*María Teresa Orta Ledesma y Beatriz Casasola, investigadoras de la UNAM, también afinan una técnica molecular para cuantificar las bacterias Helicobacter pylori y Vibrio cholerae, en un entorno hídrico y en su forma viable no cultivable
Se han encontrado patógenos resistentes a la cloración (método convencional de desinfección) en fuentes de abastecimiento de agua potable de México que, al ser ingeridos, podrían causar una epidemia.
Son bacterias que el cloro no logra inactivar porque adquieren una forma viable no cultivable (VNC) y no es posible detectar su presencia por métodos de cultivo, señaló María Teresa Orta Ledesma, del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM.
Se ha alertado de la presencia de la Helicobacter pylori, causante de cáncer gástrico, en suministros potables de la ciudad de México. El hallazgo —en 2005— en una fuente de abastecimiento de Xochimilco fue consignado por Marisa Mazari, del Instituto de Ecología (IE).
Además, en 2014 se halló otro patógeno, el Vibrio cholerae, en un pozo de la sierra de Huejutla, Hidalgo. Derivado de esto, la Secretaría de Salud registró 300 pacientes con cólera en estados aledaños como Veracruz, San Luis Potosí y el DF. Para entender este hecho se tomaron muestras tanto de los infectados como del agua contaminada, para su análisis en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).
Ante el riesgo de una propagación de ese tipo de patógenos por consumo hídrico, Orta desarrolla el proyecto Desinfección de Agua Potable Contaminada con Helicobacter pylori y Vibrio cholerae en su Forma de Resistencia Ambiental VNC, que apuesta a su eliminación mediante un método avanzado de ozonación.
Bajo la dirección de la académica y como parte de su tesis doctoral, Beatriz Casasola afina una técnica molecular para detectar estos microorganismos, investigación precursora e interdisciplinaria realizada en colaboración con el INCMNSZ, institución que emplea la técnica referida para detectar los patógenos en biopsias de estómago, pero no en reservorios hídricos.
Se trata de un esfuerzo inédito porque no hay análisis sobre estas bacterias en forma VNC y porque para su detección y cuantificación se requieren modificaciones a la estrategia referida, porque se espera trabajar con material genómico que brinde información sobre el estado metabólico de la bacteria (Casasola está en el proceso de afinar el método).
El objetivo es establecer qué estrategia de desinfección es más eficiente para la eliminación de dichas bacterias, así como determinar las dosis de ozono (O3) requeridas para los sistemas de potabilización.
Las bacterias Vibrio cholerae y Helicobacter pylori tienen la capacidad de desarrollar un estado VNC, como mecanismo de supervivencia, al presentarse en un medio acuoso o si se encuentran en un entorno adverso. Así se mantienen activas (metabolismo, respiración, capacidad infectiva, transcripción genética, síntesis de proteínas y producción de biomasa), pero no son capaces de replicarse en un medio de cultivo, lo que impacta en las pruebas de calidad hídrica y genera imprecisión en los métodos tradicionales de medición de patógenos, falsos negativos y una subestimación de su presencia.
El Helicobacter pylori tiene una forma bacilar y al volverse viable no cultivable se transforma en cocoide (figura 1), en un lapso de entre 10 y 15 días. El registro fotográfico se publicará en breve, apuntó Orta.
Al añadir cloro para desinfectar “uno cree que no hay bacterias. Sin embargo, éstas forman biopelículas (agrupaciones de una o varias especies) que se adhieren a las tuberías y se convierten en un reservorio en periodos interepidémicos, pues hay indicios de que V. cholerae puede sobrevivir en estado VNC por tiempos prolongados. Al encontrar un medio favorable (si el humano las ingiere) crecen, infestan y podrían detonar una propagación”, advirtió la investigadora de la UNAM.
La universitaria ha propuesto técnicas avanzadas de desinfección por ozonación en el II. Ya desarrolló el proceso para la Helicobacter pylori (el O3 destruye la forma cocoide resistente), pero le falta encontrar la dosis de esta sustancia y tiempo de contacto para inactivar el Vibrio cholerae.
Establecer la cantidad y los lapsos es importante, porque escalar un proceso por esta vía es caro, “10 veces más que el cloro. Por eso debo precisarlo para no comprar equipo de más”, explicó.
Por su parte, Casasola debe inducir la formación de esta bacteria bajo ciertas condiciones, detectarlas y cuantificarlas. Dentro de los objetivos planteados se incluye definir la técnica molecular respectiva; para ello trabaja con colorantes fluorescentes que dictaminan la viabilidad bacterial, porque no se trata sólo de saber que están ahí, sino que están vivas y en espera de reproducirse.
Aunque la ozonación en sistemas de potabilización no es novedad (en Europa se usa desde hace más de 100 años), sí lo es para este tipo de patógenos en su forma resistente. A nivel internacional aún hay mucho por aportar (en cuanto a dosis) en sistemas para acabar con los organismos en su forma VNC.
En este esfuerzo, Orta considera investigación de punta en técnica molecular para analizar microorganismos en agua. En el mundo, sólo México y Japón ahondan en ella.
Los procesos avanzados de tratamiento basados en ozonación tienen ventajas. Además de ser un oxidante con más poder que el cloro en la desinfección, el O3 es amigable con el ambiente y a diferencia del primero —que forma moléculas que pueden afectar la salud—, al desintegrarse se transforma en oxígeno.