* Leticia Gallardo Martínez es la fundadora y directora de la agrupación de Santa María Tlahuitoltepec y señala que la formación y empoderamiento de las niñas y adolescentes se ha logrado con un fuerte trabajo que ha logrado abrir espacios en el país y en el extranjero desde el 2006
Salvador Flores Durán
Oaxaca de Juárez, Oax. 29 de febrero de 2024.- La maestra Leticia Gallardo Martínez es la fundadora y directora de la Banda de Música Mujeres del viento florido de Santa María Tlahuitoltepec, agrupación que ha logrado la formación musical, personal y el empoderamiento de las niñas y adolescentes indígenas, que con base en un fuerte trabajo ha logrado abrir espacios en el país y en el extranjero desde el 2006 para las músicas de la región mixe de Oaxaca.
En entrevista, destacó que la Banda MVF se ha presentado en diversos espacios del país y el extranjero, “lo principal para nosotros son las comunidades, pero también hemos nos hemos abierto lugar en recintos y espacios culturales del país. El mensaje que llevamos es que sí es posible llegar a estos espacios a través de la música que hacemos. Es un poco complejo porque este género tradicional generalmente se disfruta, se escucha más en las comunidades. Llevarlo a estos recintos es todo un reto. Estamos tratando también que el público aprenda mucho en qué consiste este tipo de música, los géneros, los compositores, todo esto es un aprendizaje tanto de nosotras como del público que nos recibe”.
La agrupación musical participó hace unos días en la conmemoración del Día Internacional de la Lengua Materna con más de 60 niñas, niños y jóvenes que acompañaron la interpretación del Himno Nacional Mexicano interpretado en lenguas indígenas de Oaxaca.
“Siempre el trabajo musical que hacemos no es nada más es con grandes artistas o cantantes, sino también con nuestra gente que en este caso son niños y jóvenes de la comunidad y vienen a cantar en nuestra lengua”, indicó.
Leticia Gallardo Martínez destacó que en Tlahuitoltepec hay más de 15 bandas de música, bien conformadas y se siguen creando agrupaciones alternativas en diversos espacios de formación de músicos, “hay muchos espacios, desde particulares como institucionales, como el Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (CECAM), la banda municipal. Como es un pueblo que ya hay mucho movimiento musical es propicio para generar nuevas formaciones, es propicio para que se puedan dar nuevas creaciones y propuestas musicales”.
La formación musical impacta mucho en las integrantes, niñas y adolescentes, porque “se hacen muchas cosas que eran imposibles para nosotras hace tiempo. El que salgas, te busquen, que vayas a tocar a la fiesta de un pueblo, en un teatro. Es algo bueno para nosotras, porque quiere decir que el trabajo que venimos desarrollando es bueno y a la gente le gusta. Cada vez recibimos más invitaciones. A las niñas les motiva. Tienen que disponer un tiempo más y sacar los compromisos. Cuando lo viven sienten la responsabilidad y también ponen más de su parte. Es un aprendizaje en todos los sentidos. Desde la responsabilidad, la disciplina de poder llegar a los ensayos, de disponer de su tiempo para las presentaciones, la organización, a pesar de que van a la escuela, al trabajo, tienen que tener este tiempo para venir a hacer música”.
La banda MVF se ha presentado en Puebla, Morelos, Estado de México, la Ciudad de México, Guadalajara, Mérida, Michoacán, entre muchos otros estados. “Hemos trascendido un poco más allá, hemos viajado a Chile, Nueva York, algunas estuvieron en Francia, en Ámsterdam. Si vamos como cada vez logrando más espacios que eran inimaginables hace unos años”.
Las niñas y adolescentes indígenas mixes, dice, “van creciendo con otro tipo de mentalidad, más abierta, con mucha curiosidad. Eso es algo bueno, quieren aprender y conocer más. El simple hecho de sacarlos a un viaje es mucho aprendizaje, porque se dan noción no solo de lo teórico, de donde quedan las regiones del país, los estados, sino que es algo más real. Y un aprendizaje significativo cuando es algo que ves y sientes”.
Gallardo Martínez señala que apuestan a que “no tiene que ser la única banda, que en unos años tengamos muchas bandas femeninas. Es sumamente difícil pero no imposible. Ellas mismas tendrán que ser como el semillero de todas estas”, porque hay muy pocas bandas de mujeres en el estado y en el país.
