¿Hacia dónde va la ciencia en México?

Por Verenise Sánchez

CDMX.- Desde hace tres años, el gobierno federal decidió apostar más a la ciencia, tecnología e innovación, lo cual se puede ver reflejado en el incremento constante al presupuesto de este rubro.

De 2012 a 2016 aumentó alrededor de 46 por ciento el presupuesto federal en ciencia y tecnología, al pasar de 59 mil 323 millones de pesos a 91 mil 650 millones. Asimismo, el gasto en investigación y desarrollo experimental (GIDE) pasó de 0.43 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2012, a 0.57 por ciento en 2015, lo cual es un hecho sin precedentes.

Esto con el objetivo de impulsar el conocimiento y la innovación como una palanca fundamental para el crecimiento económico sustentable de México, para favorecer el desarrollo humano, posibilitar una mayor justicia social, consolidar la democracia y la paz y fortalecer la soberanía nacional, según lo establece el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (Peciti) 2014-2018.

Aumento en inversión en ciencia, tecnología e innovación en México. Fuente: Conacyt.

La unión hace la fuerza

Para que México pueda despuntar más rápido en el ámbito científico y tecnológico, se necesita saber exactamente cuáles son los temas prioritarios para el país ya que, como estableció Enrique Cabrero Mendoza, titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), México no puede abarcar con la misma intensidad todas las áreas de conocimiento.

“México no puede ser una máquina generadora de conocimiento en todos los campos con la misma importancia”, por eso se deben acotar los temas y “trazar una hoja de ruta” hacia donde se debe dirigir la ciencia, lo cual debe ser algo mucho más aterrizado de lo que se establece en el Peciti, mencionó Cabrero Mendoza.

Ante eso, más de mil científicos y tecnólogos de diversas disciplinas y de todos los estados del país se reunieron para definir los temas en que se debe centrar la comunidad científica mexicana en las próximas décadas.

Durante tres años (2013, 2014 y 2015), expertos en astronomía y astrofísica; ingeniería; química; energía; telecomunicaciones; ciencias sociales y políticas públicas; seguridad alimentaria; historia, lingüística y antropología; ética, filosofía y ciencias sociales; salud mental y adicciones, y cambio climático, realizaron alrededor de un centenar de mesas redondas para delinear los temas más apremiantes.

Derivado de estas reuniones, que fueron apoyadas por el Conacyt, la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y el Consejo Consultivo de Ciencias (CCC) de la Presidencia de la República, se publicó una serie de 19 libros.

En esta serie de textos, denominada justamente Hacia dónde va la ciencia, los más destacados científicos mexicanos plantean la situación actual de su área, así como los retos y oportunidades.

Algunos de los temas prioritarios que se mencionan en esas publicaciones son óptica cuántica, Internet del futuro, ciudades inteligentes, estudios de red, energías renovables, nanotecnología y enfermedades emergentes, entre otros.

Desarrollo más acelerado

José Luis Mateos Trigos, investigador del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y quien participó de manera activa en la publicación de dicha colección de libros, destacó que México está en un momento crucial para el desarrollo científico y tecnológico.

“En los últimos años ha habido una evolución, a lo mejor siempre es deseable un avance más acelerado, pero hay avances. En física una de las áreas que más ha crecido es la de altas energías y física de partículas. Hoy en día los mexicanos expertos en estas áreas colaboran en los experimentos internacionales más relevantes”.

Señaló que el gran reto en su área, la física, y en general que el resto de las disciplinas enfrentan, es la vinculación con el sector industrial para que las investigaciones, desarrollos tecnológicos e innovaciones que se realizan no se queden solo en los laboratorios.

En este mismo sentido, Jaime Urrutia Fucugauchi, presidente de la AMC, destacó que uno de los desafíos es una mayor vinculación entre el mismo sector científico, como con la industria y la sociedad civil.

“Con este ejercicio (las mesas redondas y la colección de libros) hemos visto que la mejor manera de trabajo es uniendo esfuerzos y sinergias e incorporando a la comunidad”, manifestó.

Además de la vinculación, otro de los retos de la investigación y desarrollo tecnológico mexicano es incrementar la cooperación científica con otros países y participar en más proyectos de impacto mundial, manifestó Jorge Flores, excoordinador del CCC.

“Es momento de repensar la ciencia mexicana y encontrar campos, temas y problemáticas por resolver con el conocimiento donde México lleve a cabo contribuciones de primera línea en dos sentidos. A nivel internacional como parte de la ciencia de frontera en la creación de conocimiento y para aportar soluciones a algunos de los grandes problemas nacionales”.

Delinear juntos las políticas científicas

Al respecto, Enrique Cabrero Mendoza se congratuló por este esfuerzo sin precedentes de la comunidad científica y señaló que servirá de base para pulir aún más algunas de las convocatorias que el consejo emite cada año. “A partir de estos trabajos el Conacyt va a poder dar un siguiente paso que es acotar todavía más alguna de las convocatorias como la de Problemas Nacionales y Laboratorios”.

Subrayó que actualmente México se encuentra en un punto de inflexión en el que cada acción cuenta para acelerar aún más el desarrollo científico y tecnológico que contribuya a impulsar una economía basada en el conocimiento.

No obstante, reconoció que el esfuerzo y trabajo que hoy se hace no se verá reflejado en el corto plazo, sino en una década o más, pero las acciones que hoy se realizan serán las bases del mañana.

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