Jorge Castillo, el ‘amigo incómodo’

Las elecciones para renovar la Cámara de Diputados, celebradas el pasado 7 de junio, fueron la mejor oportunidad para que, quien se presenta como el “principal operador político y de negocios” del gobernador oaxaqueño, Gabino Cué, se pusiera al servicio de cualquier político interesado en incidir en la entidad, a cambio, por supuesto, del respectivo pago en prenda.

Jorge Castillo Díaz, quien se dice “mejor amigo” del ejecutivo estatal, asegura que domina el panorama político y de los grandes negocios en el estado del sureste; que impulsa y bloquea aspirantes para las posiciones públicas, y que cocina, como principal tarea, una alianza entre el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), para imponer un candidato conjunto con miras a las elecciones por la gubernatura de 2016.

El mencionado personaje, basa su supuesto poderío en la relación que ha mantenido con los mandatarios oaxaqueños desde las épocas de Diódoro Carrasco, incluso a éste lo acompañó en su paso por la Secretaría de Gobernación en la administración de Ernesto Zedillo, en donde se hizo merecedor a una investigación por parte de la Secretaría de la Función Pública por haberse involucrado en la compra indebida de una aeronave.

Tras fungir fugazmente como Secretario Particular del gobernador y Representante del Gobierno de Oaxaca en el Distrito Federal, al inicio del periodo de Gabino Cué, Castillo buscó tender una red de corrupción que le permitiera hacer grandes negocios y, con ese poderío económico, influir en el resultado tanto de las elecciones para la presidencia municipal en Oaxaca, donde resultó vencedor su candidato, Javier Villacaña, como de las correspondientes a diputados federales celebradas el pasado mes de junio, al grado de convertirse actualmente en un “amigo incómodo” para el mandatario, y en un obstáculo para el desarrollo de la entidad, al controlar todos los negocios derivados de las participaciones federales.

Entre dedazos y favores

En la Mira tuvo acceso a documentos que confirman que Jorge Castillo buscó inclinar la balanza en favor de diversos candidatos de por lo menos cinco partidos: PRD, Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido del Trabajo (PT), Morena y Movimiento Ciudadano.

La elección a diputados federales en Oaxaca terminó en un salomónico empate de cuatro distritos para el PRD, cuatro para el PRI y tres juntas distritales que repetirían comicios por haber inconformidades de más de cinco partidos o porque no se instalaron más del 20 por ciento de las casillas.

Así dice Castillo que estaba pactada la repartición, pues a nombre del Gobernador Cué y, en ocasiones, hasta del suyo propio, estableció compromisos y confrontaciones con personajes de la talla de Luis Videgaray, Ulises Ruiz y Andrés Manuel López Beltrán, este último hijo de López Obrador y futuro heredero del nuevo imperio denominado Morena.

El caso más interesante es el de la junta distrital de Huajuapan de León, donde, se registra en los documentos, Jorge Castillo se ufana de haber influido para asegurar la victoria de la priísta Yolanda López Velasco, todo
esto en teoría, con el aval del gobernador Cué.

La operación fue un “favor” para el Secretario de Hacienda del Gobierno Federal, quien, a decir de Jorge Castillo, solicitó personalmente dar un empujón a “Yola”, a quien el funcionario federal ha apoyado desde su
incursión como diputada local en el Congreso de Oaxaca.

Para Castillo y Gabino Cué fue prioritario cumplir con el mencionado “favor”, pues lo consideraron útil para acabar, o por lo menos disminuir, con la presión que el Gobierno de Enrique Peña Nieto ha ejercido sobre el estado oaxaqueño, básicamente para corregir el desastre en que se han convertido tanto las finanzas públicas estatales como su sistema educativo.

Se registra también en los documentos un intenso cabildeo de Castillo con el PRD, con Morena y con el Partido del Trabajo.

Al PRD y a su candidato Francisco Martínez Neri ofreció y supuestamente cumplió el distrito de Oaxaca, por encima incluso de las peticiones de su ex jefe, Ulises Ruiz, quien le solicitaba inclinar la balanza a favor de la ex secretaria de Turismo de la entidad, Beatriz Rodríguez Casasnovas, mejor conocida como “Titi”.

Asimismo, asevera que, gracias a su trabajo, el partido del Sol Azteca, obtuvo un porcentaje de votación en los comicios de 23 por ciento, cuando el promedio del PRD en el total de la República apenas alcanzó un 10.8 por ciento de los votos.

La misma receta utilizó para hacerse de las confianzas de Morena, a quien les insiste haberles entregado un 16 por ciento de la votación en Oaxaca contra un 8.2 por ciento registrado a nivel nacional.

Y, por si fuera poco, aún negocia con el PT, de Alberto Anaya, para ofrecerle una tabla de salvación, pues bien podría este partido político acercarse a los votos mínimos para obtener su registro con las tres juntas distritales oaxaqueñas que repetirán elección.

Evidentemente, esta operación de Castillo tiene un costo para los partidos y un correspondiente beneficio para el implicado. Incluso, se sabe que Andrés Manuel López Beltrán le envío explícitamente un agradecimiento por el gran negocio que representó Oaxaca para Morena.

La tarea pendiente

En este marco y con un supuesto dominio de la política de Oaxaca, Jorge Castillo ha establecido como siguiente meta concretar una candidatura de unidad entre PRD y Morena para las elecciones de gobernador en el año 2016.

Dice contar con ofertas de trabajo en prácticamente toda la izquierda nacional, a quien pretende unir en una sola fuerza para asegurar una victoria que garantice mantener, por lo menos durante seis años más, su reinado como “amigo del gobernador”.

De hecho, Castillo tiene ya nombre y candidato para el puesto: José Antonio Estefan Garfias, quien ganara, también con su supuesta ayuda, la elección para Diputado Federal en el distrito de Tehuantepec.

Para Jorge Castillo la política es lo importante; la necesidad de inversiones y desarrollo en la entidad “valen madre”, pensamiento muy coincidente con el de sus paisanos de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Los resultados de la presencia de estos personajes en la entidad están a la vista: un Oaxaca donde el grado promedio de escolaridad es apenas el primer año de secundaria, lo que lo coloca como el segundo estado con menor grado promedio de escolaridad, solo delante de Chiapas.

Un Oaxaca, donde 16 de cada 100 personas no saben leer ni escribir y donde casi 70 por ciento de la población vive en pobreza.

Es un estado diferente, con reglas propias y donde, al parecer, pretenden todavía reinar las “amistades”. Pero, si Gabino Cué ya se sacudió a la CNTE ¿podrá sacudirse a Jorge Castillo?
Tomado de En la mira

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