La Muerte de Benito Juárez
Texto de Guillermo Rangel Rojas
“Dos horas hacía apenas que estaba yo a su lado cuando la opresión del corazón con que empezó se transformó en dolores agudísimos y repentinos”. –dice el doctor Ignacio Alvarado, que atendió a Juárez en sus últimos momentos.
“Cada paroxismo dura más o menos minutos, va desvaneciéndose después poco a poco, vuelve el color a su semblante y entra en una calma completa… tal parece que ya está salvado, cuando vuelve un nuevo ataque, y un nuevo alivio, transcurren cuatro o cinco largas horas, en que mil veces hemos creído cantar una victoria o llorar una muerte”.
“A las once de la mañana de aquel luctuoso día, 18 de julio, un nuevo calambre del corazón lo obligó a arrojarse al lecho… un remedio muy cruel, el agua hirviendo sobre la región del corazón. El señor Juárez se incorporó violentamente al sentir tan vivo dolor…
EI remedio produjo felizmente un efecto rápido, haciendo que el corazón tuviera energía para latir…
Después de este lance… se pasaron cerca de dos horas … me dijo casi de modo imperativo: –¿Es mortal mi enfermedad? ¿Qué contestar al amigo? … –No es mortal en el sentido de que ya no tenga usted remedio.
Comprendió… lo terrible de mi respuesta… continuó su narración en el punto en que la había dejado…
Aquella calma de tres horas desapareció, y un nuevo ataque más formidable… otra vez al agua hirviendo… a grandes pasos se tendió en el lecho… se crispaban y se extendían alternativamente las fibras de los músculos de mi operación; dirigí mi vista a su semblante…
¡Nada! Ni un solo músculo se movía, ni la más ligera expresión de dolor o sufrimiento… al quitar el agua se levantaba una ámpula de varias pulgadas… ¡Qué de dolores dejaban transparentar aquella ámpula y aquel crispamiento de los músculos del pecho, y cuánta fuerza de voluntad proclamaban la impasibilidad de su semblante y la quietud de su cuerpo!
Entretanto… la noticia de la enfermedad… se ocultó tan cuidadosamente… uno de los secretarios de Estado, el de Relaciones –Lerdo de Tejada– quería hablarle… precisamente en los momentos en que el dolor del corazón era muy intenso… Aquel hombre que llevaba ya doce larguísimas horas de ser la presa de una muy dolorosa enfermedad… se levantó con calma… se cubrió con una capa, se sentó en un sillón… y si no hubiera sido por unas gotas de sudor frío que yo enjugaba de su frente y por la palidez indisimulable de su semblante, aun yo mismo habría creído que estaba sano… El ministro se separó sin haber sospechado que había estado discutiendo negocios graves de Estado con un semi cadáver… una hora después de haber salido el ministro, solicitó hablarle uno de los generales más distinguidos… no vaciló en admitirlo… no obstante que le faltaba el pulso hacía varias horas y que su situación era completamente desesperada.
Lleno de admiración, vi al señor Juárez discutir con él, de la manera más tranquila…
El presidente llamó a un criado a quien quería bastante… oriundo de la sierra de Ixtlán, y le dijo que le comprimiera con la mano el lugar donde sentía intenso dolor. Obedeció el indígena, pero no podía contener las lágrimas.
Momentos antes de morir estaba sentado tranquilamente en su cama; a las once y veinticinco minutos se recostó sobre el lado izquierdo, descansó su cabeza sobre la mano, no volvió a hacer movimiento ninguno, y a las once y media en punto, sin agonía, sin padecimiento aparente, exhaló el último suspiro.
Yo dije esta sola palabra: ¡Acabó!
Le contemplamos con una emoción que no trataremos de describir en su recámara… el eterno y profundo de la muerte”.
Fuentes:
Estampa. De que murió Don Benito Juárez Por Dr. Rubén Marín. Cuadernos de Oaxaca. Publicación mensual. Órgano de la Asociación de Ex Alumnos del Instituto de Oaxaca. Cuaderno 6 pág. 55
- Pérez Martínez. Juárez (El impasible) Colección Austral. México, 1958.
Novo S. “Los Tratamientos Médicos de don Benito Juárez. Médico Moderno. 1972.
González Plata R. Juárez y su Médico. Prensa Médica Mexicana. México. 1972.
Tiempo de México. Murió el Presidente Juárez. México D. F. 19 de julio de 1872.
Guillermo Rangel Rojas