Andrés Roberto González
Oaxaca.- No era un sábado cualquiera. No se trataba de un partido más. Se jugaba el pase a la gran final. Para un equipo, representaba el fin de la temporada, para el otro sería un paso enorme en su camino de alcanzar la gloria. Tanto esfuerzo de cada fin de semana, de entrenamientos, viajes, golpes, alegrías, enojos y entrega, sería insuficiente para uno de estos equipos que, apenas tres semanas atrás, se habían visto las caras en un juego que ya daba aires de playoffs.
En aquella ocasión, los Guerreritos Zapotecas viajaron al campo de los Halcones de la Universidad Interamericana en Lomas de Angelópolis, Puebla, para que ambas escuadras protagonizaran uno de los partidos más emocionantes de la temporada. Intenso, sorprendente y aguerrido, así se vivió el juego en el que los oaxaqueños acabaron con la condición de invictos que hasta entonces, presentaban los Halcones. Esa victoria fue fundamental para que Oaxaca tuviera el privilegio de ser local en la semifinal. Y quién lo iba a decir, los propios Halcones tendrían la oportunidad de revancha en tierra zapoteca y llegarían con esa ambición.
Llegó el día esperado. El clima incluso, presagiaba un ambiente tenso. Era una mañana lluviosa en Oaxaca y el campo de Tlacochahuaya, aunque lucía en perfectas condiciones, estaba empapado por el riego natural del Dios Tláloc. En los vestidores, música. Algunos jugadores dejaban claro que lo suyo no es precisamente el baile, menos el canto, pero que servía para eliminar los nervios normales ante un partido de este valor. Otros, preferían audífonos y el silencio para máxima concentración. Una vez equipados y uniformados, llegaba la hora del flex, poner los músculos, huesos y cada parte del cuerpo en óptimo estado.
Saltó el referee con los oficiales al terreno de juego y llamaron a los capitanes de ambos equipos. El momento había llegado. El primer desafío estaba ya en el aire, la moneda giraba y el primer ganador en el terreno, mediante el volado para elegir qué equipo iniciaba el ataque era… Halcones. Decidieron recibir el ovoide y Guerreritos elegía qué zona de campo defender. Alrededor de las 13:20 horas, tiempo del municipio de San Jerónimo Tlacochahuaya, Oaxaca, vino la patada de kickoff por parte de los locales y como por arte de magia, justo al momento del despeje inicial, cayó la última gota de lluvia.
En el primer ataque, los dirigidos por el Head Coach Gerardo Guzmán, no lograron pasar de medio campo, desde ese momento se auguraba que la defensa bélica tenía serias intenciones de hacer un partido perfecto. Brincó entonces, el mariscal de campo, Alejandro Gopar #10, al embate con su tropa aguerrida, deseosa de anotar desde el inicio del juego. Y así fue, ya en zona roja, vino un pase pantalla para que Ricardo Solórzano #28, llevara el ovoide a tierra prometida y los primeros seis puntos para Guerreritos, estuvieran en la bolsa.
El clima era una metáfora. Conforme se alejaban las nubes y el calor incrementaba, de igual forma se volvía más evidente el contexto agobiante y el caldeo de ánimos que hacían sudar y temblar a más de una persona. Y es que una realidad era que después de la anotación de los locales, ambas ofensivas no lograban ya ningún avance prometedor. Las defensas de las dos escuadras, habían entendido ya, que este sería un largo juego, de extremas exigencias.
El medio tiempo, no fue menos tenso, pero cambió el accionar de los jugadores zapotecas. Las llamadas de atención y palabras de los coaches, funcionaron para que en la segunda mitad, los Guerreritos Zapotecas salieran con todo el poder para dominar por completo el encuentro. Tenían la convicción de que éste, no sería el último partido de la temporada y lo demostraron en el campo. Loable actuación de una defensiva impasable, coordinada por el coach Rubén Mora, donde destacaron las 4 intercepciones del free safety del equipo, Julián Aguilar #19.
Esta actuación vino aunada a dos anotaciones más; primero, Gopar #10 conectando con Guillermo Chávez #3; y sobre el final del partido, Juan Ramos #9 interceptó el ovoide para llevarlo a zona de anotación y terminar de enterrar a unos Halcones desconcertados, que veían como su temporada concluía inevitablemente.
Con marcador final de 19-0, los dirigidos por el Head Coach Iván Quintero, lograron el primero de sus propósitos, llegar a la gran final. Sin embargo, en palabras del mismo coach “aún no se ha ganado nada”, pues los Guerreritos tienen la intención de traerse el trofeo a nuestro estado. Saben que enfrente tienen un duro rival, los Lobos Rojos, que en temporada regular, representaron la única derrota para la escuadra oaxaqueña, así que un escenario de la final de la liga Interprepas 2016, parece ser idóneo para la revancha zapoteca.
Mientras tanto, los Guerreritos ejecutan una semana de entrenamiento a tambor batiente, donde la unión entre los jugadores es más fuerte que nunca, el ambiente nos lleva a un contexto de hermandad y de unión familiar, al mismo tiempo que la concentración y el entusiasmo por disputar la final, es por demás indiscutible. Las jugadas se pulen, los movimientos se afinan, las dudas se aclaran, el trabajo se admira, la disciplina se fortalece, la pasión crece y el objetivo, está en la mira.
No queda más que esperar el pitazo para el kickoff que dé inicio con la ansiada final, que se jugará este domingo 19 de junio, a las 12:30 horas, en el campo de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), casa de los Rojos. Recuerda que la transmisión totalmente en vivo y en directo, podrán disfrutarla a través de la página de facebook: Guerreritos Zapotecas Football Americano y Flag. Sin duda, será un duelo con emociones garantizadas para definir al campeón de la temporada 2016.