La tribuna de las ocurrencias

La tribuna de las ocurrencias

CARPE DIEM / NÉSTOR YURI SÁNCHEZ

A la tribuna del Congreso de la Unión y la del Congreso local se les consideró, hace mucho tiempo, los máximos pedestales de la lucidez en que tribunos con gran dominio de la retórica, de leyes y hasta con sabiduría, discutían los graves problemas del país. Hoy los Congresos no son más que altavoces de las ocurrencias y de la servicia en grado superlativo.

La devaluación infinita de la figura del legislador se proyecta en su proceder legislativo. De resolver los grandes problemas nacionales pensando en el futuro de la nación a servir simplemente como borregos del pastor que desde el palacio los dobla como Donald Trump a Marcelo Ebrard. Eso sí, les paga generosamente la humillación.

A los diputados y senadores no les importa lo que usted y yo opinemos, aunque se asumen como nuestros representantes. Su labor es obedecer y, en sus tiempos libres, inventar y proponer absurdos que, si no fueran por las consecuencias legales y lo que nos cuesta anualmente mantenerlos, no valdría la pena ni escucharlos.

Las ocurrencias se dan en Oaxaca y todo el país. Apenas la semana pasada, uno de los diputados surgidos de la APPO y violento “luchador social”, César Mateos, tuvo una epifanía: prohibiendo las tiendas Oxxo les devolvería la salud a las obesas infancias oaxaqueñas. Sí, según él, esas empresas surgidas de lo profundo del neoliberalismo son las responsables de la obesidad porque venden productos chatarra cerca de las escuelas, así que basta con una ley que las prohíba para que todos los niños sean sanos. Lo que el pueblo bueno piensa de su ocurrencia se lo respondió floridamente a través de las redes sociales.

No fue la única ocurrencia de la semana. Ahora, los mismos que se lanzaron contra Ulises Ruíz por introducir dos Guelaguetzas por día, quieren que el Congreso legisle para que existan tres Lunes del Cerro y para ello los funcionarios surgidos del Oaxaca profundo, de amplia cultura, no tienen empacho en comercializar más nuestras tradiciones, turistificar la economía y acabar de gourmetizar nuestros diarios alimentos.

La cosecha de ocurrencias es constante. Otro desconocido diputado se lanza contra la gentrificación proponiendo una ley con medidas chavistas como lo es el congelamiento de rentas y el impedimento para el dueño de recuperar su propiedad. El señor desconoce la historia y no sabe que ese método ya se aplicó en México en los años dorados del PRI, y falló. La gentrificación es nociva y desde aquí hemos criticado este fenómeno socioeconómico que es más complejo que una solución populista. La forma de regular la gentrificación ya existe y es mediante el férreo control del uso de suelo y la vigilancia sobre las autoridades municipales para que no se corrompan.

En Oaxaca no se ha podido contener este fenómeno porque las modificaciones del uso de suelo suelen dejar grandes utilidades. Por un lado, la autoridad hace enormes incrementos a los impuestos prediales, los gentrifica y, por el otro, el tráfico de influencias y la corrupción al interior de las instituciones les deja mucho dinero en lo personal a los involucrados. Si algo debiese proponer ese diputado en lugar de atentar contra la propiedad y el libre mercado es en hacer que el uso de suelo se respete. No olvidamos que, normalmente, la especulación inmobiliaria se da desde el poder porque los funcionarios cuentan siempre con información privilegiada sobre planes y programas futuros. Es a ellos a los que hay que vigilar y sancionar porque de ellos son muchos inmuebles gentrificados.

Y así tenemos una lista de ocurrencias transformadas en leyes que no se pueden cumplir porque el Estado no tiene ni las capacidades ni los recursos para ello. Ahí quedaron las leyes contra los desechables de unicel o la venta de dulces a menores de edad en Oaxaca. Terminaron en letra muerta: fracaso absoluto.

A nivel nacional tenemos otras ocurrencias legislativas, como querer prohibir la venta de cervezas frías, voltear el escudo nacional cuando la bandera esté en posición vertical, hacer cursos prenupciales obligatorios, declarar el 1º de julio como el “Día de la cuarta transformación”, prohibir el reggaetón, castigar el misticismo, baños gratis en las gasolineras y los estacionamientos en centros comerciales, imponer impuestos a la tenencia de perros y gatos, imponer impuestos a las pantallas planas como artículos de lujo, declarar el día de Vicente Fernández, besarse en vía pública o hasta vender elotes en las fiestas de los 15 de septiembre.

La baja calidad de los legisladores tiene consecuencias en nuestras vidas, aunque usted no lo sienta de inmediato. Tantas leyes absurdas fomentan la corrupción como el lubricante de nuestro sistema político, crean problemas sociales y hacen aún más pesada a la nefasta burocracia que nos gobierna. Y aquí creo que no haya nadie que no haya tenido que lidiar con ellos, su mal trato, su indiferencia y, por supuesto, su gusto por las mordidas.

nestoryuri@yahoo.com

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