En los últimos años, esta temporada se ha intensificado, debido al cambio climático y la disminución de precipitaciones en muchas regiones del país.
Aunque el Valle de México es una región abundante en agua, actualmente muchas de sus fuentes están contaminadas y sobreexplotadas.
Ángela Anzo Escobar
Durante la temporada de estiaje, la gestión eficiente del agua debe ser una prioridad para los gobiernos en todos los niveles, “lo que significa hacer todo lo que necesitamos, pero con una menor cantidad del líquido”, afirmó Gloria Soto Montes de Oca, académica del Departamento de Ciencias Sociales de la Unidad Cuajimalpa.
Dijo que en los últimos años se ha hecho más intensa esa temporada en la Ciudad de México debido al cambio climático ya la disminución de precipitaciones en muchas regiones del país, pues no se debe olvidar que más de la mitad del territorio mexicano está compuesto por zonas áridas y semiáridas.
El especialista en impactos del cambio climático en zonas urbanas y periurbanas explicó que, si bien el Valle de México es una región abundante en agua, muchas de sus fuentes están contaminadas y sobreexplotadas, lo que se agrava por una gestión ineficiente del recurso y prácticas negligentes en los espacios domésticos, donde, por ejemplo, solo una ducha prolongada puede representar un gasto de más de 250 litros por persona.
Aunque refirió que, de acuerdo con información del Servicio Meteorológico Nacional, se estima que este año no habrá una sequía tan intensa como la de años anteriores –en los que se presentaron olas de calor históricas en diversas regiones del país–, es necesario tomar acciones para atender esta problemática, frente al inevitable crecimiento urbano y poblacional.
La doctora en Ciencias Ambientales por la Universidad de East Anglia, Reino Unido, apuntó que, si bien ha habido políticas públicas como el mantenimiento y mejora de la red de distribución del agua, la sectorización de la red para distribuir el recurso de manera más homogénea o la instalación de sistemas de cosecha de agua de lluvia, estas medidas son claramente insuficientes.
Prueba de ello, agregó, es la situación que se vive en diversas alcaldías y el incremento del sistema de distribución de agua intermitente, pues en 2008 había 240 colonias con tandeo y una afectación de un millón 400 mil habitantes, pero en 2023 ascendió a 334 colonias y 2.6 millones de habitantes afectados.
La académica señaló que este es un claro ejemplo de cómo no se ha podido atender el desabasto y la inequidad en materia de sequía en muchas áreas de la metrópoli, la cual sigue creciendo en número de habitantes, necesidades económicas y de planeación.
Esta desigualdad se concentra en el oriente de la capital y la zona periurbana, pues la mayor parte de los tandeos se dan en las alcaldías de Iztapalapa, Tláhuac, Xochimilco, Cuajimalpa y Álvaro Obregón; áreas que dependen en gran medida del agua de pipa, que en algunos casos se provee de manera gratuita, aunque la mayoría de los hogares no recibe el agua cuando la requiere, no tiene donde almacenarla y esto conlleva una afectación a su calidad de vida.
Finalmente, sostuvo que entre las mayores áreas de oportunidad en la capital está el tratamiento de aguas residuales, con el fin de ya no utilizar la primer uso en tareas en las que podría utilizarse la industrial, por ejemplo, en tareas domésticas como el lavado de ropa, la limpieza de pisos y el uso en sanitarios, en la agricultura, así como en los procesos industriales.
Destacó que desde la academia existen propuestas vinculadas a una mejor gestión y al uso eficiente del hídrico, al tratamiento de aguas residuales, ya la infiltración, tanto de fuentes naturales como artificiales, pero es ineludible que los gobiernos estén dispuestos a hacer cambios significativos en sus políticas y una mayor inversión en estos proyectos.
Soto Montes de Oca participó en la reciente emisión de AguaCERO, programa radiofónico de UAM Radio 94.1 FM, donde se analizó la temporada de estiaje, que es un periodo del año en el que hay una menor disponibilidad de agua potable, debido a la reducción del caudal de los ríos, lagos y presas, lo que se traduce en escasez y cortes prolongados del suministro.