos que en otros países, sobre todo en Europa, está muy estudiado —bajo el título de Segunda transición demográfica— estos cambios en la sexualidad de las mujeres y la distancia de la sexualidad respecto a la unión. A mí me interesaba saber si en México había ocurrido también.

Lo primero que vimos es que no ha habido grandes cambios —hablando de edad mediana— en cuanto a la edad de inicio sexual ni en mujeres ni en hombres (19 años ellas y 18 ellos), ha permanecido estable a través del tiempo en 50 o 60 años que podemos estudiar.

Pero también nos interesa ver las diferencias por estrato social. Lo que hemos visto es que las mujeres que tienen menos escolaridad, en general, inician la sexualidad junto a la unión a edades muy tempranas; en cambio, aquellas que tienen escolaridad alta tardan más en iniciar su vida sexual y hay una distancia mayor hasta que se casan o viven en unión libre; hablamos de varios años entre el inicio sexual y la unión. Ahora tenemos una sociedad con comportamientos más polarizados en comparación con lo que ocurría a mediados del siglo XX; son múltiples experiencias las que viven las mujeres.

Habíamos pensado que con la anticoncepción masiva, después de 1970, se había dado esta separación de la sexualidad y la unión, y no, hacia el 2005 empezamos a ver esta separación clara entre la sexualidad y el matrimonio.

Estudian inicios de sexualidad en mexicanos2AIC: Actualmente se especula que muchas mujeres inician su sexualidad alrededor de los 13 años, ¿qué datos arrojaron sus encuestas?

CIG: Edad mediana quiere decir la edad en la que 50 por ciento de la población inició, eso quiere decir que hay otra proporción que inicia a otras edades. Acabamos de publicar un artículo con el doctor Juan Pablo Gutiérrez del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), que compara las encuestas que tenían datos sobre edad de inicio sexual, y vemos la proporción que inició antes de los 20 años y la que inició antes de los 16. Lo que se advierte es que la proporción de mujeres que iniciaron antes de los 16 años no llega ni a 20 por ciento en el conjunto de encuestas, incluso en muchas generaciones: desde los que nacieron en 1960 hasta los que nacieron en 1995.

Entonces, sí hay un sector de la población que inicia a edades tempranas, pero es un sector minoritario que ha permanecido estable a lo largo del tiempo, en una proporción similar en todas las cohortes. Lo que vemos es que no ha habido un adelantamiento, que es lo que mucho se piensa: que se han liberalizado las costumbres y “ahora inician más jóvenes”, no, de eso no tenemos registro en múltiples encuestas, que es lo que hemos comparado. Ha permanecido estable la edad de inicio sexual.

Ahora nos preocupa más que hay un intervalo mayor entre el inicio sexual y el de la unión, y que se necesita mayor protección porque en general se trata de una sexualidad que no busca el embarazo. Las mujeres tienen mayor escolaridad y cuanto más, más se retrasa el inicio sexual, porque empiezan a tener planes más allá del matrimonio, a ver sus vidas con otros horizontes, quieren conseguir otras cosas, y saben que si inician su sexualidad, tienen el riesgo de quedar embarazadas, prefieren posponerlo.

AIC: ¿Qué normas presenta, en comparación con otras culturas, la sexualidad de los mexicanos?

CIG: Si hablamos de normas, hay que hablar de diferencias regionales, porque es muy distinto el sur de México que la frontera norte, por ejemplo, tenemos normatividades muy diferentes respecto a la sexualidad, y también tenemos cambios en el tiempo: las normas para los adultos no son las mismas que para los jóvenes.

Los jóvenes tienen una mirada globalizada, están pendientes de lo que sucede en Estados Unidos, por ejemplo, tienen otras ideas. Lo que seguimos viendo es que hay normas de género, entendiendo por género esas normas que dicen qué está bien para hombres y qué está bien para mujeres de manera diferencial. Seguimos viendo que no se le permite lo mismo a mujeres y hombres, y eso trae muchos problemas para la salud. Si una chica lleva un condón en su bolsa, se la tilda de loca; en cambio, si un varón lleva un condón, dicen: “qué prevenido, está muy bien, se cuida”. Tenemos que pensar que la sexualidad es para todos y todos tenemos necesidades y deseos.

AIC: ¿Una situación de machismo marca estas normas?

CIG: Sí, y eso pone en riesgo de adquirir ITS tanto a hombres como a mujeres en la vida cotidiana, incluso en los matrimonios. Las ideas de que las mujeres no deben desear la sexualidad y no se deben proteger, en definitiva nos ponen en riesgo. Estas normas de género tradicionales violentan nuestra salud sexual y nos impiden además un goce pleno de la sexualidad.

