*Iris Santillán habló en torno al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora el 25 de noviembre
*Deben atenderse cuestiones estructurales y culturales para poder erradicar los diferentes tipos de violencias
*Las universidades tienen un papel muy importante para erradicar la violencia, el machismo, el clasismo y el racismo
Ángela Anzo Escobar
No es utópico pensar en una sociedad en la que haya igualdad de derechos y de oportunidades para todas las mujeres, “quizá a nosotras ya no nos toque verlo, pero estoy segura de que las siguientes generaciones tendrán una sociedad con menor brecha de desigualdad”, sostuvo la doctora Iris Rocío Santillán Ramírez, profesora de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En entrevista, la profesora adscrita al Departamento de Derecho de la citada sede universitaria, habló en torno al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que, a iniciativa de la ONU, se conmemora en todo el mundo cada 25 de noviembre para concientizar sobre esta problemática.
La criminóloga y especialista en derechos humanos apuntó que, aunque hay avances importantes en la materia, deben atenderse cuestiones estructurales y culturales para poder erradicar los diferentes tipos de violencias que diariamente se ejercen contra mujeres y niñas en todo el mundo.
Refirió que de acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México, 70.1 por ciento de la población femenina mayor de 15 años ha experimentado una situación de violencia a lo largo de la vida.
Santillán Ramírez agregó que, aun cuando muchas veces el abuso físico es el más visible y evidente, existen muchos otros tipos de violencias a las que se enfrentan las mujeres y que son igual de preocupantes, entre ellas, la física, la económica, la sexual, la psicológica, la patrimonial, la política, la vicaria y la digital.
“Aunque en México tenemos una legislación muy robusta en materia de derechos humanos, prevención de la violencia y mecanismos para atender este tipo de actos, cada vez hay más manifestaciones y se amplían las formas en que se puede violentar a las mujeres, llegando incluso al ámbito de las tecnologías de la información, donde se tiene la sensación de que no pasa nada porque se queda en la digitalidad, pero sí tiene secuelas en la psique de las féminas”, explicó.
La académica de la UAM indicó que teóricas como las doctoras Marcela Lagarde y de los Ríos y Julia Estela Monárrez Fragoso, entre otras, han expuesto cómo las estructuras patriarcales y la matriz cultural han privilegiado ideas sobre una superioridad del sujeto masculino, algo que se reproduce en la familia, la escuela, los medios de comunicación, el ámbito laboral y la legislación.
Esta idea se ha priorizado y se ha reproducido. Todas estas estructuras han enseñado a los varones a gestionar sus miedos y emociones a través de la violencia y se les ha autorizado a intimidar a las mujeres. “Hasta hace muy pocos años había una apología al machismo con una idea del hombre mexicano que tenía que demostrar lo que era con el sometimiento femenino”.
Si bien, ha habido avances en la materia, con acciones afirmativas como la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la reciente transformación del Instituto de las Mujeres en Secretaría de las Mujeres, aún hay enormes resistencias en la aplicación de la norma y la reducción de la brecha de género.
“El gran reto es derrocar toda la resistencia que se da para el cambio y no poner obstáculos en el desarrollo de las mujeres. Las universidades tienen un papel muy importante para erradicar no solamente la violencia y el machismo, sino también otras formas de discriminación, como el clasismo y el racismo”, abundó.
Finalmente, afirmó que, pesea a que todavía hay muchos aspectos por transformar, conocer que hoy existen reglamentos con un enfoque de género y derechos humanos, protocolos e instancias para denunciar la violencia, da la pauta para saber que no es utópico hablar de igualdad de derechos y una vida libre de violencia para las niñas y las mujeres.
“Un mundo ideal para nosotras sería uno en el que las mujeres pudiéramos viajar solas, caminar por la calle sin pensar en cómo debemos vestirnos, sin preocuparnos por el transporte que tomamos o temer que nos pongan alguna droga en la bebida: vivir una vida sin miedo, porque el miedo coarta nuestras libertades”, concluyó la doctora Santillán Ramírez.