“Hay músicas en orquestas, están con estereotipos de cuerdas, flautas, clarinetes, fagot, de ahí muy pocas instrumentistas, de metales, son muy contadas, aun en las orquestas, son muy contadas”, señaló.
De niña la maestra Leticia llevaba una vida normal, “todo esto se fue presentando por algo. Lo mío es más en la parte musical, se vuelve algo muy parte de mí y todo el tiempo estoy trabajando para ello”
“Espiritualmente tengo una estabilidad muy buena como para seguir con todo este proyecto, tiene que seguir caminando, creciendo en la medida de nuestras posibilidades, pero definitivamente, el ser referencia y ejemplo para muchas agrupaciones, eso también va fortaleciendo que otras mujeres tengan confianza, quieran hacer cosas también. No precisamente con banda, aporque somos distintos en las regiones, pero por lo menos motivamos a que ellas quieran organizarse, hacer algo más”, detalló.
Actualmente la BMVF ya trabaja con niños y es la tercera generación que van formando.
-Disfruto trabajando con los niños. Siento que soy útil con ellos, porque también llegan mucho a mí, porque no es que sea una institución como otras, pero a mucha gente le gusta mi trabajo y manda a sus hijos a que puedan recibir sus clases de música.
Gallardo Martínez dice que “Oaxaca es inmensamente rico en cultura, tiene mucho talento. Mucho talento está en Ciudad de México, en otros espacios, no están en Oaxaca precisamente porque falta todavía esta parte de valorar entre nosotros todo lo que tenemos”.
Dijo que hacen falta escuelas de música, a nivel profesional, para que los niños y jóvenes que no tienen recursos suficientes pueden prepararse un poco más. “Los pueblos hacen lo suyo, tienen sus escoletas municipales y hay un nivel de músico muy bueno en estas escoletas. Los maestros comunitarios, a pesar de no tener las mejores condiciones de enseñanza, finalmente hacen de todo un poco. Son creativos, tratan de buscar la parte didáctica de cómo hacer entender a sus niños para que aprendan bien música. Cada pueblo le busca. En este caso si hay la posibilidad y el apoyo desde las instituciones que pudieran sostener todo esto, sería algo muy bueno. Pero es sumamente complejo cuando hablamos de esos niveles. Creo que el potencial humano y el de la organización de los pueblos es muy buena.
La música como terapia para enfrentar las adicciones en las comunidades indígenas
Leticia ha trabajo de manera muy independiente con escuelas, comunidades, instituciones y desde hace 3 o 4 años trabajan con el programa semilleros del Sistema Nacional.
La música en Tlahui ha contribuido a frenar el avance de las adicciones: “Es un problema general. Y no se quiere hablar ni decir, pero yo podría decir la contraparte. El que hagan música, el que hagan danza, otras artes, de alguna manera los libera de todas estas frustraciones de hoy que un joven o un adulto puede tener. Nos ayuda a expresar algo que no podemos platicar directamente con alguien. Esa parte siento que la música cura, te mantiene en estabilidad emocional, espiritual, mental, y todas estas manifestaciones artísticas son muy buenas y a lo mejor es también algo que mantiene ocupados a los niños y jóvenes. En mi comunidad de las 9 a las 2 están en la escuela, 2 a 4 comen, 4 en adelante están en alguna actividad, deporte, música, danza. Entonces en Tlahui sus actividades las terminan como a las 7 u 8, porque todos están ocupados. No tienen suficiente tiempo para hacer esto, por supuesto que también hay este problema. A lo mejor no como en cantidades mayores como en otros espacios donde no hay arte. Es una contraparte que se valora porque sí ayuda”.
Música para preservar las lenguas
Señaló que hay diversas maneras de preservar las lenguas: “cantar en tu lengua, tocar sones de compositores de tu lengua, puedes crear letras, puedes crear muchas cosas con esto. Una obra de teatro, un cuento, una leyenda, pero sobre todo las formas cotidianas en las familias. Es la mejor forma de darle vida a nuestra lengua, usarla y en ese sentido también ayuda mucho. Pensar en tu lengua. Mi primera lengua fue el mixe, yo soy como mucho hablar mi lengua en mi pueblo y pensado más en mixe que en español. Afortunadamente está vigente la lengua, siempre hay una contraparte que todo está en español. En las familias se habla más en mixe, pero si vas a las escuelas e instituciones, español”.