*La estimulación de un bebé empieza desde que es concebido.
Uno de los periodos más importantes del desarrollo del cerebro se lleva a cabo desde la etapa prenatal hasta cumplir los cinco años de edad, en esta fase el aprendizaje y la estimulación juegan un papel fundamental en el número y fuerza de las conexiones neuronales, las cuales a través de la experiencia, serán eliminadas o fortalecidas.
Cuando existe poca estimulación del medio ambiente se puede afectar aspectos cognitivos y físicos en los menores de edad, así lo informó la jefa del departamento Atención a la Infancia y Adolescencia, de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), Lorena Castellanos Santiago.
Quien dijo que la interacción padres-hijo es relevante en el desarrollo de la corteza orbitofrontal (zona frontal del cerebro), ya que esta parte de la cabeza es perceptiva a experiencias estresantes como el llanto prolongado por la falta de interacción física, en caso de episodios constantes puede ocasionar el aumento de segregación de sustancias que podrían ocasionar daños permanentes, como generar predisposición a padecimientos mentales.
Enfatizó que los primeros días de un recién nacido son una mezcla de aprendizaje y adaptación de un entorno nuevo, por ello la estimulación desde los primeros momentos de vida es vital para acelerar el desarrollo físico y mental.
Detalló que los principales aplicadores de las experiencias tempranas son los padres o cuidadores, quienes deben aprovechar todos los momentos de interacción como: la alimentación, cambio de ropa, siesta, arrullo, juego, baño, entre otros.
Explicó que los ambientes enriquecidos con diversos tipos de estímulos visuales, auditivos, táctiles, olfativos, aunado a un cuidado cálido, tiene efectos positivos en el aspecto cognitivo, físico, emocional y social.
La funcionaria aseguró que para la dependencia este programa está considerado como un componente primordial del niño sano, en el que se impulsa el desarrollo de las áreas motora gruesa, motora fina, del lenguaje, cognoscitivo y social-adaptativo, así como la capacitación en actividades de motivación a padres o cuidadores de niños de cero a dos años de edad y orientación en educación temprana en menores de tres a cinco años de edad, para que la apliquen en el hogar, fortaleciendo sus habilidades de aprendizaje, mediante el juego.
La infancia es un periodo sensible en donde la experiencia apropiada o la falta de ella, tendrá efectos permanentes tanto en el cerebro como en el desarrollo físico, concluyó Castellanos Santiago.
La falta de estimulación temprana puede afectar el correcto desarrollo del cerebro
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