Jorge F. Hernández escribe para que lo quieran más y para hacer amigos

*Presentará Solsticio de infarto en Oaxaca, el sábado 23 a las 18:00 horas en el Foro de la Proveedora Escolar

Ernestina Gaitán Cruz/Foto Jorge Luis Plata.- Jorge F. Hernández es un autor que escribe para que lo quieran más sus amigos, para poder tener más amigos a diario y para diferenciarse de quienes no leen ni escriben, y con esas premisas estará en Oaxaca para presentar su “Solsticio de infarto”.
Su reciente libro está conformado por una selección de sus columnas “Agua de azar” publicadas a partir del primero de julio de 2010 hasta el 20 de septiembre de 2012, al filo de cumplir 50 años de edad y en ellas da cuenta de una nueva manera de apreciar el mundo, después de sobrevivir a dos infartos.
“Agua de azar” empezó hace quince años, al fundarse MilenioDiario; antes, había tenido una columna en Reforma que se llamó “Espejo de historias” y desde 2014 publico cada martes en El País de Madrid una columna que se llama “Cartas de Cuévano”; la idea de tener una columna viene de una recomendación de Adolfo Bioy Casares que decía que era el mejor vehículo para “soltar la mano”, cuenta en entrevista.
Sobre el nombre del reciente libro que va a presentar en Oaxaca el sábado 23 de mayo a las 18:00 horas en el Foro de la Proveedora Escolar, ha dicho que tiene que ver con un infarto que sufrió, cuando la vida se quedaba quieta, en vilo y a la espera de que el corazón palpitara de nuevo.
“Efectivamente, sucede dos veces al año o más bien: dos veces en la vida, pues hace diez años me habían hecho ya un cateterismo coronario, preventivo, del que evidentemente me burlé descaradamente engordando, cafeinándome y fumando la vida sin mayor consideración a las enormes minucias que a partir de hoy no quiero dejar pasar desapercibidas: el milagro de mis hijos, la fortuna de tener siempre a mi lado a quienes amo, vivos y muertos, el privilegio de las amistades invaluables, la suerte de tener hermanos por elección, el alivio de leer y el atrevimiento de escribir, el bálsamo de saberme leído y un luminoso largo día por delante para seguir ejerciendo el corazón”.
“Sufrí literalmente un infarto mayúsculo del que me salvé de milagro; durante casi una hora, la vida se detuvo quieta y los minutos se convirtieron en la pausa más larga posible… para que hoy intente escribirlo y asumir que, en realidad, he vuelto a la vida que deberá alargarse con cada cambio de estación en un nuevo trayecto donde no dejaré sin consideración todo aquello que apenas hace una semana dejaba pasar desapercibido”.
Historiador, profesor, novelista, ensayista, articulista, cuentista y columnista, entre otras actividades intelectuales, el también autor de “Réquiem para un Ángel” (Alfaguara, 2009), dice en entrevista con este medio, que más que escribir, lee.
Y cuenta que a lo que dedica todas las madrugadas es a sus libretas, donde hace dibujos y mandalas (representaciones simbólicas espirituales y rituales del macrocosmos y el microcosmos, utilizadas en el budismo y el hinduismo), pero sobre todo, “donde voy hilando párrafos de lo que siempre tengo cocinando sobre el escritorio como si fuera estufa”.
Escribe con base en los dibujos que hace en esas libretas. En ellas traza figuras y algunos textos, hábito que adquirió en su niñez cuando le enseñaba las palabras a su madre quien tuvo amnesia y él llenó ese vacío con sus cuadernillos. Ahora le sirven para esbozar sus historias.
En la portada de su reciente obra, se le ve caminando con un corazón enorme bajo el brazo izquierdo, a manera de libro. El dibujo fue hecho por el diseñador Alejandro Magallanes, quien también escribe la introducción al cuadernillo “Una libreta de Oaxaca”, que fue agregado al libro y que está conformado por dibujos del escritor.
“Jorge F. Hernández piensa, escribe y dibuja en libretas en las que apunta recorridos, vida e insomnios. Esta separata es una travesura, un añadido al libro con algunos dibujos de uno de los cuadernos que lo acompañaron durante la Feria Internacional del Libro de Oaxaca en noviembre de 2014. Cada dibujo es un ensayo –trazado con ironía, ternura, nostalgia y humor- sobre la escritura, el escritor, la vanidad, los lectores, el amor, la política, él mismo, los demás, la soledad, la amistad, las dudas y el desamor”. (Alejandro Magallanes).
El escritor Jorge F. Hernández ha dicho a propósito de los solsticios que “Para que el día se vuelva el más largo del año es preciso que el Sol se mantenga quieto; el fenómeno ocurre dos veces cada doce meses y marca el cambio de las estaciones: en el hemisferio Norte evoca el fin de la primavera como adolescencia a convertirse en verano y en el Sur, se enmarcan los vientos fríos que como canas despeinadas anuncian que el otoño ha de envejecer nuevamente”.
¿Con cuál solsticio te identificas?
Llevo ambos solsticios en el corazón, pues además en México vivo con los horarios de Madrid… y en España amanezco de media tarde con el horario de Coyoacán.
¿Qué otra actividad te gusta realizar?
Aparte de los dibujos a diario, toco la guitarra y canto… mis hijos (Santiago y Sebastián) son grandes músicos y cantantes…Ya somos trío. (Y ya no es secreto que soy en el fondo no más que un metrosexual).
El “a mucha honra” discípulo e hijo putativo de Luis González y González, el historiador más narrativo que ha dado México, (basta leer su “Pueblo en vilo” para comprobarlo y por algo, la primera reseña de ese libro la hizo Jorge Ibargüengoitia), platica que ahora su vida está llena de absoluta y constante gratitud.
¿Te sientes satisfecho con tu vida actual? ¿Eres feliz?
“La felicidad es una epifanía fugaz que merece vivirse en gerundio… me falta escribir siempre el siguiente párrafo…

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