AIC: ¿Qué dudas surgen en los jóvenes a la hora de iniciar su sexualidad?

CIG: Muchas. Para empezar: si está bien, está mal, qué tengo que hacer; en el caso de los jovencitos, si satisfacen o no a la chica.

Tienen muchísimo miedo al embarazo y no siempre tienen los medios para prevenirlo; incluso a veces tienen ideas erróneas: no está aprendida la cuestión de fertilidad y ciclo menstrual de la mujer, no saben cuándo es más probable que la mujer se embarace, ahí cometen justo lo que no quieren y terminan con un embarazo no deseado.

Tienen temor de pedir anticonceptivos, comprar condones, les da mucha pena. Necesitamos un cambio cultural mayor en donde si van a una farmacia, no les miren con mala cara, si van a un centro de salud, no les digan que no porque “los van a usar para jugar”. Necesitamos un cambio cultural que les permita tener los métodos de prevención que necesitan sin este ojo juzgador.

Por otro lado, no les preocupan las ITS, aunque las prevalencias son altas. No es un tema de preocupación y debería serlo, buscar los mecanismos para prevenirlas.

AIC: ¿Considera que los adolescentes y jóvenes creen que nunca van a padecer una ITS?

CIG: Sí, los jóvenes en general tienen una especie de fantasía de inmunidad frente a los riesgos, y tienen ideas estereotipadas acerca de dónde están las ITS. Para ellos están solamente en la población que titulan promiscua y que no se relaciona con ellos; hemos encontrado ideas hasta de que las padecen los que no se bañan, o sea, cosas que no tienen nada que ver con las ITS, pero sí hay una idea de que eso no ocurre en ambientes cercanos a ellos.

Piensan que ocurre en el ámbito de las trabajadoras sexuales y nada más, nunca se preguntan de dónde lo adquirieron ellas, es decir, para que ellas tengan una ITS, un hombre se las tuvo que transmitir. Las ITS están en todos lados y cualquiera puede tenerlas, eso cuesta trabajo que lo vean, por lo mismo hemos encontrado prevalencias altas de virus de papiloma humano en jóvenes universitarios que tenían conocimiento de las ITS y sabían cómo prevenirlas; sin embargo, en las entrevistas vemos que el único temor que tienen, hombres y mujeres, es al embarazo.

AIC: ¿A partir de qué edad un chico puede acercarse a un centro de salud a solicitar un método anticonceptivo?

anticonceptivos hombre01CIG: A la edad en que empiece a tener relaciones sexuales. El problema es que ahora necesitamos entrenar a los centros de salud para que efectivamente se los entreguen. En otros países hay una asociación entre centros de salud y escuelas: los adolescentes que van a la secundaria pueden disponer de métodos anticonceptivos. En México esa asociación no ha ocurrido, tenemos un severo problema al no facilitar métodos anticonceptivos a los adolescentes.

AIC: ¿Qué sugiere a padres de familia de adolescentes para educar en la sexualidad?

CIG: Voy a hablar como madre además de mis investigaciones. El espacio de la sexualidad de los adolescentes es un espacio de intimidad, y eso uno lo tiene que tener muy claro. Uno no tiene por qué preguntarle al hijo o a la hija qué hizo y qué no. Uno tiene que llevarles información acerca de qué se trata y cómo prevenirse, pero en general. Por eso creo que la escuela es el espacio más importante de información sobre sexualidad, porque la familia tiene prejuicios y quiere controlar; en cambio en la escuela pueden conseguir información científica, con ojos sin control.

Los adolescentes están en el proceso de identidad y diferenciación de los padres y uno tiene que respetar esos espacios. Es bien difícil porque hay toda una campaña acerca de que los padres hablen con los hijos sobre su sexualidad. Creo que los padres tienen que brindar información y no penalizar a los hijos, pero nada más, no preguntarles sobre sus prácticas. Los jóvenes tienen que descubrir, como toda la humanidad lo ha hecho, en esos espacios y en su intimidad.

Lo que los padres tenemos que tener en la mira, porque México tiene un problema serio, son los casos de violencia sexual en la infancia, ahí sí hay que poner atención, ver que a nuestros hijos no les esté pasando, a veces pasa con los familiares más directos. En nuestras investigaciones descubrimos muchos casos de violencia sexual en la infancia y eso sí debería ser un tema de investigación y de políticas concretas para evitarlo.

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